La sombra
Mi tía se levantó de la mesa para coger unas velas, mientras las encendía, nos animó a terminar de comer con rapidez y así, poder marchar a la cama. Carlos y yo obedecimos, pues los dos estábamos muy asustados. Terminamos lo que nos quedaba en los platos y seguidamente emprendimos camino hacia la habitación. Una vez allí, nuestra tía nos ayudó a quitar nuestras ropas y nos puso los pijamas. Antes de meternos en cama, yo cogí mi inseparable muñeca de trapo, la cual, mi madre me había fabricado con tanto amor. Nos acostamos los tres en la misma habitación para que nosotros no tuviéramos tanto miedo.
Al poco tiempo, mi tía y mi hermano quedaron profundamente dormidos, a pesar de la fuerte tormenta. Yo seguía despierta, esa noche no podía conciliar el sueño.
La posición que tenía la cama me permitía ver las escaleras que conducían al dormitorio, en ellas existía una pequeña ventana, por la cual se introducía la luz de los relámpagos. De repente, en uno de aquellos haces de luz, pude alcanzar a observar una oscura figura con forma humana, ensotanado, de pie delante de la ventana. Me quede atónita mirando aquello y me abrace fuertemente a mi muñeca.
Lo que fuera aquello, comenzó a avanzar lentamente hacia nosotros. Me fije y vi que no poseía pies, se desplazaba flotando en el aire a pocos centímetros del suelo. El pánico se fue apoderando de todo mi pequeño ser, intenté llamar a mi tía, quería gritar pero era inútil, me quede sin voz y totalmente paralizada. Aquello, cada vez se encontraba más cerca! Avanzaba sin pausa pero sin prisa.
Yo cerré por un instante los ojos, era lo único que podía mover, con la esperanza de que al volverlos a abrir, aquello ya no estaría. Pero no ocurrió así, cuando los abrí, allí estaba de pie, delante de mí, inmóvil. Comencé a sudar, el corazón me palpitaba con mucha rapidez, no podía distinguirle: cara, ojos etc…
De repente, se inclinó hacia adelante y se tumbó sobre mí. Su peso era insoportable, creí morir en aquel momento. Duró unos minutos, se levantó y comenzó a salir de la habitación, escaleras abajo, al llegar a la altura de la ventana, se difuminó.
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