septiembre 01, 2025

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 Cabra, culta y poética 

Este blog pone a disposición de ustedes, en este formato digital, la revista en PDF "Cabra, culta y poética" que desde el mes de junio del pasado año 2023, estamos editando. Nos complace y nos congratula muchísimo a todos los colaboradores, creer que nuestra revista contribuye de algún modo a la promoción de la cultura de nuestro pueblo.

La única pretensión del mismo es facilitar que los contenidos de la revista  puedan llegar a un mayor número de usuarios, sobre todo aquellos que usan las nuevas tecnologías. Nosotros procuraremos abarcar  el mayor número de campos culturales que nos sea posible: literatura, música, pintura, etc.

CONTENIDO:  

— EDITORIAL
—RELATOS DE HISTORIA

COLABORACIONES:

— RELATOS
— REFLEXIONES
— ENSAYOS
— TEATRO
— POESÍAS
— DIBUJOS
— LIBROS RECOMENDADOS
— FOTOS
— VIDEOS 

CONTACTO:

Email de contacto: cabracultaypoetica@gmail.com
https://cabramilenaria.blogspot.com

Edición y dirección: Antonio Fernández Álvarez
Diseño y Maquetación: Antonio Fernández Álvarez

Editorial

Reitero unas frases que mencioné el mes pasado en mi editorial: Soñamos con que nos descubran, soñamos con que nos lean, soñamos con que nos acompañen.

Lo he dicho antes y lo repito hoy: seguiré seguiremos luchando para que Cabra, culta y poética sea una revista cultural que despierte orgullo en cada egabrense. Y para logarlo, necesito de todos vosotros: lectores, colaboradores y soñadores.

Es cierto, nuestras limitaciones no nos permiten ofrecerla en papel, sé de los inconvenientes que para muchas personas supone poder verla en los formatos digitales —PDF, Blogspot, etc. —. Pero creerme: en su versión revista digital, leerla es muy fácil y, si la abrís en vuestro móvil, una tablet o en un ordenador,  la experiencia es pura magia.

Porque no se trata solo de leer, sino de formar parte de algo que nos une, que nos representa y que nos habla al corazón. Cada edición es una ventana abierta a nuestras raíces, a nuestras voces y a nuestros sueños.

No lo dejéis para otro día. La cultura vive en quienes la disfrutan. Entrad, vividla… y llevadla más lejos.

Aprovechamos la ocasión para indicarles que si quieren participar en nuestra revista solo deberán enviarnos sus trabajos al Email: cabracultaypoetica@gmail.com

Asimismo sugerirles que pueden ver nuestra revista entrando en el enlace: https://cabramilenaria.blogspot.com

La publicación de nuestra revista es mensual.

Vea en PDF nuestra revista, o si lo prefiere descárgela. AQUÍ

Véala también en formato revista digital, queda muy chula. ENTRE AQUÍ

Relatos de historia

 Poetas egabrenses del siglo XX
Por: Antonio Fernández Álvarez


Manuel Ruiz Madueño
"Poeta" o el "cordobes"

Nació en Cabra el día 4 de diciembre de 1920.

Yo era un adolescente cuando me cruzaba con él por la calle. Me habían dicho que era un loco, un bohemio e incluso un provocador. Por su aspecto desaliñado, verlo con su sombrero cordobés resultaba algo raro, pero quizás solo estaba necesitado de charla y cariño. Por ello, a falta de mejor compañía, podías verlo caminando con aquella gallina que, durante unos días, fue su fiel compañera.

Por su portentosa capacidad de improvisar, que tenía Manuel Ruiz Madueño, realizaba sobre la marcha algún verso, bien de viva voz cuando te paraba por la calle, en una cuartilla o incluso en una servilleta de papel; hay quienes conservan con cariño sus poemas.

Les dejo un poema que me regaló un amigo, el cual me dijo que se lo había dedicado Manuel Ruiz Madueño:

Agua cristalina y pura
de la Fuente del Río,
que en frenesí de locura
se desborda en regadío.

Revestido de hermosura
el pueblo donde he nacío,
quiero anotar con mi pluma
tu inefable poderío,
que no hay fuente ninguna
como la Fuente del Río.

Manuel Ruiz Madueño, “El Cordobés”, bebedor como los poetas tabernarios franceses. Loco, como también llamaban a Juan Ramón Jiménez en su pueblo, Moguer, cuando caminaba hablándole a su borriquito Platero. 

En cualquier caso, Madueño fue una persona ubicada fuera de las normas aceptadas por la sociedad de su tiempo; por ello, hubo quien lo echó, se lo quitó de en medio. Molestaba.

