diciembre 01, 2024

Inicio



Este blog pone a disposición de ustedes, la revista en PDF "Cabra, culta y poética" que desde el mes de junio del pasado año 2023, estamos editando. Nos complace y nos congratula muchísimo a todos los colaboradores, creer que nuestra revista contribuye de algún modo a la promoción del la cultura de nuestro pueblo.

La única pretensión del mismo es facilitar que los contenidos de la revista  puedan llegar a un mayor número de usuarios, sobre todo aquellos que usan las nuevas tecnologías. Nosotros procuraremos abarcar  el mayor número de campos culturales que nos sea posible: literatura, música, pintura, etc.

Esperamos entretenerle, deseamos que sea de su satisfacción y de paso decirles a ustedes que pueden participar con nosotros enviándonos sus colaboraciones que redundarán en un mayor engrandecimiento cultural.

Editorial == Revista número 19 mes de diciembre 2024

Comenzamos en junio del 2023 y hemos llegado hasta aquí, diciembre del 2024. Sí, despedimos el año 2023, con la ilusión de poder seguir ofreciéndoles nuestros trabajos, con el solo objetivo de entretenerles, procurando que la revista tuviera un contenido diverso y ameno. Pues bien  creo sinceramente que lo hemos conseguido. Ya que de aquellas once personas que participamos en la realización de la revista de diciembre del 2023, hemos pasado a ser dieciséis los miembros que publicamos en la actualidad, cerrando la revista  de este año.

No podemos dejar de sentirnos orgullos de que continuamos aquellos cinco “locos” que iniciamos esta aventura, y estamos muy contentos de que cada vez se vayan sumando más personas, para llevar a efectos que mes a mes podamos poner a disposición de ustedes la revista Cabra, culta y poética.

Por otra parte nos satisface enormemente que solo el blogspot donde publicamos la revista hasta el día de hoy cuente con 17,926 visitas, sin contar que además también la revista pueden verla en PDF y en el magnífico formato como revista digitalizada. Una apuesta que procuraremos seguir manteniendo.

Así pues agradecemos a quienes nos siguen y leen nuestra revista y les animamos a participar en la misma. A aquellos que estén interesados en publicar sus trabajos, solo deberán enviárnoslo a 

nuestro email: cabracultaypoetica@gmail.com

No descartaremos a nadie. Solo hay que tener en cuenta que la revista no podrá tener contenido político, siendo esta la causa por lo que rechazaríamos aquello que se nos enviase. Por supuesto aquel contenido xenófobo, racista o de cualquier índole que vulnere los derechos de las personas será rechazado y en su caso denunciado, si procediere.

La revista no se hace responsable del contenido del trabajo que nos envían los colaboradores.

Su publicación sería mensual.

Puedes ver nuestra revista entrando en mi Facebook: escribidor de sueños, también siguiendo a cada uno de los colaboradores en su Facebook, o si lo prefieres te recomendamos este enlace: https://cabramilenaria.blogspot.com

También podemos enviártela en PDF, solicitándonosla a nuestro EMAIL de contacto o también  pueden descargarla desde nuestro blogs.

Vea en PDF nuestra revista, o si lo prefiere descárgela. AQUÍ

Véala también en formato revista digital, queda muy chula. ENTRE AQUÍ

Relatos de Cabra

EL EXCONVENTO DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Por Antonio Fernández Álvarez
(Escribidor de sueños)

No sé muy bien por qué de los diferentes conventos que ha habido en Cabra, desde siempre me ha llamado la atención el desaparecido convento de San Francisco de Paula, llamado también convento de mínimos y del cual quisiera contarles lo que me ha sido posible conocer de él. Quizás pudiera ser por una curiosidad que sin duda maximicé en mi imaginario infantil cuando me la contaron, entendiendo quizás de otra forma, lo que simple y realmente fue,  y es que en una ocasión que se hizo una nivelación para la descripción de la ciudad de Cabra y sus calles y resultó que señalaba con cotas iguales el vértice o cúspide del campanario de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y Ángeles, con la grada de la puerta de este convento. Una curiosidad añadida a la atracción que desde niño he sentido por los conventos  con su claustro, sus celdas, el atrio, las capillas, y los huertos, y me ha hecho muchas veces fabular con la vida de castidad y pobreza que rige en estos recintos.

El convento de San Francisco de Paula que se estableció en Cabra. Se denomina convento de Mínimos por pertenecer a esta Orden religiosa, católica fundada por el ermitaño San Francisco de Paula en el siglo XV. El nombre de “mínimos” hace referencia a la humildad de estos religiosos. En el colmo de la humildad, sus miembros se autoproclamaban los más insignificantes del clero. Se otorgó la licencia el día 19 de enero de 1589 por la duquesa de Baena y condesa de Cabra Dª Francisca Fernández de Córdoba. No hay constancia de que la condesa hiciera donación alguna. Se limitó a autorizar la edificación.

Conocemos los nombres de los padres franciscanos que componían la comunidad de San Francisco de Paula por el padrón general redactado en 1590 y revisado en 1595 lo que nos hace suponer que serían los mismos que habían fundado el convento en 1589. El Vicario o corrector del convento fue fray Cristóbal Torrodado, al que acompañaban fray Bartolomé Martínez, fray Luis de Espinosa, fray Jerónimo de Contreras y fray Pedro de Carmona, así como un hermano llamado fray Francisco, en total seis personas.

Cuando el convento está en su primera fase de obras, los frailes se alojan en una casa de la calle Doña Leonor que hace esquina a la calle Álamos.

No es hasta el 29 de enero de 1612 cuando se reconoce como fundadores del convento a D. Luis de Soto Valdivieso y a su mujer Dª Isabel Francisca. Los fundadores ofrecen un donativo  de  1000 ducados  y  se  obligan a hacer capilla en  la  iglesia nueva. El libro de Nicolás Albornoz y Portocarrero atribuye la fundación del convento el 29 de enero de 1589 a los Excelentísimos Sres. D. Antonio Fernández de Córdoba y doña Francisca Fernández de Córdoba, condes de Cabra. (He creído necesario poner los dos apuntes que he obtenido por mis lecturas dada la discrepancia de estos datos referentes a la fundación del convento).

Cuentan que fue el convento depósito de curiosidades artísticas de mucho mérito, pero hoy se ignoran dónde están. Entre estas curiosidades citaré una urna de cristal contenía muchos huesos de santos.

No hay una fecha exacta que nos señale la desaparición del convento de mínimos de Cabra  pero en el desenlace fatal, tres causas podemos indicar, la Ilustración, la quiebra económica y la desamortización de bienes eclesiásticos. Así pues, acaba convirtiéndose en una finca de recreo, tras el derribo de todas sus instalaciones.

¿Dónde estuvo situado ese convento? En un acta del Cabildo, fecha 22 de enero de 1589 se acordó conceder tierras en el llano de San Marcos para construir el convento. A nuestros días no han llegado restos  del mismo. Dicen los cronistas que estuvo situado a la falda de la Sierra, en el llano que aún  se llama de San Francisco, como a ochocientos metros de la población, en la parte derecha del camino que hoy conduce a la estación del ferrocarril.

Por una escritura de arrendamiento otorgada el día 3 mayo de 1721, ante el escribano Pedro Fernández de Cara, sabemos que la finca arrendada lindaba con una huerta del convento de San Francisco de Paula. ¿La huerta de los hermanos Cárdenas, podría ser la que fue del convento? En la zona de almendros que había en esa huerta se podían ver cuando yo era un crío restos de majanos.

 

Bibliografía obtenida del libro Historia de la Ciudad de Cabra de Nicolás Albornoz Portocarrero. Y de una Conferencia de Antonio Moreno Hurtado.

 

Nota: Dos días después de publicar por primera vez este escrito en mi página de Facebook, un concejal del Ayuntamiento de Cabra me confirma que cuando se realizó el Parque Europa aparecieron restos de este convento.

