Voy a contar un breve relato, parte importante de nuestra bella historia, relacionada con la
pasión que sentimos los egabrenses, por la divina imagen de nuestra patrona.
Cuentan las crónicas, que de muy lejos viniste, porque así tú misma lo quisiste y el pueblo de
Cabra escogiste para hacer de él, tu morada perpetua. Cuenta la historia, que el apóstol San
Lucas te talló y a la verdadera Madre del hijo de Dios, te presentó. Al ver Ella tan bella imagen,
prendada quedó y acto seguido, con un beso de sus labios, bendita esta quedó.
Por los confines del mundo viajaste, en los brazos del Santo Hesiquio, que iba predicando la
doctrina de tu divino hijo. Así llegaste a Egabro, hoy día conocida como Cabra y en ella te
quedaste, porque desde el mismísimo cielo, ya venías destinada.
En el templo a la diosa Fortuna, destruida y en iglesia cristiana convertida, allí fuiste colocada y
venerada, como a Santa María la Mayor, conocida.
Hasta que en el año 714, ante la invasión musulmana. Al amparo de la oscuridad de la noche, el
décimo obispo de la localidad, Arcesindo, te condujo hasta el picacho, escondiéndote en una
gruta para que no fueras, profanada.
Cinco siglos allí estuviste, en las entrañas de la tierra, protegida y custodiada. Como el más bello
y puro diamante, valorada.
Hasta que en el año 1240, un atardecer, fuiste encontrada. Por un cautivo cordobés, que jamás
quiso renegar de su fe cristiana.
El 15 de Agosto del mismo año, tropas de Fernando III el Santo, recuperan la villa de Cabra. Fue
entonces cuando el cautivo, se apresura a bajar de la montaña, a la villa recién conquistada. Una
vez en presencia de su Majestad, cuenta el mismo, la milagrosa aparición de la imagen. Al oír el
Rey aquel relato, consultó con el obispo de Córdoba D. Lope de Fitero, decidiendo encaminarse
en comitiva al picacho, a orar ante la Divina Imagen, ofreciéndole la bandera de combate y la
caja guerrera, que habían arrebatado a los moros en la batalla.
La leyenda nos narra, que es una imagen de las más antiguas, de la de más antigüedad que ha
llegado a nuestros días, plena de fervor popular.
En cuanto a la devoción a la Virgen como Santa María, se conserva en Cabra un Ara con
inscripciones que testimonian la dedicación de una Basílica a Santa María, por el Obispo
Bacauda, que se correspondería con el 31 de Mayo del año 650.
Se trata de una de las manifestaciones epigráficas más antiguas de Andalucía en la que se
nombra expresamente la dedicación a Santa María y se conserva en la Iglesia de San Juan
Bautista de Cabra.
Con tu llegada, un trocito de cielo nos trajiste que cada 4 de Septiembre, el pueblo entero se
engalana: calles, plazas y fachadas. Porque llega la Reina del Cielo para pasear triunfante por las
calles de Cabra.
¡VIVA LA VIRGEN DE LA SIERRA, Patrona perpetua de la ciudad de Cabra!
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