enero 01, 2024

Miguel Blancas Calzado

 


Cayetano Muriel
"El Niño de Cabra"






PRIMER  CAPÍTULO
VIDA Y ANÉCDOTAS DE

Cayetano Muriel nace en Cabra en el antiguo y castizo barrio del Cerro. Estos barrios típicos de gente humilde y trabajadora, parece ser que ejercen cierta influencia en determinados aspectos de la vida de

CAYETANO MURIEL
"EL NIÑO DE CABRA"

sus habitantes. Así viene ocurriendo en el día de Santa Marina en Córdoba, en el de Triana de Sevilla, en el de Santa María en el Puerto, antiago en Jerez, o la Viña en Cádiz, donde el arte Taurino, el Flamenco y la gracia brotan a raudales.

Uno de los barrios con más solera de Cabra por su histórico emplazamiento, es el llamado “Cerro”, ubicado muy cerca de la desaparecida sede episcopal de la antigua Égabro que durante su vigencia llegó a tener trece prelados

Sus calles agostas y encalada donde resalta lo blanco, la vista se recrea entre el colorido de sus patios cuajados de flores, en sus fiestas de la Cruz de Mayo, en los balcones y en la rejas llenas de macetas de todas clases de plantas.

La  iglesia de  San Juan  donde  se  venera  la  Imagen  de Ntra. Señora   de  los  Remedios,   cofradía  fundada en el  1522,  hace su estación de penitencia por las calles de Cabra,  el Jueves Santo por la noche. A poca distancia se encuentra la parroquia de la Asunción y Ángeles, donde al día siguiente de nacer Cayetano recibió las aguas bautismales, en la misma pila que la recibieron otros ilustres egabrenses; como Don Dionisio Alcalá Galiano, Don Juan Valera, Don Martín Belda o Don José Solís Ruiz.

En el número 5 de la Cuesta de San Juan nace en Cabra un 7 de Agosto de 1870, al que se le puso el nombre de Vicente Rafael Cayetano de la Santísima Trinidad Muriel Expósito, hijo de José Muriel Campos y de María de la Cruz Expósito, el menor de cinco hermanos.

Su padre lo inició en el cante junto a su hermano Ramón. Cayetano no demostraba mucho interés por los libros y sólo realizó estudios elementales siendo su maestro Don Julián Reyes Cruz. Su ilusión como la de cualquier niño era jugar con sus amigos del barrio. Hacían correrías por la Cuesta de San Juan, el llanete de las Cabras, la calle Toledano, plaza de Santa María o la calle de los Huertos.

Cuesta de San Juan (El Cerro)
Con 10 años, su padre decidió que aprendiera un oficio. Un amigo de su padre que era barbero, se ofreció para enseñarle. En la Barbería recibió aprendizaje, profesión que luego traspasaría a sus hijos José y Antonio.

Su maestro era aficionado al cante flamenco y se defendía con la guitarra. En su local, además de los chismes del pueblo, se creó un ambiente flamenco en los ratos libres mientras venían los clientes.

En un Sótano de la calle Cervantes, había un pequeño café cantante donde tocaba la guitarra Manuel Roldán Cortés “Fajita”, y Cayetano escuchaba cuantas veces tenía oportunidad desde una ventana que daba a la calle.

Años después “Fajita”, debió ejercer gran influencia en la formación flamenca de Cayetano, que empieza a ser conocido como “El Niño de Cabra”.

Aprende los cantes que escuchaba a los arrieros, a los gañanes, a los aceituneros y a gente de la trilla. Dejó la barbería y comenzó a trabajar en molino del Duque que era propiedad de los Condes de Cabra. La dura faena de molinero la pasaba cantando. En una ocasión le escucha el Conde y queda prendado de su voz, entonces le pide que cantara flamenco para un diplomático inglés y Cayetano le cantó esta malagueña:

En un hospital la vi
            y allí fueron “mis quebrantos”
            quien había de decir
            que allí había de morir
            aquella que quise tanto.

Otra letra por seguiriyas:

El día que yo muera
            mira que te encargo
            que con las trenzas de tu pelo negro
            me amarren las manos.