Miguel Blancas Calzado

 


MANUEL LAMA DURÁN
EL PALETO





CAPÍTULO SEGUNDO
MANUEL LAMA DURÁN
EL PALETO

  • 20 agosto de 1988: Festival Flamenco Homenaje a Cayetano Muriel, Campaña, pro-trono del Stmo. Cristo de la Sentencia. Cantan nuestros paisanos, José Cobo Puerto, Tomás Pavón, Pepe Pavón, Fernando Urano “el Gandi”, Manuel Lama “el Paleto”, Fernando Asensio, José Córdoba, El Boni de Córdoba y Nati Carrillo. Al baile, Nieves Camacho y su grupo de la escuela de Conchi Calero, guitarras Manuel y Eduardo Flores, Juan Carmona y Román Carmona “Carmonilla”, presentó Juan Moreno Rosa.
  • 24 de febrero de 1989: Homenaje a R.N.E. en el Centro Filarmónico, con los saeteros, Manuel Lama “el Paleto”, José Cobo Puerto, Alfredo Martínez y Tomás Pavón.
  • 25 febrero de 1989: El hermano mayor José Cobo de la Cofradía de la Virgen de la Soledad, organizó un festival tanto flamenco como de saetas. Con la intervención de José Moreno Aguilar, Juan Villegas, José Córdoba, Manuel Lama “el Paleto”, Fernando Asensio, Tomás Pavón, Pepe Pavón “el Tomate” y José Cobo Puerto, guitarra Enrique Maldonado.
  • 25 de noviembre de 1989: Homenaje a los Pensionista. Actuaron; Manuel Lama “el Paleto”, José Cobo Puerto, Tomás Pavón, Francisco Luque, los hermanos Córdoba, Porras y sus timbales, Beatriz Molina, el Ballet de Carmen de la Rambla y con la guitarra, Román Carmona “Carmonilla”.
  • 3 de septiembre de 1991: Festival Egabrense a Radio Atalaya, con las actuaciones siguientes: La Tuna del Instituto Aguilar y Eslava. Después le tocó el turno al gran cantaor de flamenco Tomás Pavón Santiago, acompañado a la guitarra por Juli Córdoba. Seguidamente Manuel Lama “el Paleto”, al baile Carmen Castro, con los número el Rocío y estampas Lorquianas. Paco Carmona con el Pregón de las Piñas de don Juan Soca y Juli Córdoba que cantó con su poderosa voz “El Pregón de las Piñas”, que también actuó con toda su familia. Después hubo una gran sorpresa de un cantaor que falta de Cabra desde hace más de 43 años, como es Manuel Jiménez García “Marcial” o “El Niño de Cabra” como él se anunciaba en Madrid. También actuaron: La Hermandad del Rocío de Cabra, la Banda de Música, la gran cancionetista Beatriz Molina y para cerrar el espectáculo el Centro Filarmónico.
  • 9 de mayo de 1992: Gran Noche Flamenca en Cabra. Lugar: Círculo de la Amistad. Homenaje de los Cantaores Locales a Cayetano Muriel “El Niño de Cabra”, en el 45 aniversario de su muerte. Y la presentación de la I Romería por la Peña Cayetano Muriel “El Niño de Cabra”. Cantaron: José Cobo Puerto, Tomás Pavón Santiago “el Tomate”, Vicente Alcántara, José Barranco (hijo), Alfredo Martínez, Fernando de la Rosa, José Córdoba Reyes, Fernando Urbano “el Gandi”, Manuel Lama “el Paleto”, Francisco Castro “el Castreño”, Toni Jurado, Fernando Asensio, Manuel Jiménez “Marcial” llegado desde Madrid y José Gersol llegado desde Jaén. Guitarras, Rafael Corpas Jiménez, Miguel Roldán Molina, Rafael Jiménez Corpas. Enrique Córdoba Cortés, Luis Vargas y Enrique Maldonado.
  • 12 de marzo de 1994: 50 Aniversario de la Agrupación de Cofradías “La Saeta” por la la Hermandad del Sto. Cristo de la Expiración. Actuaron: Manuel Lama “el Paleto”, José Cobo Puerto, Tomás Pavón Santiago, Antonio Castillo Serrano, Fernando de la Rosa Pérez, Alfredo Martínez Rojano, José María Barranco Zúñiga, Fernando Urbano Morales “el Gandi”.
  • 26 de marzo de 1994: La Despensa, primer Certamen de Saetas. Cantan: Ana Soto, Fernando Ávila, Agustín  Alcaide, Tomás Pavón, Manuel Lama “el Paleto”, José Barranco y presentó Antonio Salido.
  • 25 de marzo de 1995: Homenaje Póstumo a Tomás Pavón Santiago, por la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración. Le dedicaron unos cantes sus compañeros: Manuel Lama “el Paleto”, José Cobo Puerto, Antonio Castillo Serrano, Manuel García Lama, Fernando de la Rosa Pérez, Fernando de la Rosa Pons, Alfredo Martínez Rojano, José Mª Barranco Zúñiga, Fernando Urbano Morales “el Gandi”, presentado por Eustasio Moreno. 

La Cofradía de la Soledad y Quinta Angustia le hicieronun homenaje y le dieron un pergamino nombrándole “Saetero Mayor” de ella. Y Mari Pepa Delgado le dedicó estas palabras a este trabajador tan honrado.

                              

                                        "Te conocí desde niña
                                        con mi familia has estado
                                        nos une una gran amistad,
                                        de varias generaciones
                                        me enseñaste a cantar
                                        a nuestra imagen bendita
                                        Virgen de la Soledad.
                                        Tus saetas, son oraciones
                                       en muchas Semanas Santas,
                                        hasta romper tu garganta
                                        por ventanas y blacones.
                                        En este Homenaje tuyo
                                        en verdad te lo mereces,
                                        te lo has ganado con creces
                                        por tu caminar ,
                                        Manolo Lama “El Paleto”
                                        deja ya continuidad,
                                        porque la voz de su hija
                                             ya no se puede olvidar.


Homenaje a Manuel Lama Durán “El Paleto” ofrecido por la Peña Cayetano Muriel “El Niño de Cabra”

Desde muy niño sintió la llamada del cante, su familia era de condición humilde, pero eso no era obstáculo para que todos los que le trataban sintieran por él una gran admiración.

 Llegó a cantar con todos los saeteros de Cabra, desde los más antiguos a los más modernos, y como él muy bien dice, de todos aprendió algo. De los viejos: la Saeta Antigua de Cabra, esa joya egabrense que cada vez quedan menos que la canten, ¡y es que es tan difícil!. Él dice que la prendió de escuchar a Petaca y a Concha Cabello.

Manolo, estuvo un año sin poder cantar por una operación que le dejó postrado en la cama, pero jamás sus amigos, como Paco Carmona, Adolfo Molina, Juan Antonio Muriel, Manuel Piedra y Vicente, Muñiz y todos los Hermanos Mayores de la Cofradías dejaron de visitarle. Al año siguiente, sin poder sostenerse y teniéndolo prohibido por los médicos hizo lo que dijo, que aunque se muriera él cantaba sus saetas, y estando cantando en el balcón de don Juan Bautista, un médico que había sentado frente al balcón dijo: Ése se nos muere ya mismo, y es que estaba aferrado a la baranda del balcón llorando, por el dolor y por la satisfacción de poder vencer aquel duro momento.

Pasamos al multitudinario homenaje: En primer lugar tomó la palabra el Presidente de la Peña José Cobo Puerto, para hablar del porqué del homenaje a Manuel Lama “El Paleto”, al que se han desplazado tantos y tan buenos aficionados de otros lugares. Miguel Blancas, Secretario de la Peña, fue el presentador, dando paso a algunos amigos de Manuel Lama “El Paleto” que querían dedicarle unas palabras: Eusebio Muriel Luque, Adolfo Molina Guardón, Manuel Camacho Aranda y Paco Carmona. Éste su Paco como dice “El Paleto”, fue presentando gran cantidad de amigos que se desplazaron de diferentes lugares, reuniendo en el estrado a Antonio de Canillas de Málaga, Frasquito de Puente Genil y Fernando Ávila que aunque nacido en Cabra, se crió en Castro del Río.


CONTINUARÁ …………

Antonio Fernández Álvarez (Escribidor de sueños)

 


EL AJEDREZ UN JUEGO MILENARIO





El origen del juego del ajedrez sigue siendo un misterio, la versión  más aceptada sugiere que fue inventado en la India, con el nombre de “chaturanga”. Si bien investigaciones recientes indican posiblemente un origen chino y que podrían remontar hasta el siglo III a. C.

En el “Libro de los reyes” aparece por primera vez en un fragmento del poema épico persa Shahnameh la primera mención conocida del origen del ajedrez. Según su autor, el poeta Fedrousí, el juego se había originado en el siglo VI a raíz de una disputa por el trono de Hind (India) entre los hermanos Gav y Talhand: el segundo había muerto en la batalla y su madre, disgustada, recriminó a Gav que hubiera matado a su hermano. Este negó haberlo hecho y para probar su inocencia, recreó la batalla usando piezas de marfil que representaban las cuatro unidades de combate del ejército: la infantería, la caballería, los elefantes y los carros.