Ya has visto que se están empeñando las personas “cultas” de Cabra en volverme loco de verdad. Digo las personas cultas entre comillas porque son todo lo contrario.
(Fragmento de una carta a su amigo, el maestro don José Rodríguez López).

Lo encerraron. Sufrió un triste deambular por la Unidad 20 del Hospital Psiquiátrico de Alcolea (Córdoba). Electroshock y cartas, muchas cartas remitidas a los amigos que no lo abandonaron, solicitando S.O.S. de ayuda.

En sus misivas escribía:

Me hicieron ficha aquí. ¿Por qué delito? En calidad de reo peligroso —¡pobre de mí!—. Y eso significaba adquirir un cartel de loco y volver, por cualquier tontería, otra vez. Los médicos me han dicho que, en cuanto el señor juez mande mi libertad, no me admitirán aquí nada más que de visita.

Pero el señor juez no da su brazo a torcer. ¿Por qué me cree un delincuente? Habladle a ver si lo convencéis de lo contrario. El médico de mi sector le ha comunicado tres o cuatro veces que aquí no tengo que hacer nada, porque estoy dado de alta clínica… desde que ingresé.

Quiero que me mandes… “lo que tú quieras” y, además, palabras de aliento, para combatir estos últimos días de tedio forzoso en este “Nido del Cuco”.

Y allí escribía. Nunca dejó de escribir. Y soñaba, soñaba con publicar su primer libro.

En sus misivas se apagaba su vida, su soledad, su tristeza, y su dolor era palpable, añorando su salida.

Está próxima mi vuelta. Tengo que resistir como sea…

Cuando salga de este “Nido del Cuco”, será para no volver más, te lo juro…

Duelen los poetas sinceros —dice en otra carta al maestro Rodríguez López—, contento porque el señor juez ha sobreseído mi causa.

Al mismo tiempo, le pide “una sorpresa” para humo, papel de escribir y otras gracias. Esta era su forma de pedir en sus cartas al reducido número de amigos que lo ayudaron y lo sostuvieron económicamente. Desde el psiquiátrico enviaba continuas cartas, la mayor parte rimadas, solicitando ayuda económica y gestiones para poder salir.

Un amigo, Florián Valentín, publica un artículo en La Voz de Córdoba el 01/09/1981 en el que hace un llamamiento para que no lo vuelvan a internar en el psiquiátrico.

Sí, salió del manicomio, pero ya para no volver a Cabra. La última etapa de su vida transcurrió —hasta su muerte, ocurrida el día 4 de marzo de 1982— alejado de su tierra y prácticamente abandonado por todos, en la residencia sevillana de la tercera edad de Montetabor, en Ginés. Hoy, sus restos reposan en la bovedilla número 1811, en la calle La Esperanza, del Cementerio San José de nuestra ciudad.

En 1991, editado por el M. I. Ayuntamiento de Cabra y la Excma. Diputación Provincial, se publica un libro que recoge una selección de sus poemas. Con el título Flores tardías, un libro que, aunque tarde, nos sirve para recuperar la figura literaria, y sobre todo humana, de Manuel Ruiz Madueño, un poeta tan incomprendido en su tiempo que, en respuesta al trato denigrante que recibía, en una aceptación irónica del papel que se le asignaba —a la vez que como un aldabonazo en la conciencia de muchos—, se hizo imprimir unas tarjetas en las que figuraba: Manuel Ruiz Madueño. Ciudadano de tercera.

Desde estas líneas, en la revista Cabra, culta y poética, hemos querido hablar del artista, quizás poco reconocido, probablemente olvidado por muchos, pero hecho inmortal por sus poemas y, lo más importante, acordarnos del hombre, para unos extravagante, bohemio y loco. Pero que en su versión lírica, supo mostrar las realidades más significativas de Cabra y lo hacía de la manera más natural y espontánea.

Foto de Manuel Ruiz Madueño en la fuente que había en su casa de la calle La Cruz



Fotos de Manuel Ruiz Madueño
en compañía de amigos

Miguel Blancas Calzado

 


Tomás Pavón Santiago








VIDA Y ANÉCDOTAS

(Quinta parte)

 

Algunas letras de sus cantes:

   Almonaster tiene un río / y a 4 pasos la Ermita / desde el Pozo se ve / a Santa Eulalia Bendita / Patrona de Almonaster. 

  Bonito, alegre y campero, / el fandango de Valverde / el Gatillo lo cantaba / y a la luz de los luceros / la luna le acompañaba.

   Calañas  ya no es calañas / que es un segundo Madrid / quien no ha visto en Calañas / pasar el ferrocarril / a las tres de la mañana.