“Fajita” lo llevó al celebre Café de Chinitas de Málaga. Estuvo presente cuando fue al Sevillano Café de Burreros. No resultando extraño que fuese uno de los organizadores de aquel decisivo e importante viaje para Cayetano.

El 23 de diciembre de 1881 cuando Cayetano contaba solo con once años fallece su padre, agravándose la situación económica de la familia. Unos familiares agricultores, que poseían el cortijo denominados “Los Murieles”, en la carretera de Nueva Carteya, le propusieron a su madre, irse de casera con sus hijos y realizar algunas faenas como la recogida de aceitunas y arar. Estuvieron un tiempo, él decía que el trabajo del campo más duro fue el arado, porque con su menguada estatura apenas podía dominar las manceras.

La familia dejó el campo y se volvió a Cabra y trabajó de recovero con Ascanio. Este trabajo de venta ambulante fue de su agrado, dándole ocasión de visitar y conocer la geografía y las gentes de la zona. Pregonó por el campo y los pueblos, oyó cantar y cantó, con cuantos aficionados le salían al paso.

También fue escuchado en ferias y fiestas, como bodas, bautizos, así fue transcurriendo el tiempo hasta que un días su madre se relaciona con un tal Blas, apodado “El Pañero” vendedor ambulante de tejidos y amigo de la familia.

Cayetano Muriel
Esta situación le lleva a romper la relación familiar, haciéndose además frecuentes las ausencias del hogar; visita con asiduidad los lugares más propicios de su afición. Entre ellos estaba el “Café de la Tertulia”, sito en la calle San Martín, en los bajos donde vivía su amigo “Fajita” punto de encuentro de los aficionados taurinos y flamencos. También acudía al bodegón “Puerto Rico” y al bodegón “Ahí queda”. Por aquella época, Cayetano contó con la protección y el apoyo de señor Valenzuela, vecino de la casa de las “Columnas” de la calle Alcalá Galiano. Fue requerido por Blas, con quien se reconcilió tras comprobar el buen comportamiento que éste había tenido con su madre.

Su madre fallece en 1887, hecho que cambió en parte el rumbo de su actual vida. Blas le propuso unirse ampliando su actividad a distancias más largas por la comarca donde ya eran conocidos sus famosos pregones.

En Benamejí, aparece una mañana de abril a la hora en que las mocitas, según su costumbre, baldeaban las puertas de sus casas. Una guapa chiquilla de doce años, Pilar Toledano, se queda asomada al balcón cautivada por la hermosa voz del pregonero, sin sospechar que aquel joven sería el amor de su vida y que la llevaría al altar.

Cayetano en cuando podía volvía a Benamejí, con los ojos puestos en Pilar, a la que pretendía soportando la lógica oposición familiar; por sus diferencia de edad y posición.

En Lucena, conoció a Miguel “el de las vacas” que además de ganadero, tenía una taberna en la travesía de la calle Ancha. Por aquel barrio, había lugares de vida alegre, en la que se organizaba continuamente juergas y había ocasión de ejercitar su afición, y ganarse el sustento. Viendo esta posibilidad trabajó allí de camarero, alternaba su servicio con su cante, conoció a infinidad de aficionados entre ellos, el Pontanés , José Bedmar “El Seco” cuya amistad duraría toda la vida.

De igual forma actual en el bar La Cueva, lugar que frecuentaba el cantaor lucentino y compadre del gran Lagartijo: Rafael Rivas. Allí trabó amistad con José María Ranchal, padre del cantaor lucentino hoy desaparecido: Antonio Ranchal Álvarez de Sotomayor; personaje muy relacionado y de gran afición, y que tanto le ayudaría en los últimos años desde su cargo en el Círculo Lucentino.

Llegada la hora de su servicio militar, fue alistado en el reemplazo de 1891, resultando excedente de cupo, por su estatura de 1,57 m. Como curiosidad diremos que tenía pelo castaño, cejas al pelo y ojos azules.

¿Cómo y por qué llega al café del Burrero en Sevilla?