El juego se hizo popular entre los califas en el siglo IX  siendo ampliamente aceptado y difundido en el mundo árabe, es llevado al norte de África, Sicilia y la península Ibérica. A finales del siglo XI su popularidad alcanzó a todo el continente europeo.

La práctica del ajedrez fue discutida entre teólogos católicos. Hasta aproximadamente el siglo XIV, siendo  prohibida, en varias ocasiones y en diferentes países (Francia, Rusia, Inglaterra y Alemania) y religiones (Iglesia ortodoxa, judaísmo y catolicismo).

Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio fue el traductor y adaptador de las normas árabes descritas en diversos tratados que nos dictaban como se jugaba al ajedrez, decía que la figura más importante del juego era la Alferza. Como curiosidad las figuras más antiguas del ajedrez están en España.

Trebejos de un ajedrez medieval


Las normas que rigen el reglamento del ajedrez han sufrido sucesivas modificaciones a los largo del tiempo, pero es a finales del siglo XV cuando el juego sufrió la principal alteración en su historia, las piezas se van reconfigurando: del elefante al alfil; del carro o buque a la torre; de la Alferza a la Dama o la reina. Así pues es a partir de aquí cuando las piezas adoptan la forma que tienen en la actualidad y se juega con las reglas que se modificaron en este tiempo y se elaboraron en España. Un manuscrito de 1474 que se conservaba en un monasterio y que fue expoliado por los franceses cuando nos invadieron. Contiene las reglas del juego tal como hoy le conocemos, siendo el origen moderno del ajedrez.

Poco a poco, el juego comenzó a ser aceptado por la nobleza siendo considerado entretenimiento adecuado para caballeros, soldados cruzados y ministriles. También se le permitía a un hombre que visitase la habitación de una dama con la intención de jugar al ajedrez. Siendo utilizado muchas veces como excusa para el cortejo. En las cortes de Europa, los reyes y nobles lo transforman en el principal pasatiempo.

Hasta el siglo XV el ajedrez había sido básicamente un pasatiempo para las clases altas; además, los juegos tendían a ser muy largos puesto que la alferza y el alfil poseían movimientos limitados a pocos cuadros. El cambio de estas piezas convirtió el ajedrez en algo mucho más complejo y estratégico, una auténtica competición intelectual. 

La gran movilidad de estas nuevas piezas volvió obsoleto todo el conocimiento adquirido previamente sobre la teoría de aperturas y finales y el juego fue ampliamente difundido en Europa.

Viejas crónicas dicen que el Rey Felipe II organizó el primer campeonato de ajedrez del mundo. Aunque no es hasta 1834 cuando se emprendieron torneos y se disputó el primer campeonato internacional conocido entre el británico Alexander McDonnel y el francés Louis-Charles de la Bourdonnais, que se erigió en el primer campeón del mundo de ajedrez, aunque fuera todavía un título no oficial.

Le sucedió el británico Howard Staunton, que tuvo un papel muy importante a la hora de estandarizar las piezas y reglas del juego y promocionar el ajedrez a nivel internacional. Staunton tomó la decisión de adoptar el diseño registrado una década antes por un diseñador llamado Nathaniel Cooke, con las figuras que hoy representan las distintas piezas. Todo ello ayudó a homogeneizar el juego y a dar un carácter oficial los campeonatos y federaciones de ajedrez en la segunda mitad del siglo XIX.

José Fernández Álvarez (JotaEfeA)

 



    EL VERDUGO FORZADO





Capítulo I

Desde siempre tuvo la certeza de que la bala que salió de su fusil fue crucial aun cuando disparó con los ojos cerrados. Él nunca quiso estar allí, no pidió formar parte de aquel pelotón. La verdad era que jamás quiso ser militar como fue su abuelo, el coronel Luján o lo era su padre, teniente de artillería, de baja en la actualidad tras sufrir un percance doméstico.

Muchos años más tarde, cuando su mente recuperara aquel espacio que perdió, sucumbido en las entrañas de un olvido forzado como rechazo a lo vivido, adquirió constancia de su participación en el vil asesinato de un hombre cuyo mayor delito fue haber nacido en un tiempo equivocado.

Varios días después de haber apretado el gatillo obedeciendo la canalla orden de un bravucón sargento con pretensiones de general, se despertó en un camastro sudando y sin comprender cómo había llegado hasta allí. No recordaba nada de lo ocurrido aquella fatídica fecha del pasado mes de agosto.

Algunos compañeros y amigos, por indicación y orden directa del teniente Luján, estuvieron buscándole por las zonas más bajas de la ciudad sin dar con su paradero.

Se levantó, se dio un baño, se vistió y salió a la calle para llenarse de un aire limpio y fresco que saneara sus pulmones cargados del viciado oxígeno de la pequeña habitación que había ocupado durante las últimas semanas.

Cuando se hubo recuperado del ahogo con que salió del viejo hotel de carretera y consiguió controlar su respiración aunque no las pulsaciones de su joven corazón, consideró volver al cuartel donde seguramente lo habrían echado en falta. Pero, ¿cómo se presentaría así sin más?, ¿qué explicaciones daría si ni él mismo sabía qué había pasado?, ¿qué le diría al teniente Luján, su padre, cuando éste le amenazara con que no podría ayudarle si era llevado ante un consejo de guerra?

No, eso no podía pasar. Tenía que pensar y deprisa. Pero esa era la cuestión, ¿qué había pasado? A su mente acudían muchas imágenes como barajadas por un habilidoso mago que escondiera la verdad a saber en cuál de ellas. Solo una imagen reconocía. Era soldado, sabía dónde estaba su cuartel en el que llevaba destinado los últimos catorce meses. Recordó su pasado militar, sus estudios en la academia, compaginados con la licenciatura que obtuvo en Literatura y Lengua española. Tuvo por ciertas también lejanas imágenes de su pasado familiar castrense donde aparecía su abuelo a caballo inmortalizado en un cuadro que estuvo colocado muchos años en una pared del domicilio de sus padres.

Seguía atormentándole no saber lo que ocurrió ni cómo había llegado hasta aquel antro donde había dejado su ropa y su fusil. Parado en la acera de la calle, a una hora de la noche que no podía fijar, de una noche cerrada y sin nubes campando por aquel negro cielo, miró al frente, cerró los ojos y concibió un plan que habría de poner en marcha cuanto antes.

Supo que la solución pasaba por abandonar definitivamente su carrera militar. Tendría que ponerle punto y final de la única manera que pudiera reportarle cambiar su vida dándole un giro para dedicarse a aquello que verdaderamente le llenaba como persona: su pasión por el arte de la expresión verbal, la literatura.

Volvió sobre sus pasos hasta la habitación. Se cambió de ropa vistiendo su impecable traje de limpio y disciplinado soldado, cargó su fusil y disparó sobre su pie derecho.

El dueño del hotel despertó sobresaltado teniendo por seguro que había oído un disparo proveniente de la habitación del piso primero, aquella que ocupaba un soldado que acudió muy bebido y desorientado hacía un par de semanas. Rápidamente subió, abrió la puerta con su llave maestra y tras contemplar a aquel hombre desangrándose, lo cargó sobre sí y dejándolo caer sobre la parte de silla de su viejo sidecar lo llevó hasta el hospital militar que, afortunadamente, se encontraba a unos pocos kilómetros de su destartalado alojamiento.

Cuando se despertó en la habitación del hospital, tras su paso por el quirófano donde estuvo por espacio de cuatro horas, vio a su padre que dormitaba sentado en un incómodo sofá habilitado para los familiares de los enfermos.

¡Padre! ¡Hola, padre!

Eh, eh. ¡Ah! Alberto. Por fin has despertado. ¿Qué ha ocurrido? Bueno, primero, ¿cómo te encuentras?

Me duele mucho la cabeza y no siento mi pie derecho.

Recibiste un tiro y has perdido dos dedos, pero dice el equipo médico que podrás andar, aunque no será de inmediato. Llevará su tiempo. Necesitarás bastante rehabilitación.

Yo…, padre. No sé… Es extraño. Hay lagunas en mis recuerdos.

¿Cómo llegaste a parar a aquel antro? Te trajo herido el dueño del hotelucho ese donde dice que has estado unas dos semanas.