   No lo alquilo ni lo vendo. / Tengo un caballo retinto. / Me lo regaló su dueño / camino de San Benito / por un fandango cerreño.

   Fandango donde has nació / que to er mundo te conoce. / Yo nací en un rinconcillo / que Alosno tiene por nombre, / donde le dan el dejillo.

   Aunque me voy no me voy, / aunque me voy no me ausento; / aunque me voy de palabra / pero no de pensamiento.

   Hay quien dice que por hablar, / que nuestro cante no es jondo, / por hablar yo le propongo, / que venga a Huelva a escuchar, / un fandango de Toronjo.

CANTAORES DE CABRA: 

·       En primer lugar cantó Manuel Lama Durán “el Paleto” le brindó sus cantes por Malagueñas cosa que tanto le gustaba a Tomás, que siempre se lo pedía, le acompañó a la guitarra: Curro de María. 

·       En segundo lugar cantó José Cobo Puerto “el Niño de la Fuente de las Piedras” brindó sus cantes a su buen amigo y compañero con el que estaban preparando para cantar a dúo algunos cantes que los dos cantaban de su repertorio. Cantó José unas Soleares de Córdoba, con la guitarra de Curro de María.

·        En tercer lugar cantó Fernando Urbano “el Gandi” haciendo un recorrido por el palo de Soleares cantando por varios estilos, cantes que a Tomás siempre le gustaba que los cantara su amigo “el Gandi” que para este momento quiso que le acompañara a la guitarra Enrique Maldonado, amigo común de los dos, y sobre todo le tocó muchas veces a Tomás Pavón.

·      En cuarto lugar canto su hermano Pepe Pavón “el Tomate” tuvo que tomar un respiro porque le ahogaba la pena, ya que no estaba a su lado el que tanto le cantó y le enseñó, con lágrimas en los ojos y mirando al cielo cantó dos Cartageneras que quedaran para el recuerdo, le acompañó a la guitarra el último guitarrista que acompañó a su hermano, Curro de María.

·     Como no podía ser menos en brindarle tanto Mª Eugenia y Eusebio Muriel su homenaje particular a Tomás Pavón como ellos saben hacerlo que es su poesía “El Toro del Abanico” de Benítez Carrasco, a dúo poniendo un énfasis en su declamación que no solamente herían al aire de la noche serena lo mismo que a los corazones que los escuchaban.


EL TORO DEL ABANICO

Abrió su abanico,
se escudó tras él,
y un toro lucero chico
saltó al ruedo del papel.
 
Y entre varillas, plisados,
un chato de manzanilla,
una guitarra, un sombrero
y un paisaje de Sevilla.
 
En los palcos de sus ojos
dos niñas de rompe y rasga;
dos penas y dos rastrojos;
la noche y el sol juntitos
en los palcos de sus ojos.
 
Y el barandal de su boca,
que cosa:
juntos el fuego y la nieve,
novio y novia.
 
Y cómo se están riendo;
la nieve de no romperse
 
estando en medio del fuego,
y el fuego de no apagarse
teniendo a la nieve en medio.
 
Burladero de clavel.
Ay, si el torero no fuera
de papel,
qué salto hasta ti daría,
burladero de clavel.
 
Van y vienen las varillas
cómplices del coqueteo;
aire, amor, guiño, deseo;
van y vienen las varillas:
un ramo de banderillas
que han salido de paseo;
aire, amor; guiño, deseo,
van  vienen las varillas.
 
Y al aire del abanico
se está meciendo Sevilla.
 
Y el toro lucero chico
quiere y no puede coger
al torerillo de cromo,
que en los terrenos del tres
quiere y no puede mover
los pies.
 
Aire y plomo:
trágico apunte del cromo
en los terrenos del tres.
 
Pero tú no tengas miedo,
torero de planta leve;
si este toro no se mueve
por más que se mueva el ruedo.
Torero, no tengas miedo.
Y el toro no se movía.
Con la muleta en lamno
en torero se mecía,
y el ruedo de papel era
un aire que iba y venía.
 
Pero… ¿y si se arranca el toro?...
Y que tienes que temer;
si están dispuestas al quite
las manos de una mujer.
 
Y que quite maravilloso
y amoroso.
 
Para evitar la embestida
del toro lucero chico,
ella cerró su abanico…
y se acabó la corrida.
 
