En la intimidad del trapecio
Bajo el candor de albahacas
Existe un pueblo en el sur
donde mi infancia pasaba
prendida entre arboledas
y noches de estrellas blancas.
¿Qué bañaría aquel tiempo?
¿de dónde agua tan clara
que se impregnó de este modo
causando tanta añoranza?
No había juguetes ni llantos
ni dolor en las entrañas.
Con la puerta bien abierta
los pajarillos entraban
los conocidos y extraños
glorias y desesperanzas
y siempre eran acogidos
bajo el candor de albahacas.
Tan blanco reluce el pueblo
que el viento sopla y se lanza
con su lengua de alfileres
por las calles y las plazas.
Si llega la primavera
de las flores y los ríos
escuchas hasta palabras.
Existe un pueblo en el sur
donde una niña soñaba
al calor de un cortijo
ser poeta y luna alada.
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