Sí. Eso del hotel sí lo sé. Me desperté allí. Pero no soy capaz de fijar en mi mente cómo dejé caer mis huesos por aquella zona de la ciudad. Yo estaba en el cuartel. Me llamaron o me nombraron para una misión. Pero el resto hasta despertar sudando y algo mareado por el excesivo alcohol que debí ingerir, no acabo de recordarlo.

Al teniente Luján le informó el equipo médico que durante la intervención estuvo su hijo bastante inquieto y desvariaba diciendo cosas ininteligibles y totalmente incoherentes. Quizá su

mente quisiera borrar algún episodio que le hubiere dañado. No era conveniente tampoco recordarle nada de viva voz, mejor esperar la evolución de aquel estado que pudiera ser transitorio. Aunque en muchos casos según experiencia clínica jamás recordaban los enfermos aquello que su mente había anulado motu proprio mayormente como defensa.

¿Qué se dice por el cuartel, padre?, ¿me buscaban? ¿Qué me ocurrirá?

Bueno, Alberto, lo primero ahora es que salgas de este hospital y andando a ser posible. Tu probado estado de pérdida parcial de la memoria, amnesia que le llaman, podría jugar a tu favor de cara a la desaparición repentina durante tan prolongado espacio de tiempo, máxime estando en guerra. Lo que desde luego será muy probable es que tengas que abandonar tu carrera militar, porque no quedarás habilitado en lo físico. Ya sabes a lo que me refiero. Además también por lo psicológico podría determinar un tribunal médico militar tu inhabilitación inmediata.

¿Obtendré tu ayuda padre, si la preciso?

Yo… hijo. Sí claro. Aunque reconozco que me decepciona que se rompa la cadena familiar militar de esta manera, cuando tenía puestas tantas esperanzas en ti. Sé los pasos que hay que dar. No te preocupes. Ahora debes descansar para que cuando comiences tu rehabilitación dispongas de toda la fuerza que te exigirán los médicos. Por cierto hijo, ¿qué harás cuando cuelgues tu gorra de militar?

 

CONTINUARÁ …………

Francisco Asís Granados Mellado (Paco Granados)




 RELATOS: LA HORA DEL MIEDO






Hospital

Era tarde y debía de hacer todo con más rapidez de lo habitual. Hoy tengo cita con el especialista en el hospital y ya sabéis lo que pasa, lo de siempre si te retrasas un poquito se te pasa la vez…  Y por el contrario si llegas temprano la mayoría de las veces van con retraso. Así que prefiero estar pronto para evitar quedarme el último y tener que pasar allí toda la mañana.

Acabo de llegar, hay bastante gente y se concentra un calor insoportable. Como venía siendo habitual la instalación del aire no funcionaba. Me dejé caer en la pared ya que los asientos estaban todos ocupados. De pronto entre todo ese barullo de gente escuché un grito fuerte y estremecedor; me asusté y di un gran salto. No me esperaba aquello. Un señor se acercó hacia mí, pues le debió asombrar el semblante que se me quedó. 

- “¿Se encuentra bien?”

- “Sii, muchas gracias, estoy bien. Me sorprendí porque no me esperaba aquellos gritos”

- “¡Grito! ¿Qué grito?”

- “¿Usted no lo escuchó?”

- “En absoluto, yo no escuché nada”

El hombre se marchó y yo me quedé un poco extrañado, aún así se me pasó por la cabeza que estuviera mal de los oídos, pues era imposible que no lo hubiese oído. Los gritos fueron ensordecedores. A mí alrededor la gente estaba tranquila, nadie se había sobresaltado.

- ¡Qué raro es todo esto! mejor voy a tomar el aire un poco.

 Me dirigí a la calle por aquel inmenso pasillo. Una brisa muy agradable había en el exterior y me apetecía disfrutar un rato. Dentro hacia un calor insoportable. Un hombre se acerca a mí con unos andares muy pausados. Parece que le cuesta trabajo andar, tiene mal semblante. Casi a mi altura se queda mirándome.

- “Pronto vendrás con nosotros”

Impactado, no supe articular palabra alguna. Ese hombre no lo había visto en mi vida… Probablemente me habría confundido con algún conocido suyo. Me dirigí hacia el interior, a ver si ya me tocaba entrar. Recorriendo aquel largo pasillo me encontré a una familia llorando. Saliendo de una de las consultas vi salir a un médico con una camilla y un cuerpo sobre ella. Me acerqué para darle el pésame a la familia, aunque no los conocía de nada. Al mirarla…

- “Pero Dios mío, si era el mismo hombre que vi en la puerta…”

Alrededor de él había varios familiares… De dónde había salido ese hombre si iba solo… Me dirigí a la consulta. Cada vez queda menos para que entre. Decidí sentarme, al lado se encontraba un señor. De nuevo otra vez vuelvo a escuchar aquellas palabras...

- “Pronto vendrás con nosotros”

Me giré y miré al señor que tenía a mí lado. No daba crédito... Me quedé inmóvil sin poder articular palabra… Todo mi cuerpo temblaba. Aquel señor era el que estaba en la camilla muerto… 

- “No puede ser, ese hombre lo acabo de ver en una camilla y estaba muerto. ¿Qué me está pasando?”

Un médico que pasaba por allí salió corriendo para ver como me encontraba. Ya que me puse demasiado nervioso.

- “¿Se encuentra bien?

Ya más calmado le comenté al médico que aquel señor estaba muerto.

- “¿Qué señor?”

- “El Señor que está aquí a mi lado”

- “Pero si aquí no se encuentra nadie señor”

Yo había entrado en un ataque de pánico, y  no entendía lo qué pasaba… Todo esto es un tanto extraño. Quise escapar de allí. Mientras iba corriendo por aquel inmenso pasillo, aparecían personas de la nada que decían.

- “Pronto vendrás con nosotros”

- “Tengo que salir de aquí”

Me encontraba a punto de cruzar la puerta de salida y un fuerte dolor de cabeza ha hecho que me pare en seco. Es insoportable y cada vez duele más. Caigo al suelo de un plumazo.

 De pronto todo el dolor se desvaneció, ya no siento nada. En ese momento allí estaban todas esas personas. Una de ellas se acercó a mí. Intenté seguir corriendo, 

- “No sigas, ya eres de los nuestros”

Yo haciendo caso omiso me volví para poder irme de aquel lugar. Al bajar la vista al suelo vi que mí cuerpo estaba postrado en el suelo, rodeado de médicos. Pude verme a mí mismo.

- “No entiendo nada”

Mientras se acercaban a mí decían todos al unísono.

- “Ven con nosotros, nunca más podrás salir de aquí”



Isabel Natalia García Ruiz (Natalia García)

 


Una Navidad en las sombras






Diciembre, un mes en el que nada más pensar en él ya nos viene a la mente la palabra Navidad, y por consiguiente, en nuestra cabecita empiezan ha aparecer imágenes de calles decoradas con preciosas y brillantes luces, árboles de abeto artificiales e incluso en algunas casas hasta reales, reuniones con familiares y amigos, para comer y celebrar los últimos días del año. Y el momento que todos los pequeños y para los que no lo son ya tanto están esperando, los regalos bien empaquetados y envueltos con papel estampado.

¿A qué suena muy bonito, cálido y familiar? Pero, todo esto no surgió de la nada, y sorprendentemente, con un propósito totalmente distinto al que estamos acostumbrados. Y no, aquí no aparecen tres reyes mágicos montados en camellos o un señor regordete y simpaticón con mofletes colorados y vestido de rojo. Todo esto comienza con la oscuridad, cuando la noche comienza a vencer la luz del día y empezamos a notarnos más cansados y nuestro cuerpo nos pide bajar el ritmo. Porque sí, el solsticio de invierno ha llegado con el fin del año y junto a él los guardianes de los espíritus de la muerte para prepararse de nuevo para un renacer.

Exacto, hemos pasado del señor con sobrepeso que reparte regalos en un trineo dirigido por un reno llamado Rodolfo a espíritus de la muerte, ya no suena todo tan bonito, lo sé. Pero así es como comienza todo. Y este comienzo se llama Yule, la Navidad pagana de origen vikingo cuyo nombre fue reformulado de forma cristiana para convertir a los paganos.