MANUEL BENÍTEZ CARRASCO
 

Como punto y final a este trabajo vida y anécdotas de Tomás Pavón les diré que por regla general cuando termina el último cantaor empieza la gente a marcharse, esa noche del 23 de junio del 2000 cuando el pueblo de Cabra homenajeaba a Tomás Pavón Santiago, esa noche no. La maravillosa velada vivida, hacía presente al homenajeado en los corazones de todos sus amigos, y de todos aquellos que le conocieron y de todos los allí presentes.

Antonio Fernández Álvarez


 


El faro de tu ausencia






En los seis años que llevaba viviendo en el faro, nunca se había planteado qué hacía allí. Si fue una decisión precipitada o no, jamás lo pensó. Solo sabía que huía de sí mismo, de su tristeza, de la melancolía que le provocaba recordar a Sara.

Sara, su amada Sara. El amor de su vida desde que la conoció en el colegio. Aquella niña menuda, de cabello rubio y ojos azules, que al mirarlo lo dejaba sin palabras, con las mejillas encendidas y la voz temblorosa. No tardaron en hacerse inseparables. Primero amigos, luego novios, descubriendo juntos los primeros besos adolescentes. Pero el deseo —ese deseo tan natural y tan humano— acabaría siendo el principio del fin.

Los sorprendió el padre de ella en el jardín, besándose a escondidas. Aquel hombre, dueño de un concesionario de coches, varias propiedades y una gran finca de olivos, jamás vio con buenos ojos que su hija tuviera ojos solo para David, el hijo del capataz. Aunque no se opuso abiertamente —quizá por no enfrentarse a Ramón, un trabajador leal y competente—, su rechazo era evidente.

David, sin embargo, no era un muchacho sin futuro. Inteligente, aplicado, había ingresado en la universidad y se acababa de licenciar en Filología Inglesa. Mientras ahorraba para hacer un máster, aceptó trabajar como jardinero en la casa de Sara. Era la excusa perfecta para estar cerca de ella. Y sucedió lo inevitable.

El padre de Sara montó en cólera. Expulsó a David de su casa y le prohibió volver a ver a su hija. Luego la envió con su tía María, que vivía en Galveston, Texas. Un exilio forzado.

Los primeros quince días sin Sara fueron una tortura. Nada ni nadie —ni sus padres, ni sus amigos— lograban aliviarle el alma. Apenas comía. Parecía flotar en un letargo peligroso.

Y de pronto, algo cambió. Nadie supo cómo ni por qué. La mañana del cinco de julio de 2023, David se levantó, hizo su maleta, se despidió de sus padres y se marchó. Solo llevaba algo de ropa, su portátil, un libro electrónico, el móvil, y su Honda CB 500 X de segunda mano. Nada más.

—No os preocupéis por mí —les dijo—. Estaré bien. Ya os escribiré cuando esté instalado. He conseguido un trabajo.

No dio más explicaciones. Sus padres, aunque tristes, lo dejaron ir con la esperanza de que les escribiría pronto.

Un mes después recibieron noticias suyas. Y tres meses más tarde supieron dónde estaba: un faro perdido en un islote solitario, hermoso pero aislado del mundo. Solo una vez al mes un barco llegaba con provisiones y lo que pudiera necesitar. Aunque el faro estaba integrado en una vieja casona, David vivía en la segunda planta de la torre, que había acondicionado a su manera.

Pero aquel día, el barco que se aproximaba no era el de siempre. Era un pequeño yate. La joven que bajó de él le recordó a Sara. Y ese recuerdo fue como una herida reabierta.

Tenía que bajar y advertirles que no podían permanecer en la playa si no tenían una avería o un motivo serio. Pero algo lo retenía. ¿Era ella?

Sí. Era Sara. No la veía desde hacía seis años, pero al mirarla desde la ventana supo que era ella. Sus ojos azules, fijos en el faro, lo intimidaron igual que cuando eran niños.

—¿Qué hace aquí? —se preguntó—. ¿Y yo? ¿Qué he hecho con mi vida? ¿Por qué perdí seis años sin buscarla?

La realidad lo golpeó de pronto. No había olvidado a Sara ni un solo minuto. Pero se dejó apagar. Mientras ella recorría medio mundo, él se había consumido entre libros, recuerdos y botellas de whisky.

—No puede verme así —pensó—. Se decepcionará. Se irá. Y no la culparé.

Sara llamaba a gritos desde la playa. Lo buscaba con desesperación. Sabía que él estaba allí. Su corazón latía desbocado, ansiosa por encontrarlo, por decirle que tampoco lo había olvidado.

—¿Dónde estás, David? Amor mío… ¿dónde estás?

Él la oía, pero no se movía. Su cuerpo parecía hecho de piedra. El miedo a decepcionarla lo paralizaba.

—No puedo, Sara… no puedo. No quiero que veas en qué me he convertido —murmuró, hundido.

