octubre 01, 2023

Antonio Fernández Álvarez (escribidor de sueños)

Escribidor de sueños


Cuento infantil:
La biblioteca del abuelo Pedro
 
 




El santuario del abuelo Pedro era su biblioteca, tenía más de siete mil libros en una habitación llena de estanterías y una mesa que hacía las veces de escritorio. Nunca dejaba pasar allí a ninguno de sus revoltosos nietos, tampoco es que estuvieran muy interesados en entrar, salvo Jorge que aunque sólo tenía diez años había salido al abuelo y le entusiasmaba a leer.

Hoy era su cumpleaños aunque había recibido un montón de regalos,  apenas les había prestado más atención que la requerida cuando abría los mismos, habiéndolos dejado sin mayor preocupación en su cuarto.

Andaba por la casa, nervioso y expectante, así pues el abuelo le preguntó:
¿Te encuentras bien Jorge?, ¿no te han gustado los regalos?

Si abuelo, solo es que esperaba un libro. La Semana pasada leímos un cuento en clase y es mucho más divertido que jugar con un camión o jugar al fútbol.

Pero Jorge chiquillo, eso es lo que tienes que hacer jugar y divertirte cuando no estés en clase o no tengas deberes.

Abuelo los libros me permiten ser, guerrero, pirata, futbolista, granjero, y muchas cosas más.

Veo que has comprendido que un libro no es sólo un montón de hojas de papel, la esencia de un libro es aquello que nos transmite y nos enseña. Estoy orgulloso de ti.

Ven, dijo el abuelo levantándose de su viejo sillón y cogiendo de la mano al pequeño.

Fueron al despacho del abuelo que era como llamaban en la casa a la habitación de los libros,  siempre estaba cerrada con llave y ésta sólo la tenía el abuelo.

Abrió y pasaron a su interior. Jorge se quedó fascinado, sus ojos como platos y hasta su nariz aleteaba olfateando el entrañable olor que emanaban tal cantidad de libros en un pequeño espacio.

Ve a aquella estantería dijo el abuelo señalando al fondo de la pared a la izquierda de la puerta, coge el libro que quieras de los que hay en los dos estantes de abajo. Las dos baldas inferiores estaban llenas de libros infantiles. Jorque ojeaba los títulos y le llamó la atención "Cuentos de Ibiza", lo extrajo del anaquel y se lo enseñó a su abuelo.

 Perfecto Jorge estoy seguro de que te va a gustar.

 Abuelo este verano vamos a ir a Ibiza de vacaciones con mis papás.

Genial seguro que podrás identificar los paisajes que se describen en el libro.

Cuando lo leas, me lo has de devolver, volveremos a entrar aquí y cogerás el quieras, si tu interés por los libros es como presumo, todo esto será para ti cuando yo fallezca.

El pequeño se quedó pensativo. Abuelo quiero todos estos libros, quiero saborear este olor, poder leerlos todos, pero no los deseo si tú vas a morir.

Jorge pequeño moriremos todos, deseamos que sea lo más tarde posible, no sabemos cuándo hemos de partir, por eso debemos vivir todos los días de nuestra vida como si fuera el último que vivimos. Y sobre todo no debemos dejar perder un minuto en buscar ser felices.

El abuelo rascó la cabeza del pequeño y suspiró con entusiasmo percibió que su tesoro estaba a salvo, concluyó que toda su vida que estaba de una manera u otra ligada al copio que había hecho de esos libros y que estos estarían en buenas manos.     

 

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