Con este concepto mencionado nos salimos completamente de este ambiente consumista que nos lleva a veces esta Navidad actual, con una más acorde al ritmo de la naturaleza. Por eso, qué mejor que empezar hablando de uno de los símbolos más grandes de la Navidad occidental, el árbol de Navidad. Éste era un medio para dejar ofrendas a éstos espíritus naturales, así que en vez de estar lleno de bolas de colores, en él se podían encontrar comida, como manzanas, cestas con semillas o muñecos pequeños hechos con paja. Además, no se empezó a llevar al interior de las casas hasta el cristianismo donde ésta práctica se llevó a un ámbito más privado. Así que el abeto y el pino se utilizaron como lucha contra este momento más oscuro del año, se utilizaba el árbol perenne, que es un símbolo de renacimiento y perpetuidad de la vida. Es una promesa de que el ciclo se volverá a regenerar.

En esta lucha constante contra la oscuridad se busca la luz, ya que el solsticio de invierno ocurre en la noche más larga del año, con lo cual estos espíritus de la muerte vagan con más tranquilidad. Cómo remedio se buscaba iluminar la noche con luz y calor, para mantenerlos a raya. Así que podemos decir que nadie será atacado por las sombras oscuras por la Calle Larios de Málaga.

Bueno, dejemos de hablar de calles oscuras, porque aquí vienen los regalos. Efectivamente, en todas las épocas a la gente le gusta recibir algún detalle. Pero en estos, cuando los abrías no te ibas a encontrar una Barbie, un reloj o unas botas nuevas. Estos regalos estaban destinados para desear las intenciones para el nuevo año que tienes para la persona que los va a recibir. Como por ejemplo, si le deseabas abundancia, podías recibir una cajita con frutos secos. Así que ya sabes, si se te han agotado las ideas este año, siempre puedes regalar un saquito de castañas. 

Creo que podríamos seguir con más ejemplos y comparaciones, pero no quiero que esta lectura se te haga larga como el invierno. Por lo tanto, para dar fin a ésta navidad de espíritus y sombras, te dejo una ramita de muérdago. Una planta considerada mágica porque se mantiene verde durante todo el año. La historia cuenta que una vez que éste es cortado no puede tocar el suelo. Por eso, aparece colgado en los hogares como símbolo de protección. Así que espero que te sirva para pasar estas navidades sin peligro, ya que como puedes ver Dickens no iba muy desencaminado con un Cuento de Navidad



José Carlos Ortiz de Galisteo Delgado (Carlos Delg.)

 


MERRY CHRISTMAS






Cuando veo prender el primer “Árbol de Navidad” al llegar Diciembre… Instintivamente… cada trasluz, cada guirnalda, figura, estrella, tarjeta, regalo, destello mágico o sensación que despide centelleante... Imagino se corresponde en la realidad, con una cosa o alguien muy maravilloso y especial… Que lo iluminó o lo significó todo… Parte o un instante… bonito, alegre, importante, trascendental o apasionante de mi vida. 

 De manera que no puedo ignorarle… ¡Y hasta que a través de ese resplandor… te quieren o se te quiere transmitir algo en forma de mensaje celestial!... Poniendo toda mi atención y expectación, en lo que experimento y me llega de sopetón… Agradeciéndoselo… Y emocionándome… 

Así comienza el sentido extraordinario de ésta visión anual… que se renueva constantemente en mi interior, con caras e incorporaciones nuevas que se añaden incesantes… ¡Experimentando un enorme escalofrío y sensación de picazón, recorrerme de pies a cabeza!... ¡Cada vez más inciertas e intensas!... Cuya explicación no acierto a poder detallar con exactitud… Pero determinada por la Ruleta vital insoslayable en la que nos movemos… Más que probablemente… 

¡Vuelve de nuevo otra vez la Pascua!... Tiempo singular de Reflexión… Y a todos los que tenemos más o menos una edad… ¡Automáticamente!... Sin saberse por qué… nos invade la nostalgia y el recuerdo… ¡No sabiendo si todavía nos gusta o no!... Porque por un rato lo dulce se transforma en malestar amargo… y en sentimiento entrañable muy encontrado, al mirar hacia atrás… ¡Atragantándose en el cuerpo!... ¡Cómo nos pasa torpemente ya con los mantecaos, el machaco, los achaques y el pinzamiento y dolor de huesos!... cada vez más…

No sabiendo en qué parada del camino aún nos movemos… para pasar al disparadero y al punto y final… ¡Ése que nunca sabemos en qué manera o cuándo nos llegará… Sin siquiera pretenderlo!... ¡Y que vendrá sin avisar!... ¡Tan puntualmente, como lo es de cierto!...  

¡Lo que le pasaba al Pavo del Corral de la casa de mis abuelos maternos!... que aunque todos los años mi misión y obsesión era dejarlo escapar, para no acabar asado en la cazuela. ¡Castigándome inmerecidamente, creía yo por ello!... Otro lo cogería de rebote luego, si no, al pobre animal e iría a parar a su alacena o a su nevera… ¡Hiciera de buena fe lo que buenamente hiciera!… Con lo cual poco les podía nunca ayudar… (No entendiéndolo hasta unos tantos años más… Que era su sino… de cualquier forma)... sin en absoluto el pobre merecerlo…

¡Otra injusticia más!...

Cosa que he desechado hacer siempre posteriormente, comiendo cualquier cosa, menos eso… ¡Por la pena que me da que venga uno al mundo para ello!... ¡Y no lo sepa o lo haya podido nunca cambiar!... ¡Como tantas otras cosas más!... Invadiéndome la impotencia… Y la rabia… 

¡De cuantos innumerables seres queridos nos sentábamos antes a la mesa familiar!... ¡Cada vez menos…! ¡Y menos…! ¡Y menos de aquellos…! 

¡Y porque se van incorporando sobrinos y nietos y personajes nuevos!... que traen la alegría y el relevo… a los que ya por desgracia no están… ¡Y que son el nuevo gen regeneracional!... ¡Que si no… Nada dejaríamos…! 

¡Aun así!... ¡Nos apenamos llorosamente por todos ellos!... ¡Porque los echamos amargamente mucho de menos… Y nos duele su memoria y el remordimiento perpetuo de no volver a disfrutarlos ni tenerlos!... ¡Siendo la triste realidad!... ¡Que ya no podemos cambiar!.. ¡Y por riles hemos de vivir con esto!... No acabando nunca de comprenderlo… 

¡Ya no están ni el Pavo, ni nuestros abuelos!.. ¡Aquellos que tanto y tanto nos dieron y por los cuales tanto sabemos!... ¡Padres y tíos y primos y amigos, bisabuelos y tatarabuelos, que hace mucho que se fueron!... 

¡Nuestros perritos fieles y mascotas de juventud y tantos otros desvelos… y principios… perdidos y alejados en el tiempo! ¡Que al irse nos dejaron tan mal!... ¡Y se echaron al morral de la vida!... ¡Dejándolos tan atrás!... ¡Para no volver jamás!... 

¡Nos falta lo que en los vinos se llama la Solera!... ¡Ellos la desparramaban por doquiera!... ¡Y es cuánto hemos podido heredar… porque nos quema de verdad su ausencia!... ¡Y los añoramos en exceso en estas fechas en las que el Amor, la Paz y la Concordia llaman a todas las puertas!... Por lo menos para hacer la Publicidad y vender juguetes y regalos… 

Ya no falta el marisco o el champán, por más humilde que se sea… ¡Aunque en el Tercer Mundo mueran por miles sin conocerlo jamás… Y no tengan nada que llevarse a la boca, ni siquiera en Navidad… Muriéndose de cualquier cosa o enfermedad, menos con la barriga llena!... 

¡Lo que turba una enormidad!... Cuando se le pasa a uno por la cabeza… ¡Mientras nos echamos 5 kilos de tripa más al llegar las consabidas Fiestas!... ¡Todos ésos y más… que luego el resto del año hay que quitar de encima y nos molestan!... ¡Pero qué inconscientemente nos los echamos en lo alto para atiborrar los fastos y estómagos estos días con Cenas de Empresa, de Pandillas, de Familia, de Peñas o de lo que sea!... ¡Hasta reventar… si acaso!... 