Sara ya había entrado en la casona.
Subía las escaleras de piedra, una a una, con el corazón a punto de estallar.

—¡David! —gritó—. ¡Soy yo!

Él oía su voz como un eco lejano, como si viniera de otro tiempo, de otro David que aún creía en los milagros.
Apretó los puños. Todo en su interior le pedía que se levantara, que corriera a abrazarla.
Pero no podía.

“Así no. No así.”

La puerta se abrió.
Sara se quedó en el umbral, con el pecho agitado y los ojos empañados.
Lo miró.
Él estaba allí, sentado junto a la ventana, encorvado, más viejo que sus años.

—David…

Él bajó la cabeza. La vergüenza le pesaba en los hombros.

—No puedes verme así —murmuró—. No después de todo este tiempo.

Sara avanzó despacio.
No dijo nada. No lo juzgó. Solo lo miró con los mismos ojos de siempre, esos ojos que lo habían enamorado de niño.

Se arrodilló frente a él, le tomó la mano.
La suya, tibia.
La de él, fría como el invierno del faro.

—Estoy aquí —susurró—. Y no me he ido nunca.

David alzó la mirada.
Ella sonreía, con los ojos húmedos.
Y entonces, rompió.
No con palabras. Con lágrimas. Con un suspiro contenido por años.
Se dejó caer en sus brazos.
Por primera vez en seis años, no sintió frío.

Afuera, el mar golpeaba con suavidad la roca.
El faro seguía encendido.
Pero por fin, ya no era el único que resistía la oscuridad.

José Fernández Álvarez (JotaEfeA)

 


LA BANDERA DE LA 
VIRGEN DE LA SIERRA






50 AÑOS DEL HIMNO A LA BANDERA DE LA VIRGEN

Este año de 2025 se cumplen 50 años de la composición por el añorado Maestro don José Rodríguez López de una de sus obras más conocidas e interpretadas en la que, como todas las que dedica a nuestro pueblo, puso además de todo su saber hacer musical, todo su corazón egabrense. Esta obra es el “Himno a la Bandera de la Virgen de la Sierra” compuesta el 25 de mayo de 1975 y fue estrenada en las fiestas marianas de septiembre de nuestra localidad, dedicadas a Nuestra Patrona la Virgen de la Sierra, concretamente en la celebración Eucarística del día 8 de septiembre bajo la dirección del propio autor.

La letra del himno al que el Maestro le pone tan genial y celebrada melodía son unos exquisitos versos que surgieron de la encomiable pluma del poeta y escritor local don Juan Soca Cordón.

Obviaré en esta sencilla colaboración ningún estudio musical, ni análisis estructural ni formal, pues la principal razón es traer a la memoria la efeméride en cuestión como es el 50 Aniversario de una
composición egabrense que ha hecho historia por sí sola, por su valor musical, desde luego, por sus versos obviamente y singularmente por su significación dentro del panorama de la música local festiva y religiosa y tradicional del pueblo. En cambio, si estimo resaltar que esta partitura del Maestro Rodríguez es una más de las varias obras que escribe pensando y en pueblo y para su pueblo, pero en las que además patentiza en cada compás, en cada pentagrama no solo su egabrensismo sino también su sentir creyente especialmente en sus obras de tipo religioso, algunas de gran factura musical, concebidas, sin duda, en momentos de auténtica fe, gran devoto como lo era de la Virgen de la Sierra. Podemos citar, en este sentido sus muy preciadas plegarias ¡¡No llores Madre!!, dedicada a la titular de la Real Archicofradía de Ntra. Sra. de la Soledad y Quinta Angustia de Cabra y Amorosa Madre, con letra igualmente de Juan Soca, dedicada también a la Virgen de la Sierra e igualmente podríamos hacer referencia a sus marchas de procesión en cuanto enfatizar ese sentir creyente del que hace gala el Maestro en sus composiciones religiosas.

Letra del Himno

Bandera de la Virgen de la Sierra
arco iris de paz y de consuelo
jirón del cielo que bajó a la tierra
camino azul para escalar el cielo.
¡Con que viva emoción nuestra niñez
te aclamaba al redoble del tambor!
¡Con que serenidad nuestra vejez,
borda rosas de amor en tu color!
Con tu bandera, Virgen de la Sierra
lanzas al viento, tu infinito amor
sublime brisa sobre la tierra
del que no encuentra alivio en su dolor.
Con tu bandera, Virgen de la Sierra
lanzas al viento, tu infinito amor
sublime brisa, sobre la tierra
dando alegría a nuestro corazón. 

