febrero 01, 2024

Antonio Fernández Álvarez (escribidor de sueños)

 


CHARLAS CON 
DON JUAN VALERA 




Don Juan Valera. En clave literaria

Paseo Alcántara Romero 
Efigie a Don Juan Valera
-Buenos días don Juan, he compartido en mi revista Cabra, culta y poética la conversación que días pasados mantuve con usted, espero que no le moleste, lo he creído oportuno dado que este año conmemoraremos el ducentésimo (doscientos) aniversario de su nacimiento y yo modestamente quisiera reivindicar su vida, y avatares como escritor y político aunque ya es de sabida su historia, sus obras y todo lo referente a su figura. Quizás quien más haya dado a conocer toda su biografía, sus libros, y hasta gran parte de su epistolario,  por su labor investigadora fue Doña Matilde Galera, esta señora, profesora de literatura de nuestro instituto Aguilar y Eslava fue una de las más profundas conocedoras de la vida y obra de usted, su libro “Juan Valera político” es de imprescindible lectura.

-Buenos días joven, ¿y cómo ha titulado esa primera conversación que tuvimos?, recuerde que si quiere que le lean, un buen título es el comienzo para enganchar a los lectores.

-Don Juan, no sé si a usted le hará mucha gracia, pero la verdad que como principalmente hablamos de su vida mundana y gran parte de la charla se derivó a su relación con la mujeres que de un modo u otro tuvieron relación con usted, he de decirle que hasta yo mismo me sorprendí cuando se me ocurrió el título: “Don Juan Valera, un donjuán hasta en su senectud”.

-Joven tendrá que leerme el relato aunque creo que por lo poco que le voy conociendo no creo que haya cargado las tintas en un relato que más pareciera de esos que ahora le llaman prensa rosa.

-Ni por un momento piense eso don Juan, muy al contrario creo retratarle como todo un señor, un caballero, que lo fue, además tan cultísimo para su época, no era de extrañar que causara pasión en las damas con la que trató. Pero permítame que hoy hablemos de sus obras.

-¿Qué quiere saber, joven?

-Don Juan, muchos estudiosos de las obras de usted, no llegan a una conclusión convincente a la hora de clasificarla. Realismo, naturalismo, novela de tesis, novela psicológica, costumbrismo…En conclusión usted hizo un género de novela en libertad, sin ataduras a cánones.

-Joven, creo recordar que en el prólogo de una edición de mi novela Pepita Jiménez que se hizo en inglés, creo que fue en Appleton en 1886 afirmé: “Mi novela es, por la forma y por el fondo, de lo más castizo y propio nuestro que puede concebirse. Su valor, dado que le tenga, estriba en el lenguaje y en el estilo, y no en las aventuras, que son las que ocurren a cada paso; ni en el enredo, harto sencillo o casi nulo.”

-Quiere usted decir con esto que se esforzó en usar un lenguaje sencillo y puro.

-Mire joven en cualquier época hay un estilo de convención, un enjambre de frases hechas. Para escribir con estilo propio, es menester desechar esta manera; ser uno mismo. El que logre serlo escribiendo, ese será original, diga lo que diga.

Don Juan Valera 
-Don Juan, ¿cuál cree usted que fue el motivo para que un sector de la crítica a finales de 1856, no acabara reconociéndole como un escritor de mérito?

-Mi amigo y jefe Leopoldo Augusto de Cueto, subsecretario de Estado, publicó extractos de las largas y fascinantes cartas que yo le enviara desde San Petersburgo  en donde me encontraba como secretario del flamante conde de Osuna en una misión diplomática en Rusia. En ellas contaba muchos detalles sobre la vida social y cultural.  Dichas cartas se publicaron en el periódico La España. Estas cartas fueron la causa de que un sector de la crítica hiciera  como lo hizo. Pero mi tío Antonio Alcalá Galiano, académico y escritor hizo una defensa de mis cartas. En palabra suyas dijo: “Tus cartas han hecho una revolución; hay estúpidos que dicen que son chabacanas; se conoce que no saben ellos ni siquiera nuestra lengua y por consiguiente el significado de las palabras, etc. etc.; siendo Juan Valera el que más sabe en España siempre tendrás enemigos, porque eres superior y no te pueden perdonar que tengas más instrucción que ellos. Lo cierto es que tus cartas las copian todos los periódicos, hasta el diario de avisos”…..