No siendo el Mensaje ni el sentido navideño que deberíamos trasladar… 

Sino otro más halagüeño, de que “la Felicidad está más en el dar”… Sabiendo alguna vez renunciar a todo lo material… Repartiéndolo…

No debiendo existir un hogar con media familia o todos en desempleo, faltos de cualquier elemento de necesidad o estabilidad, limpios y libres de cualquier enfermedad o padecimiento…  

Y siempre acompañados y reconfortados los más solitarios y aislados… Porque la soledad, ésa mala consejera, es lo peor que puede pasar… a la par que la falta de alimento… al llegar estas señaladas y amistosas fechas… para que tanto las amemos y esperemos… 

No obstante, como al turrón de Alicante, hay que dar una buena mordida al asunto… cuando nos morimos de gusto… viendo crecer a nuestros hijos y sobrinos alrededor de esta Tradición… Para luego pasarla a los suyos… Y no se pierda jamás este momento de encuentro tan especial… En torno a un Belén … un Nacimiento… Un Portal… Unos Pastores… Un niño Dios… Una hoguera… Y una habitación y mesas llenas… de gente que se quiere, respeta y se acepta… Cantando al son… con guitarras, zambombas y panderetas… Villancicos y Coplillas de la Tierra… (Que cada cual según su Religión o Creencia… las celebra a su manera)… 

¡A excepción de los que siguen matando, aterrorizando, esclavizando, sacrificando o decapitando inocentes… abominando también en Fin de Año… para demostrar el otro lado contrario, desequilibrado y nefasto de lo que humanamente se desea comúnmente… ¡Aberrándolo!... 

Convirtiendo lo malo en bueno, aunque sólo sea por momentos como éstos, y la Desgracia en Fiesta… Al menos para cerrar el calendario con Ilusión… Y la esperanza de que este vínculo y unión, así dure por mucho tiempo… sin trastocarse… 

¡Hay que dar gracias a Dios porque la llamada al corazón, hace que retornemos desde cualquier lugar, más o menos distante, para estar juntos, presentes y contentos… Y que al llegar las Navidades… por mar, tierra, aire, tren, ave, internet o quién sabe… Al menos lo intentemos… ese acercamiento intergeneracional… tan interesante como ameno… Que siempre recordaremos con la edad… Y a medida que más de los nuestros nos falten!... Queriendo volver atrás… en el punto que se perdieron… en lo material… sí… pero no en el recuerdo… 

¡Qué bonito verlos juntos a los primos y hermanos siempre jugando con lo que les traen los Reyes Magos, Santa Claus, S. Nicolás… o los que lo hacen de verdad… para alegrarlos y darles regalos que luego nunca olvidaran!.. ¡Y que van más allá de Muñecas, Indios y Pistoleros, Bicis y Pelotas, Robots, Juegos Electrónicos, Móviles y Consolas… o lo que traigan los nuevos Ingenios, Costumbres y Pasatiempos Modernos!... 

Los enamorados besarse a hurtadillas… Los jóvenes bailar… Los Viejos abrazarse… 

Es curioso que todo esto que alumbra mi pensamiento en este momento, y el tema de elección de este relato, me haya venido ipso facto al ver hoy desde el balcón, en la Plaza de mi Pueblo, una cosa que hacía mucho que no veía ya. Y creí se había perdido con el tiempo… 

¡Mientras se construye el Árbol de Navidad y el Belén en el Ayuntamiento y se colocan las luces que vamos a ver desde la semana próxima hasta las Rebajas de Enero, para contribuir a que todos los Comerciantes se recuperen en estos días de todo cuanto no se vende por desgracia el resto del año!… jjjjjjj….. 

¡Unos gitanos con una cabra, un órgano de pilas, dos altavoces viejos y un saxofón… están dando un auténtico y simpático recital al solete!… Alegrando a los paseantes un Sábado a mediodía… En tanto se agolpan en las terracitas la juventud a la hora de la cervecita y las tapitas…

Resguardándose bajo los toldos del poquito de frío existente… Y los mayores se disponen a preparar la mesa para cuando éstos vuelven… 

¡Y la rueda de la vida… camine… con un toque de musiquilla, chispa y soniquete alegre!… como el de estos gitanos trashumantes… de pueblo en pueblo… de gente en gente… intentado dar la nota de luz, color y calor que le faltaba al ambiente!... 

¡Ya se nota su presencia!... 

¡Y la de la Nochebuena!... 

¡Que la Lotería de la Vida se distribuya cada vez más! ¡Y sean muchos los afortunados!... 

Que acabemos al cerrar el nuevo año, cortando cada vez más la corrupción, la opulencia, el despilfarro, la violencia, el abandono, la necesidad, la incomprensión y las crisis… 

¡Y nos sintamos más amigos y hermanados universalmente!... 

(Sobre todo ayudando a los más necesitados)…

Comenzando por cuantos tenemos más próximos y les podemos auxiliar… verdadera, entregada y desinteresadamente…

¡Haciéndolo ya… Y no mirando para el otro lado!...

Protegiendo e incluyendo a los demás seres vivos y Naturaleza que tan frecuentemente maltratamos. Defendiéndolos con entrega… porque verdaderamente los necesitamos… 

¡Hagámoslo!... Con la máxima convicción… 

¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO DE ARMONIA Y PAZ!... 

Todos juntos, esperanzados y unidos…

Acordándonos siempre de quienes no tienen ni pueden... 

y van de un lado a otro pasando frío, hambre y ruindad... 

aprendiendo a valorar lo afortunados que somos al lado de ellos... 

¡Y nunca nos contentamos jamás!...  

Vicente Palomar Arroyo

 



LA NAVIDAD



Canto de esperanza

De nuevo los villancicos, de nuevo el canto sincero de la sencillez, panderetas, cascabeles, zambombas, tambores, campanas… y gargantas nos dicen que es posible la ilusión, que la esperanza no es un invento, ni siquiera un deseo que nunca llega, ni siquiera un objetivo sin sentido. La esperanza es posible para el hombre. La esperanza es la ilusión necesaria para nuestra solución.

Nació pobre y vivió desde la pobreza con el testimonio evidente y practicado de los pobres. Su presupuesto personal unas sandalias, una túnica y una garganta que proclamó la solidaridad con los más débiles, más necesitados y más desolados.

El otro “villancico”, el nuestro, el que cada día nos canta el periódico, la radio, la televisión, la calle… Ese que hiere, que desacredita, que enfrenta, que entristece… La cárcel, la ruina, el pelotazo, el reparto, la miseria, la guerra, las inundaciones, los incendios… El espectáculo de enfrentamientos que toda la vida ha tenido el hombre en su lucha por otros objetivos, por otras razones, por otra ética. Así estamos, así seguimos…

Convivir con los demás es ya convivir para el enfrentamiento, para abrirnos el hueco, para evitar que te pisoteen pisoteando tú primero, para decir lo que no hacemos, para ir contra, para tener cuidado con…

Nuestros representantes políticos, recogiendo el resultado de sus desavenencias, de su enfrentamiento… El pueblo desenfrenado como siempre por el consumo, aislado en la conducta habitual de la defensiva, del egoísmo, de la estrategia, del sálvese quien pueda…

Las personas, tú y yo presentes y protagonistas de tanta confusión, esperamos a ver si se arregla. Preocupados, turbados por tanto despropósito, nos irritamos ante el espectáculo, nos desesperamos ante el resultado de tanta injusticia.

 La mañana, no es para muchos como debiera. La mañana, que inunda de solución todas nuestras vidas, la secuestran los egoístas, los salvadores, los que  desde la mentira y el desorden acobardan, atenazan, entorpecen, atesoran, roban. Pero el sol salió hoy para todos y la energía interior se forja para el afecto de muchos. Hoy a pesar de tanto malo hay gente que se ríe con ilusión y que toca pandereta y que en la sencillez de su vida el mañana le ilusiona para vivirlo.

El espectáculo de problemas que cada día fabricamos, es el resultado evidente de nuestro desenfoque, de nuestros objetivos equivocados, de tanto dinero que necesitamos para todo.

Hoy puede tocarte la lotería para colmar el ansia de tus necesidades. Hoy puedes conseguir el dinero que tanto ambicionas. De poco te servirá si la tranquilidad de tus adentros no está fabricada desde la solidaridad y el bien hacer para todos.

Hay que vivir con dignidad y con los medios que ello lleva consigo, pero precisamente por ello hay que practicar una ética colectiva de respeto, tolerancia y solidaridad con los más necesitados.

La Navidad debe ser el canto de esperanza y solidaridad para todos. La Navidad es el día de la ternura, de lo pequeño, de la inocencia, de la sencillez de la buena gente.

No intercambies tu pensamiento por la nobleza que posees. No valores el dinero por encima de tus valores de siempre.

No justifiques tus obras por el dinero que te consiguen ni pongas en riesgo tu honestidad. 

