octubre 01, 2023

José Fernández Álvarez (JotaEfeA)

Jota Efe A


Curisidades de la
música


 


¿Sabes qué es y de dónde procede la expresión “el diablo en la música”
-diabolus in música-?

En el estudio de la música nos encontramos con diferentes distancias entre sonidos, denominadas intervalos. Cuando esta sucesión de sonidos o intervalo alcanza una cuarta aumentada (por definición: dos tonos y medio más medio tono), es decir dos notas separadas por tres tonos (tritono), se produce una particular disonancia que en armonía clásica se la clasifica entre las “falsas relaciones” que conviene evitar. Una de las reglas principales de la melodía medieval y renacentista consistía en eludir su presencia mediante la colocación de alteraciones.
 
El tritono, definido ya como el intervalo más disonante que existe, aparece en los textos en el siglo XIX con el sobrenombre de diabolus in música (el diablo en música), pero sin duda, es mucho antes cuando, por razones obvias de entonación, será tachado y prohibido hasta el punto de convertirse en una norma para la composición.   
 
No obstante, en el estudio de la música del Ars Nova, la escrita en la primera mitad del Siglo XIV, resulta sorprendente ver cómo de las tres maneras de componer que predicaban, una admitía el tritono sin muchos aspavientos. Es igualmente probable que el tritono no haya sido perseguido siempre con el rigor legendario, e incluso parece haber sido buscado a veces, a causa de su sabor un poco extraño. En la actualidad se usa en alarmas, sirenas y otras situaciones en que se quiere transmitir una sensación de alerta. Si los dos sonidos se producen simultáneamente, forman un acorde de los llamados disminuidos, muy usados en las escuelas de películas de suspense.
 
Es curioso, pero muchas veces las reglas existen por un motivo concreto que con el uso se olvidan. ¿Cuál es la razón verdadera para que en el barroco se abominara del tritono hasta este punto?
 
Un poco de historia:
 
La música escrita nace en los monasterios, no en el pueblo. El monasterio como centro religioso que trata de elevarse en el espíritu, no emplea instrumentos musicales. El instrumento musical,

obra de la carne, es para los juglares, para el pueblo, no es un medio de elevarse a Dios. Los monjes cantan y recopilan la música. Pero, ¿cómo afinar las voces sin un diapasón, una referencia de nota, fijada por un instrumento? ¿Cómo identificar que se canta un La y no un Sol? Aun no sabiéndose, se intuye, pues la voz puede dar con cierto atino, algunos intervalos. Así, cantar una octava, no presenta muchas dificultades. Es más, una voz educada puede afinar los intervalos “simples” de segunda, tercera, quinta y octava: Do-Re, Do-Mi, Do-Fa, Do-Sol, Do-Do, pero resulta muy complicado dar un Fa-Si (tritono diabólico), sin referencias.    

Y ¿por qué diablo en música –diabolus in música-?
 
... “¿Qué sucede? Que tienes sesenta monjes entonando un Kyrie, cantando alabanzas tan hermosamente y de repente se encuentran con que el hermano compositor ha escrito dos notas con tres tonos de por medio, y las voces hacen de las suyas. Uno da tres tonos y cuarto, otro da dos tonos y una coma, otro da dos tonos y dos tercios, uno acierta con los tres tonos, pero como hay cincuenta y nueve variantes, nadie se da cuenta. Desastre, esto no es un coro, esto es una verdulería. ¿Qué hacer para que no se repita el desastre? Prohibir meter tres tonos en una composición. Nace una regla como solución a un problema práctico”.  1
 
Se arguye, que aquel intervalo al ser cantado era una convocación o evocación al mismísimo diablo. Durante el neoclasicismo, un tiempo en el que la música que se escribe ya tiene formalización instrumental, esta regla no es necesaria, pero sigue usándose porque casi todos han olvidado el origen.

Otra curiosidad, pero ésta más local. Yo diría que el sonido de nuestros “abejorros” de Semana Santa, que no son sino trompetas alargadas con un tono grave, procedentes del añafil, instrumento musical de viento de metal morisco, parecido a la tuba romana, se parece muy mucho a este “diablo en música”. Si bien el uso de estos instrumentos acompañando a los pasos egabrenses, cada vez a más de ellos, es una tradición, por otra parte, recuperada muy recientemente hasta el punto que se ha creado incluso una Asociación con este nombre (Asociación cultural AÑAFILES de Cabra) también lo es que, al haberse transmitido de generación en generación, se desconoce cuál pudiera ser el origen de la misma y de dicho sonido en concreto y particular interpretación. Se “toca” con varios instrumentos iguales, tres, cuatro o cinco y se hace al levantar el paso procesional. En todo caso,  no  afirmo yo  que lo sea, esto es, que el sonido de los añafiles reproduzca el citado diabolus in música, pero, ¿por qué no? Pienso que lo que se trasmite es no una “invocación”, obviamente, sino una repulsa pues camina “Jesús” por las calles.



Bibliografía consultada: Enciclopedia Larousse de la Música. Argos Vergara. Año 1987                    
 
fbr(pacorosso@ono.com)
 
Enlaces de interés:
http://www.laopinioncofrade.com/ampliar.php?sec=actualidad&sub=noticias&art=346
https://es.wikipedia.org/wiki/A%C3%B1afil
https://www.youtube.com/watch?v=ahpj64h5cMQ


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