-Don Juan he leído que el público se divirtió con los agudos dardos que lanzaba en esas cartas a su fatuo superior, pero que cuando el Duque de Osuna, flamante Conde de Benavente se enteró del asunto, usted se encontró en una posición embarazosa. 

-En realidad Cueto publica las cartas sin que yo lo sepa, cuando tuve noticias de su publicación fue el día 20 de junio de 1857 en Francfort. Las cartas estaban llenas de ironías y de comentarios sobre cierta gente de influencia, como has comentado a mi propio jefe, el duque de Osuna. Yo no deseaba que se publicaran inmediatamente, sino cuando pasaran muchos años, quizás dentro de cuarenta o cincuenta o mejor que no se publicaran nunca. Pero lo hecho, hecho está.

-Don Juan, ¿qué hay de cierto en lo que se dice que en una ocasión usted llegó a afirmar que la novela es una producción secundaria dentro de las letras?

-Joven en 1900 influido por la mentalidad del siglo XVIII pude decirlo, también dije que las novelas  están  más  sujetas  a  las  modas  que  los demás libros. E igualmente comenté que los verdaderos literatos, cuando quieran escribir obras duraderas y no contentarse con el aplauso efímero, deben prescindir de la moda y dejarse llevar de la propia y natural inspiración de la que nace, sin buscarlo ni pretenderlo, cuánto hay de original, de peregrino y de nuevo.

-Don Juan, ¿están tomados sus personajes, situaciones y lugares de sus novelas directamente de la vida real como afirmaban también algunos críticos?

-Mire joven ya en 1877 me revolví contra aquellos que afirmaban que en mi obra el Comendador Mendoza quisieron ver en mis personajes y  los sucesos que se cuentan retratos de la vida real, cierto es que en cuanto a la descripción de los lugares como son los que mejor conozco los tomo para bordar sobre ellos lo que se me antoja producto de mi fantasía. Claro que los usos, costumbres es historietas vulgares de los pueblos algo se plasma, pero la narración capital y los caracteres de los personajes son siempre creación mía.

-Don Juan, permítame otra pregunta más para ir acabando en el día de hoy esta charla con usted, ¿fue su afición a la literatura extrajera la que le llevó a la traducción de obras, con la dificultad que eso entraña, usted entre otras muchos  trabajos, poemas, novelas, etc. tradujo Fausto, Dafnis y Cloe?

-Ciertamente joven yo era muy aficionado a la literatura extrajera, pero no es exactamente eso lo que me llevó a traducir obras a nuestra lengua. Indudablemente hay una gran dificultad en la traducción al trasladar aquellos matices que solamente un oído nativo es capaz de captar. Cierto es que muchos autores han resultado perjudicados por la traducciones, otros han conseguido más en el extranjero que en su propio país gracias a una acertada labor traductora. Yo mismo me sentí desacreditado en Francia por las traducciones que hizo en 1879  Thérèse Blanc, que utilizaba el seudónimo  de Thérèse  Bentzon hizo de mis novelas  Pepita Jiménez y Las ilusiones del Doctor Faustino. Respondiendo a su pregunta la explicación de porqué he traducido trabajos de autores extranjeros creo que la explicación que más se ajusta a la realidad es por patriotismo, ya que he traducido muchos trabajos que rompían lanzas a favor de las glorias españolas.

-Don Juan solo por esta vez, ayúdeme ¿cómo titularía esta charla que publicaré en el mes de febrero?

-Joven, eso se lo dejo a su invención no querrá que encima que le doy la información también le ponga yo el título. Demuéstreme que no es un escribidor de “tres al cuarto”, estoy seguro que hallará un buen título.

-Está bien don Juan aquí le voy a dejar. Usted aquí tiene tiempo de esperarme, permítame que pase en otro momento.

-Pase cuando quiera joven, no me voy a mover de aquí. Jajaja

 

CONTINUARÁ ……………………

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