Las imágenes que acompañan a esta colaboración son:

(1) Página 2 (de tres) de una reducción para piano y voz del Himno a la Bandera de la Virgen

(2) Imagen del Maestro Rodríguez

Francisco Asís Granados Mellado (Paco Granados)

 


Relatos: La Hora del Miedo






AYUDADNOS 

Noches atrás, Natalia había estado escuchando unos ruidos un tanto extraños de los que no sabía exactamente de dónde procedían. Del mismo susto no se atrevía a levantarse para ver qué o quién podía ser. Tenía un miedo atroz a la noche y a la oscuridad; ni siquiera era capaz de llamar a sus compañeros de piso para ver si ellos escuchaban algo. 

Acababa de amanecer y sus compañeros de piso y ella se encontraban desayunando. Se dirigió a ellos para preguntarles si alguno de ellos había escuchado algún ruido esa noche. Al parecer, ninguno de ellos había escuchado nada. Marta, que dormía junto a ella. Julián y Óscar dormían en la habitación de al lado.

Natalia y Marta salieron de su piso camino al colegio donde trabajaban. La tarde transcurría igual que cualquier otra. Natalia entró en una clase y vio a una niña sentada en su pupitre. Se acercó para preguntarle qué hacía allí, ya que las clases habían terminado. Natalia y Marta eran las únicas que allí se encontraban, pues eran las encargadas de la limpieza del colegio.

— ¿Qué haces aquí, estás castigada?

 —¡No, ayudadnos!

En ese mismo instante entró Marta a la clase.

—Natalia, ¿con quién estás hablando?

—“Con esta niña, ¿no la ves?”

—“Si no hay nadie”.

Natalia se giró hacia donde estaba la niña y, en efecto, allí no se encontraba nadie.

 —Te juro que ahí había una niña, te lo juro.

 Contestó Natalia, excesivamente nerviosa.

—Tranquila, Natalia, se habrá ido corriendo, no te pongas así.

Llegaron a casa y allí se encontraban sus otros compañeros. Natalia les contó lo que había pasado con aquella niña. Los dos bromearon sobre ello. Comentaban entre ellos que seguro que aquello era un espíritu que venía a por ella. Natalia se marchó enfadada a su habitación. Marta se fue al poco tiempo.

 —Natalia, no te enfades, solo fue una broma.

 —No me gustan esas bromas. Ellos saben del miedo que me produce todo esto.

Eran las tres de la madrugada cuando de repente Natalia comenzó a sentir un frío profundo que la despertó. Se encontraba destapada. Cuando se levantó para volver a taparse, vio que a los pies de la cama se encontraba la silueta de un niño. Rápidamente y llena de terror encendió la lamparita que tenía en la mesita de noche, y de repente una voz…

 —“Ayudadnos”.  

Natalia gritaba desesperadamente. Marta se asustó al escuchar aquellos gritos y saltó de la cama. Al momento, Julián y Óscar salieron corriendo hacia su habitación para ver qué ocurría. Natalia se encontraba temblorosa y muy nerviosa.

—“Estaba ahí al lado de mí cama, estaba ahí”.  –

—¿A quién te refieres?

 —No sé, había un niño pidiendo ayuda.

Sus amigos creyeron que se trataba de una burla hacia ellos por aquella broma que le hicieron.

 —¡Anda ya! Venga, buenas noches.

Cuando se disponían a volver a su habitación, la puerta del cuarto de Natalia se cerró sola delante de ellos. Comenzaron a escuchar gritos y pasos… El frío en la habitación era cada vez más intenso. Ahora eran los cuatro los que tenían miedo. Podían escuchar claramente unas voces de niños que decían…

—“Ayudadnos, ayudadnos”.

El pánico se apoderó de todos. La noche la pasaron los cuatro juntos, sin querer moverse de allí. A la mañana siguiente, todavía con el miedo en el cuerpo, decidieron ir a hablar con el dueño de la casa, para ver, si él alguna vez había sentido algo. Cristóbal, que así se llamaba el dueño, les comentó extrañado…

—No, aquí normalmente solo se escuchan los sonidos típicos de un edificio antiguo: el crujir de la madera y esas cosas, pero voces, nunca.

Cristóbal les comentó que podría tener sentido las voces de aquellos niños, ya que antiguamente el edificio era un orfanato y solían enterrar allí a los niños que fallecían.

 Aquellas palabras les asustaron más y se marcharon de nuevo a su piso. No tenían más remedio que volver, pues no tenían a dónde ir.