Mañana cuando desde tu interior te llegue el ruido del villancico de siempre, alégrate, disfruta, anímate… es el canto auténtico de la esperanza para convencerte de que la sencillez en tu vida es la solución, lo demás se te dará por añadidura. 

Desde este espacio que pretende la reflexión más sincera de lo que nos ocurre: FELIZ NAVIDAD.

Ángel Pérez Campos

 


LA MALETA







“Los recuerdos son lo que somos. Al final, eso es todo el equipaje que te llevas. El amor y los recuerdos son lo que perdura”. (Kristin Hannah)                                                                                                              

(Madrid, septiembre 1999)

Era domingo por la tarde y los coches se amontonaban en largas colas intentando entrar en la ciudad. Después de unas minivacaciones de seis días, por fin, llegaba a mi casa de Madrid agotado del largo y tenso viaje. Había colocado ya la maleta sobre la cama y me disponía a deshacerla lo antes posible ya que, a continuación, tenía que volver a rehacerla. Al día siguiente, muy temprano, tenía que tomar un avión con destino al norte de Italia, donde me esperaban dos meses de trabajo. Me daba un poco de pereza esta situación. Desde hacía ya unos años, las pautas de mi vida eran éstas: hacer y deshacer, cargar y descargar, llegar y partir…, siempre con una maleta a cuestas. Me gustaba lo que hacía, pero era una vida errante. Abrí la maleta con la intención de ordenar y clasificar todo, lo que se quedaría en el armario y lo que me iba a acompañar a mi siguiente destino. Camisas, pantalones, ropa de abrigo, ropa de trabajo, zapatos, gorros, etc... Tenía que pensar lo que me haría falta para el frío, o para el calor, o para la lluvia… Era, y soy, un desastre haciendo maletas, me estresa mucho.

Me di cuenta de que al ir sacando prendas tocaba objetos extraños, cosas que yo no había incluido en casa de mi madre, donde me había quedado esos días. No me cogió por sorpresa, ya estaba acostumbrado y, con sólo palparlos, supe qué eran y quién había sido la causante. Lo había vuelto a hacer. Cerré los ojos y respiré profundamente para no enfadarme, para no explotar. No había remedio con ella, todo estaba perdido. La había aleccionado y le había argumentado el por qué me parecía mal su actitud, pero todo caía en saco roto. Aunque ella dijera que lo comprendía, lo volvía hacer: un par de latas pequeñas de atún y otras dos de caballa, un salchichón, un chorizo y una cuña de queso liados convenientemente en film. Después emergieron dos barras de turrolate, un paquete de galletas pequeño, caramelos… ¡¡¿Pero cuando metió todo esto? ¿Y cómo lo escondió tan bien?!!... Seguí desalojando el contenido de la maleta esperando alguna sorpresa más. Cerca del fondo un par de calzoncillos y tres pares de calcetines nuevos con sus etiquetas y debajo de ellos un sobre con una estampita de la Virgen de la Sierra y una de Fray Leopoldo. Volví a inspirar fuertemente antes de descolgar el teléfono.

-Mamá..., sí, soy yo. Sí, ya he llegado…, mucho mamá, mucho tráfico…, muy cansado mamá… ¿Que qué hago?, pues imagínatelo, deshacer la maleta y empezar con la de mañana… Sííí, meteré abrigo y las camisetas térmicas que me compraste…, bueno mamá no te enrolles y no me desvíes la atención. ¿De qué estuvimos hablando ayer?... ¿que ya no te acuerdas?... Que me aguante, que tú eres así y que no piensas cambiar… Vale, vale. Por favor, mamá…, que tú ya has estado aquí y sabes qué hay de todo, tú lo viste, que vivo encima de un mercado de abastos, hay tiendas por todas partes y que, gracias a Dios, tengo un sueldo y algo de dinero y sabes también que cocinando me defiendo… ¡Ah!… Una cosa te digo mamá, los calzoncillos me los compro yo, que sé cuáles me gustan. No, no, no…. eso me hacía falta a mí, que te dijera cuáles son los que me gustan…, por favor que tengo ya 38 años… ¡Ah! que encontraste algunos ya muy feos y lo has tirado...¡¡¡Pufff!!! O sea, ¿qué has estado hurgado en la maleta?… No me extraña mamá, menos mal que no tengo secretos... Y ahora dime, ¿qué hago con toda esta comida?... Si me voy dos meses mamá… Que la guarde para cuando venga, o que me la lleve, o que me la coma… Mamá por Dios, eres imposible... Claro, ahora me vienes con que ya me acordaré de ti cuando faltes. Mira, déjalo, que tengo mucho que hacer y no quiero que se me olvide nada de lo importante y prefiero no enfadarme más. Ya lo sé mamá, que soy muy “esaborío”. Que sííííí, que síííí…, que te llamaré mañana cuando llegue, tendré mucho cuidado mamá. No me hagas esto más porfa, no hay necesidad, ¿no lo entiendes?, ¿me lo prometes?... Y preocúpate un poquito por ti anda… ¿Vale?... Un besito muy grande mamá, hasta mañana… Que síííí, lo dejaré todo apagado… ¿Que coma?… ¡¡Pufff!!...¡¡¡Mamáááá..., voy a colgar!!!-

Estaba sudando por intentar no levantarle la voz, por no gritarle. Nunca se lo había hecho, pero la verdad es que me exasperaba muchas veces. Esto no era nuevo, ya venía de lejos. Desde que me fui de casa en aquel septiembre de 1981 tenía la sensación de que su presencia protectora estaba siempre tras de mí. Me engañaba, amagaba con que lo entendía pero no era así, al final ella hacía lo que quería. Esa actitud me molestaba porque todo el día estaba dándole vueltas a todo lo que creía que me hacía falta y la verdad es que a mí no me faltaba ya de nada. Yo solo veía que su mundo era una burbuja pequeña donde lo importante eran los demás, sus seres queridos, y ella sólo quería servir, servir y nada más que servir. Esa fue su única universidad: la que le tocó por ser mujer y haber nacido en una época donde subsistir era el único fin y trabajar como una mula su único futuro. Era excesiva con todos y miserable consigo misma. Que se comprara ropa buena, zapatos, que se apuntara al IMSERSO, que hiciera actividades… Todo era inútil, no quería y eso me daba rabia. Con las fatigas que había pasado, ahora podía disfrutar algo de la vida y tener cosas que nunca había tenido. Pero, ¿por qué se preocupaba ahora de mandarme unas latillas de atún, salchichón o turrolate?… ¡¡Vamos, vamos!!..., no lo podía, ni lo quería comprender.

Seguí desalojando lo último de la maleta. Unos pantalones, al sacarlos y extenderlos, un pequeño zumo salió disparado de un pernil y cayó al suelo. Miré al techo de la habitación y volví a hiperventilar mi cuerpo profundamente… ¡¡¡Si a mí no me gustan estos zumos!!!

(Italia, noviembre 1999)

El tiempo es implacable. Se mueve lento pero discurre rápido. Después de 65 días me disponía a volver de nuevo a España. Era viernes y la mañana era fría y gris. Estaba metida en una lluvia que era, en sí, aguanieve, el peor tiempo para trabajar a la intemperie. El principal anhelo ese día era ver aparecer a aquel avión entre las nubes. Traería un preciado cargamento, nuestro relevo, y el medio en que volveríamos de nuevo a casa. La incertidumbre era grande, un temporal asolaba toda Europa y todavía cabía la posibilidad que nuestro regreso se aplazara.

 (Madrid, 17 horas más tarde)

Metí la llave con dificultad en la cerradura, la giré y abrí. Eran las doce y media de la noche. Arrastré como pude la maleta y un gran bolso con la ropa del trabajo hacia dentro y cerré la puerta tras de mí. Me descolgué la mochila y empecé a encender luces. El piso estaba helado. Salimos de Italia con tres horas de retraso. La avería recurrente de siempre, después, sobre Francia, la esperada tormenta eléctrica y, para colmo, el aire en contra. Baches, turbulencias y el ensordecedor golpeo del hielo en el fuselaje al desprenderse de las alas hicieron que fuera uno de los peores vuelos que recordaba. Puse en marcha la calefacción, venía arrecido de frío. Sonó el teléfono, y enseguida se me vino a la cabeza una imagen. ¡¡Bingo!!

