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Paco Granados |
Negros
Semana santa de 1980.
En un pueblo de Andalucía empezaron a ocurrir asesinatos verdaderamente
espantosos y raros. Estos crímenes siempre ocurrían cuando por las calles
salían procesiones cuyos nazarenos vestían de negro. El primero de ellos
ocurrió en la madrugada del domingo de ramos al lunes santo. Salía en procesión
la cofradía del Cristo de la agonía. Llevando la mitad del recorrido se formó
un gran tumulto de gente, que comenzó a salir corriendo sin sentido… Músicos,
nazarenos y personas que se encontraban viendo la procesión, todos corrían
despavoridos. La policía intentaba calmar a la gente, para que se pudiera
continuar con la estación de penitencia. De pronto un grupo de gente comenzó a
llamar la atención de la policía. Empezaron a correr en dirección hacia ellos y
al juntarse unos y otros, vieron un hombre tirado en el suelo. Había muerto y
tenía varias amputaciones en el cuerpo; le faltaban ambos brazos. Nadie había
visto quien podría haber hecho aquel crimen macabro. En el pecho de la víctima había una inscripción que
decía.
-
“Arrepentíos
y tened fe”
El segundo asesinato
fue la noche del miércoles santo. Un grupo de nazarenos se disponían a volver
al templo para la misa de la hermandad. En ese momento uno de ellos se había
dado cuenta que le faltaba su rosario y volvió a su casa para recogerlo. Al
volver hacia la iglesia se encontraron a
un grupo de cinco personas, vestidos con túnicas negras, como la de los
nazarenos. En ese momento los rodearon y los metieron en un callejón,
ensañándose con ellos. Los atacaron con armas blancas y les amputaron las
piernas, y el resto de los miembros de su cuerpo hasta dejarlos sin vida. La
policía los encontró varias horas después en aquel callejón. En sus pechos
tenían aquella inscripción que ponía…
-
“Arrepentíos
y tened fe”
La madrugada del
jueves la policía volvió a encontrar a otra víctima. Esta vez parecía ser un
sacerdote o eso al menos eso intuían porque encontraron sus brazos, piernas y
la cabeza en el interior de un confesionario. Los asesinos se habían llevado el
resto de cuerpo de aquel hombre.
La policía estaba
desesperada y no sabían cómo podían parar aquel horror que estaba sucediendo en
plena semana santa. La situación les había superado, no tenían pistas para poder
comenzar la investigación, y las muertes cada vez eran más violentas. La mañana
de SÁBADO
SANTO, encontraron a
un vagabundo al que le habían rebanado la cabeza, la cual no apareció al igual
que los demás cadáveres. Esta vez al lado de uno de los cuerpos había una
cartera, rápidamente cogieron aquella prueba y se la llevaron al laboratorio
para dar con el dueño. Dos policías se personaron en la casa, pero en esta no
había nadie. Los policías esperaron en el interior del vehículo para ver si
volvía casa. Pasado un tiempo y mientras vigilaban el exterior de la casa,
observaron como de la casa salía un individuo. La policía decidió seguirle
hasta ver donde les llevaban. Al llegar se encontraron con una casa antigua y
allí le esperaron cuatro hombres que les
saludaron y seguidamente entraron en la casa. Antes de entrar, en el porche de
la casa, se vistieron con túnicas negras y se taparon la cabeza con otra tela
parecida y del mismo color. Los agentes sabían que habían dado con los
asesinos. En ese momento pidieron refuerzos, pero no tenían mucho tiempo para
poder atraparlos, y decidieron ir ellos solos. Cuando entraron en aquella casa
el olor era insoportable, el olor era a putrefacción. De pronto, al fondo de la
casa comenzaron a escuchar cánticos de ritual. Se acercaron sigilosamente y
allí se encontraron a aquellas cinco personas, que exclamaban juntas…
-
“Dios
mío, te prometemos que todos volverán a tener fe en ti y se arrepentirán de
todo”
Los dos policías
observaron que allí había una especie de altar y que sobre el habían unido las
partes de los cuerpos de las personas que habían asesinado. Era algo horrible y
los agentes quedaron impactados. Aquellas personas hacían reverencias a la vez
que oraban. De repente una voz salió de la emisora de los policías, advirtiendo
a las personas que allí se encontraban. Al escucharlo se lanzaron sobre ellos
intentando morderles, arañarles y asfixiarles… Y cuando estaban a punto de
dejarlos sin vida escucharon muchos golpes, eran los refuerzos que acababan de
llegar. Comenzaron a disparar a los miembros de aquella secta. En el tiroteo
acabaron con la vida de todos. Uno de ellos antes de morir se dirigió hacia
ellos.
-
“Nosotros
moriremos, pero vendrán más para adorar a nuestro Dios”
Con el caso resuelto,
uno de los policías navegando un día por internet, encontró una página en la
que salían las fotografías de aquellos asesinos que habían interceptado. Se
hacían llamar “NAZARENOS NEGROS”. En
aquella página incitaban a matar a la gente en semana santa y a su vez crear
ellos mismos su propio Dios, tal y como lo habían hecho.
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