Aquella noche decidieron dormir todos en la misma habitación por si ocurría algo y estar así los cuatro juntos. Una vez más, a las tres de la mañana empezaron a sentir frío, mucho frio…Veían sombras por todos lados. Entonces Julián se armó de valor y se dirigió a aquellas sombras.

—¿Qué es lo que queréis?

—“Ayudadnos”.

—¿Y cómo os podemos ayudar? Decírnoslo.

De pronto, dos niños vestidos con ropaje antiguo se presentaron en la habitación. Eran dos niños: Un niño y una niña de unos diez años. Sus caras eran pálidas y estaban cubiertos de polvo. Les estaban señalando el pasillo… Los cuatro amigos fueron hacia allí. Uno de los niños se paró justo delante de la cocina y les señaló los muebles de la cocina que había colgados en la pared. Julián y Óscar los quitaron rápidamente. Golpearon en la pared y se dieron cuenta de que estaba hueca. Les dijeron a Natalia y a Marta que les trajeran algo para romper aquella pared. Ellas rápidamente fueron a buscarlo. Se pusieron a dar golpes hasta que consiguieron hacer un agujero. De pronto de aquel hueco comenzaron a salir unas luces blancas parecidas a las orbes. El piso quedó todo iluminado. Los cuatro sintieron una paz enorme y a aquellos niños les cambió la cara. Era toda felicidad. Se acercaron a Natalia, Marta, Julián y Oscar. Mientras les daban un beso…

—Muchas gracias por ayudarnos a salir de ahí. Por fin somos libres.

Ante la presencia de ellos, desaparecieron.

Isabel Natalia García Ruiz (Natalia García)


 


"Panda doesn´t just eat bamboo"






“El panda no solo como bambú”

En primer lugar, me gustaría empezar adecuadamente deseándoos un buen comienzo de Septiembre. Sobre todo a los egabrenses que creo que desde el mes de Agosto, ya habrán empezado con los preparativos para los primeros días de este mes. Espero que os hayáis mantenido al fresquito e hidratados mientras que habéis hecho vuestras flores para las carrozas. Yo ya puedo oler a nardos sin siquiera verlos, así que me imagino que vosotros ya tenéis un pie casi en la Sierra. Espero que disfrutéis vuestro día 4 a las 4.

Bueno, sin ponerme más nostálgica para este mes no traigo nada relacionado con nuestra tradición en Septiembre. Siento desilusionaros, pero el año pasado ya os hablé de este sentimiento que todos compartimos y creo que no es necesario que lo haga de nuevo.

Para este mes os quiero traer algo diferente, que a la vez no lo es, porque es un dibujo que sigue obviamente en mi línea de la naturaleza como he estado mostrando en las ilustraciones pasadas.

El mes pasado comencé una propuesta en la que sugería a la gente que sigue mis ilustraciones que ellos fueran los que eligieran los elementos que iban a formar parte de la ilustración. Los voluntarios podían elegir entre una especie de animal, flor o ambas si se atrevían, y yo haría una interpretación intentándolos relacionar entre sí.

Ha habido varias sugerencias que os iré mostrando en las siguientes publicaciones de la revista. Así que como resultado de la primera propuesta os vengo a mostrar la ilustración que he titulado como “Panda doesn’t just eat bamboo” (El Panda no sólo come bambú).

Básicamente, a la primera participante le encantan los Tulipanes y los Osos Panda, así que esas fueron sus sugerencias. Yo con entusiasmo acepté su propuesta, pero para que el dibujo funcionara entre sí escogí en una especie de Tulipán en específico, el tulipán Greigii.

Me enfoqué en esta especie porque primero, seguro que cuando te dicen Tulipán lo primero que se te viene a la cabeza seguro que son los campos de tulipanes que encontramos en Holanda, y quería romper con esa imagen optando por esta especie que es muy llamativa y sus hojas son manchadas. Segundo, había que relacionarlo con el Panda, así que ¿Qué mejor opción que un tulipán de origen asiático?

El tulipán Greigii es originario de las montañas de Asia Central, y el oso Panda lo es de las montañas de China Central, por lo que ambos ya lo podemos relacionar porque viven en ecosistemas montañosos aislados.

También juntos forman un contraste potente, ya que el tulipán Greigii muestra una fortaleza delicada en el mundo de las plantas y el panda una fuerte vulnerabilidad en el mundo animal ya que estuvo en peligro de extinción. Los dos nos muestran como la supervivencia necesita tanto protección como resistencia. En definitiva, juntos forman un símbolo de delicadeza y fuerza.


José Carlos Ortiz de Galisteo Delgado (Carlos Delg.)

 


Ironía y Vanidad.
Titanes de Cristal






¿UN BURRO VOLANDO?...