-Hola… Síííí. Por fin mamá, qué día más largo, desde las 6 levantado… Destrozado mamá, he salido con mucho frío y aquí hace tanto igual… Y bueno mamá, ¿no te llamé esta tarde desde Italia para decirte que no esperaras mi llamada, que salíamos con mucho retraso? Anda acuéstate que son la una menos cuarto… El viaje bien mamá, estos aviones modernos ni se mueven… Ya sé que te da mucho miedo y tú, con miedo, no te duermes… Bueno, pues ya le puedes apagar la vela a la Virgen y..., bueeeno, pues no se la apagues… Sí mamá, he comido un bocadillo en el avión…, síííí sacaré el edredón de plumas y lo echaré encima de la cama, pero me quiero duchar antes... Otra vez mamá…, que síííí, que he comido y además tengo comida por aquí… Noooo…, mañana cuando me levante me pongo con la maleta y pondré lavadoras. No lo sé mamá, ahora no sabría decirte cuando podré ir… Pero por qué no me dejas, te acuestas tú y yo me puedo duchar… Te prometo que mañana hablamos tranquilamente… Que la Navidad cómo la tengo… Por favor mamá, hasta mañana… Gracias mamá, que descanses tú también, buenas noches.

- Arrinconé el equipaje en la otra habitación, saqué el edredón del armario, lo extendí sobre la cama y después me duché. El agua caliente resbaló sobre mí cuerpo como un bálsamo, me relajó y, a la vez, me dio energía. Me puse un pijama limpio y una sudadera, el piso seguía gélido. Cogí de la mochila un trozo de pan que me había sobrado del desayuno. La verdad es que el desayuno era lo único que me había echado al cuerpo en todo el día, aparte de toda una serie de cafés de los cuales ya había perdido la cuenta. Empecé a abrir las puertas de la cocina por si encontraba algo comestible. Dos litros de leche que les quedaba muy poco para caducar, un bote de pimientos rojos, un tetrabrik de caldo ya caducado, colines y regañás, un bote de espárragos y..., al fondo de un armario, dos latas de atún pequeñas y dos de caballa. Bueno, me dije, me hago un montadito y un vaso de leche y mañana será otro día. Sobre un plato coloqué la caballa y los pimientos rojos, creí que era buena elección. Cogí el pan y lo abrí, estaba ya algo duro, pero le metí dentro el contenido de las latas. Puse en el microondas un vaso de leche y listo. Me senté a la mesa. Le di un bocado y, al entrar en mi cuerpo, me di cuenta de que tenía hambre, pues me supo a gloria. Me quedé abstraído masticando y mirando fijamente aquella lata vacía de caballa y el vaso de leche humeante. Cerré los ojos y una fugaz chispa prendió dentro de mi pecho. Duró lo que dura una chispa, una pizca, pero lo suficiente para recibir una fuerte sacudida que me hizo respirar de forma entrecortada. Cuando abrí los ojos vi todas las piezas de mi armadura tiradas por el suelo de la cocina. Todo aquello que me servía para caminar con seguridad en la selva donde habitaba a diario se había derrumbado de un plumazo. Me miré y observé que estaba desnudo, totalmente desnudo, encueros. Arrebatado, intenté tragar lo que tenía en la boca, pero se me hizo bola y me costó. Recordé que esto que me estaba sabiendo a gloria eran las conservas que ella me había escondido en mi maleta y por las cuales yo me enfurecí aquel día, hacía ya más de dos meses. Al instante vinieron, como una ráfaga de flashes, donde se solapaban unas con otras, las imágenes de mi vida donde  ella  nunca  faltaba  a  mi  lado, donde  su  mano siempre estaba ahí para levantarme, para protegerme, para acariciarme. Pero, ¿cómo no pude ver su presencia en aquel pequeño montadito? Qué torpe y qué bruto era. Cómo podía haber olvidado que el amor de mi madre estaba presente constantemente y que una sonrisa, una caricia, un gesto, podían darle una felicidad y un sosiego instantáneo. Eso ahora me quemaba y me escocía. Vi con claridad que nuestros dolores, nuestras alegrías y penas, nuestras sonrisas y lágrimas, nuestros fracasos y triunfos, eran los suyos. Su cuerpo físico ya no existía hacía tiempo, era a través de nuestras sensaciones y emociones por las cuales ella respiraba, ella sentía y vivía. Una mano invisible había cogido mi estómago y lo había estrujado. Vi perfectamente lo que ella era y por qué quería ser así, un simple grano de arena en una gran playa, la estrella más tenue, pequeña e insignificante de un firmamento rutilante lleno de constelaciones o una gota de agua en un océano. Eso quería ser, ¿por qué tratar de cambiar constantemente aquella realidad, si era inviable?

Estaba claro. Todo lo que me estaba pasando era una trama ideada con astucia y sé quién tenía ahora el dominio y el empuje para doblegarme. Sí, era ese Dios, el Dios de las pequeñas cosas, quien me la había vuelto a hacer. Lo preparó con astucia, me esperó, fue paciente y golpeó con fuerza cuando menos lo esperaba. Nuevamente me había dado una lección, me había vuelto a dar una hostia sin manos. Me había parado en seco y me había quitado el velo que impedía que apreciara la magnitud de la persona que sufría y padecía por mí, la persona que me dio el ser. Este Dios me enseñó la grandeza de lo pequeño. Mezcló en su probeta el polvo de una estrella pequeña e irrelevante, una pizca de su bondad, entrega y sacrificio después cogió un pellizco de su amor y una latita de caballa, lo agitó y me lo arrojó sin piedad, provocando la mayor de las tempestades en mí, una tormenta de emociones que hizo de lo pequeño lo más grande, hizo que viera. Me levanté de la mesa y como pude, me recompuse. En lo alto de la mesa estaba todavía, incandescente, la chispa que lo había provocado todo. La recogí y la guardé en el frasco de las chispas. Me di cuenta de que había estado llorando sin darme cuenta. Terminé el pequeño bocadillo y me bebí la leche. Me fui a acostar. Al pasar por el salón, encima de la mesa, tenía enmarcada una foto de ella. La cogí y la limpié con delicadeza mientras la miraba. ¡Qué difícil me iba a ser conciliar el sueño aquella noche!

 (Madrid, octubre 2024)

Ella nos dejó hace ya unos años y no dejo de acordarme de ella. Aún hoy no he podido desactivar mis alarmas sensoriales de qué días o a qué horas me llamaba. Hace unos meses llamaron al teléfono fijo, eran sobre las diez de la noche, su hora. Descolgué y respondí:

-Hola mamá. Pues mira, haciendo ya la digestión de la cena ¿y tú?, ¿también?... Pues muy bien… Yo, un caldo de puchero congelado, sí del que me hiciste, con unos fideos finos y averiguado... Esta vez te salió de ole. ¿Y tú?... ¿Sopa de pescada? … Uhmmmm, qué rica mamá, a mí me gusta mucho, y con este frío es lo que apetece… Vale, cuando vaya me haces una, y lentejas… Lo sé mamá, que te gusta mucho la cuchara… Bueno, sí, mañana trabajo de tarde… ¿Que cuando voy a ir?. Pronto mamá, muy pronto. Bueno, el próximo día te llamo yo ¡¿eh?! Un besito mamá, que descanses. Buenas noches.-

Cuando iba a colocar el teléfono sobre su base se oyó por el micrófono una voz extraña: ¡¡Caballero, le repito, que yo no soy su madre!!, le llamo de Vodafone y solo quería ofrecerle una oferta. ¿En qué compañía esta ust...? El teléfono cayó en su sitio y se cortó. Es inevitable, el recuerdo nace de la raíz, del cariño, del agradecimiento. Si para tener una buena vida hay que hacer méritos, ella los tenía todos. Pero no tuvo suerte, ni en la vida ni en la muerte. Hoy he bajado al trastero a por mí inmortal maleta “Samsonite”. Estoy preparando un viaje a Italia, quiero recordar viejos tiempos. Precisamente, ahora es tiempo lo que me sobra. Al abrirla, me he encontrado un sobre con la Virgen y Fray Leopoldo, creo que hay estampitas de éstas en todas las maletas que tengo y todas me llevan a ella.

“Y un recuerdo que lleva a otro recuerdo, si mal no lo recuerdo, me llevó hasta ella.
Y un recuerdo que lleva a otro recuerdo, ahora que me acuerdo, me acordé de ella.
Y yo, que siempre lo olvido todo, no hay manera de olvidarme de ella.
Porque ella es la memoria de un corazón lleno de olvidos.”