A los 20 años marchaba a Sevilla, el Segundo Marqués de Cabra Francisco Méndez de San Julián, “Fajita” (padre), Alfredo Redondo de Trueba, y Francisco Corpas, primeramente se dirigen a la venta de Eritaña, más tarde  la venta de Marcelino, y al Café del Burrero. Allí está cantando Antonio Chacón, y un camarero de Cabra, le dice al dueño del Café Francisco Ojeda, que en el Café se encuentra un chaval que canta muy bien, cuando Antonio Chacón termina su actuación, Cayetano decide cantar esta malagueña:

A dar gritos me ponía
            en la tumba de mi madre
            a dar gritos me ponía
            se oyó el eco del viento
            no la llames me decía
            que no responden los muertos.

Como cantaría Cayetano, que Chacón, se levanta y dice: ¡vaya un Cabreño de leche! A partir de este momento es contratado para actual en el café del Burrero. Chacón reconoce a un buen cantaor, y lo bautiza con el nombre de “Cayetano de Cabra” como reza en la calle que tiene su nombre en Málaga.

Del Burrero a Madrid

Cuando termina su contrato en el Burrero se marcha a Madrid. Es contratado en el café de la Alegría, e inaugura el café de la Marina, donde cantó una malagueña:

Estuve llorando, estuve llorando
            al pie de un pocillo seco
            estuve to un día llorando
            con que pena lloraría
            que el pozo se iba llenando
            de puras lágrimas mías.

Un privilegio cantar en el Palacio Real

Estando en el café de la Marina, tiene un asiduo cliente Don Francisco Romero Robledo “el Pollo de Antequera”, que era un joven que tenía más trazas de dandy que de legislador pues era esbelto y flexible, vestía con elegancia, y poseía garbo, la ligereza y la gracia andaluza. Este político antequerano, se le conoció durante su trayectoria política como un donjuán, experto en retórica, especialista en el manejo del sable del florete y amigo de toreros, literatos y cantaores, por todo lo cual alcanzó fama y fue varias veces Ministro y Presidente de las Cortes.

Aquel día, el político apareció acompañado del cantaor Francisco Loringuillo (Marqués de Coín), y Cayetano para cantar ante Alfonso XIII esta javera:

Despierta un rey celoso
            coge pluma y escribe
            y en primer renglón pone
            quien tiene celos no vive.

Cayetano, debido a su orfandad, anhelaba el formar una relación estable, que le proporcionara la posibilidad de formar un hogar, y ordenar su vida. Por ello, cuantas veces que podía se escapaba a Benamejí, dispuesto a conseguir los favores de Pilar, en contra de los consejos familiares, que no veían con buenos ojos esta relación. Pero como el amor no entiende de razonamientos, una vez que comenzó a tener fama y posición económica, consolidó sus pretensiones, que le llevarían a la vicaría, en una fecha recogida en la letra de unas seguiriyas.

Es un hombre tan flamenco que hasta para casarse elige un día “señalaito”, el 25 de julio de 1896 a los 25 años de edad, a las tres de la mañana, en Benamejí con Pilar Toledano. Cayetano, termina cantando esta seguiriyas:

Era un día señalaito
            de Santiago y Santa Ana
            de Santiago y Santa Ana
            yo le rogaba que aliviara las penitas
            a la mare de mi alma.

Fija su residencia en Benamejí, Cayetano, tendrá once hijos y procura que ninguno de ellos se dedique a las duras faenas agrícolas.

Miguel, estudió bachiller y llegó a oficial de Notaría, Cayetano se hizo militar y llegó a comandante de infantería, Juan Manuel, también militar alcanzó el grado de teniente de Regulares. Francisco, prefirió ser funcionario, Antonio se dedicó al oficio de barbero y Manuel ingresó en la Guardia Civil y estuvo destinado en el Banco de España de Cabra.

En el Café de Chinitas con Juan Breva

Cayetano actuará junto a los cantaores más grandes  del flamenco de aquellos tiempos, entre ellos: Antonio Chacón, Pastora Pavón Cruz “La Niña de los Peines”, Francisco Lema  “Fosforito el viejo”, Antonio Ortega Escalona “Juan Breva”, Dolores Jiménez Alcántara “La Niña de la Puebla”, Tomás Pavón Cruz “Tomás Pavón” hermano de Pastora, “Fernando de Triana”, “La Trini", "El Pena (Padre)” y con Manuel Torres que cantará este fandango abandolao:

CONTINUARÁ …………………………




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