¡Nadie nunca antes podría haberle dado crédito a esto...
Ni en el mejor de los casos haberlo imaginado, pensado o supuesto!...
(A pesar de que ya en los Clásicos y el la Épica Homérica
nos hablaron a menudo de la existencia de seres y animales alados...
y de Dioses y Héroes Mitológicos)...
Capaces de hacer y realizar proezas y acciones tales,
que nunca se le podrían suponer ni remotamente a simples mortales...
 
¡¡¡Y YÁ VES... SÍ QUE AHORA VAMOS VOLANDO SIEMPRE A TODAS PARTES!!!...
¡¡¡Y NÓ PARAMOS!!!...
 
¡Pues somos capaces...
por supuesto...
de meter en una aeronave...
un Helicóptero, un Globo, un artefacto, un Zeppelín...
en una Estación Espacial o en un Cohete...
un burro... un “tío”...un mono... un elefante...
una ballena... un toro... o una suegra...
Y mandarlos con sumo gusto a las Antípodas
o al Espacio Sideral donde más convenga...
sin el mayor problema!...
 
¡Porque son otros tiempos...
Y ya todos volamos!...
¡¡¡Y tanto que lo hacemos!!!...
 
Antes... en cambio...
Con más detenimiento y dedicación que ahora...
¡Que nunca tenemos tiempo de nada...
Y vamos tan justos.. de todo!...
(Situación que también nos afecta
en la economía familiar cotidiana
y se ve reflejada también en nuestro pésimo bolsillo)...
 
Nos molestábamos en leer mucho...
e instruirnos constantemente...
como bien podíamos...
 
Así como aprendíamos del conocimiento vivo transmitido
por toda la Historia y Sabiduría de nuestros mayores,
que se nos revelaba celosamente de padres a hijos,
con total atención y de viva voz, aleccionándonos...
 
¡Y no como ahora...
que nadie lee suficientemente, escucha, ni se informa...
más que de lo que ve en la Tele, las Pelis, la Tablet...
el Móvil, la Prensa de Colores e Internet!...
 
Y que está totalmente teledirigido y transformado
para abocarnos al consumo masivo,
despistarnos, atontarnos, deformarnos...
y llevarnos hacia derroteros ya previstos...
Para sacarnos de lo terrenal y cotidiano...
 
Y de la auténtica realidad diaria de las cosas.
 
Animándonos a “querer poseerlo todo”...
fácilmente...con absoluta comodidad...
Sin merecerlo siquiera...
Y cargándonos de trampas y de letras...
que casi nunca podríamos deber permitirnos.
Pero que firmamos... sin dilación...
Y nos han llevado a ésta caótica situación
de estas dos últimas décadas...
Y a la degradación total de un Sistema...
que está llevándonos a todos a una locura tal...
una manipulación y una quiebra existencial...
¡Que ya no somos capaces de contentarnos con nada!...
 
¡Y SOMOS BURROS IMAGINARIOS...
VOLANDO HACIA NINGUNA PARTE!...
 
Ya que para ninguno existe un destino feliz concreto y finito.
Dejándonos para siempre insatisfechos...
¡Y con la tripa y la cabeza por desgracia en exceso llena!...
 
¡No acordándonos nunca...
de los que no tienen ni para lo más elemental y básico!...
 
¡Algo que llevarse a la boca, ropa, medicamentos...
Y atención del resto...
¡Y que tan cerquita los tenemos...
sin acordarnos nunca de ellos...
Para nada!... 
 
Esos... a los que no hemos dejado “ni las sobras”...
En tanto nosotros tiramos y tiramos... despilfarrando...
Y todo lo convertimos en basura y en un estercolero...
No reparando nunca
en que la Historia se repite a menudo...
Y podemos volver de nuevo al agujero
de donde salimos tan recientemente casi todos:
El arado, la siembra, la siega, las gallinas...
Los pavos... los cochinos...
(Si es que dejamos algo de esto
que aún nos merezca la pena...
con este mal hacer abusivo que tenemos)...
Y de verdad respetamos este Medio
que nos estamos cargando
de forma tan cruelmente acelerada y penosa...
 
¡¡¡CON EL HAMBRE... CHINCHES... Y MISERIA...
QUE PASARON NUESTROS PADRES Y ABUELOS
DESPUÉS DE LA GUERRA!!!...
 
¿Vamos a ser de nuevo TAN BURROS...
como para volver a trabajar de sol a sol...
por un mísero plato de sopa...
y dejarnos volver a la Edad Media?...
 
¡O tal vez... a la de las Cavernas?...
 
(Carlos Delg. – Poemas Tendencieros...)