septiembre 01, 2023

Relatos de Cabra

 Septiembre de Feria. 

Milagros                                 Por: Antonio Fernández Álvarez (escribidor de sueños)

y amor a la Virgen

Si hay una frase típica, que los egabrenses pronunciamos, en cuanto pasamos la hoja del calendario, dejando atrás agosto, es que estamos deseando, que llegue, “el cuatro a las cuatro”.
La feria de Cabra, para esa hora ya habrá comenzado el día antes, con el encendido del alumbrado extraordinario y la inauguración de los bailes, en la caseta municipal y las particulares. Las atracciones con su estridente música. Todo nos anuncia que un año más vamos a celebrar nuestras Fiestas Patronales.
Lucirán engalanados los balcones, fachadas y rejas. En nuestras calles un ir y venir de paisanos y forasteros. La mañana del 4 mucho antes de las 09:00 horas, muchos esperaran ya, para poder subir en los autobuses, que la Hermandad de San Rodrigo, ha organizado para el desplazamiento de la multitud de gente, que quieren subir al Santuario, para bajar acompañando a la Señora.
La tradicional bandera multicolor, los días 3 y 4, como es tradicional, la veremos recorriendo las calles, anunciando la Bajá de la Virgen de la Sierra. En cuclillas o de rodillas bajo la bandera mientras es revolea, acompañada por el característico toque del tambor, nuestros gritos: Viva, viva, viva, nos regocijan al sentir próxima tu presencia.
El día 4, anhelamos tu llegada, y todas las espadañas de los templos de Cabra, anuncian tu advenimiento a primera hora de la mañana, con un gran repique de campanas.
La Virgen de la Sierra, es para nosotros los egabrenses una seña de identidad, pero sin duda la Milagrosa Imagen, es amada por muchos devotos no solo de la comarca de la Subbética sino también de otras poblaciones.
A continuación os trascribiré unas décimas poéticas que nos cuentan milagros realizados por la Virgen de la Sierra. Dichas décimas las he obtenido de la copia de un manuscrito que fue realizada por Don Alfonso Santiago Contreras entre los años 1968 y 1969.
El referido manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid con el número 1692, consta de un tomo en cuarto mayor, forrado de pergamino.
Título: Historia y antigüedades de la nobilísima ciudad Aegabra y villa de Cabra, en la Diócesis de Córdoba en el Andalucía.
Comenzada en 1 de enero de 1668 escrita por el Doctor Don Juan de la Vega Murillo y Aguilar, Canónigo Magistral de lectura de la Colegial insigne de San Patricio, de la ciudad de Lorca; Visitador General que fue del Obispado de Cartagena; Juez de apelación de los estados de Excmo. Sr. Duque de Sessa y de Baena, Conde Marqué de Fabara, Gran Almirante de Nápoles, cuya es la dicha villa, mi Señor. Natural de dicha villa. Año de 1668
De todas os trasladaré solo cinco, una mínima muestra. La primera cuenta el milagro a una vecina de Iznájar, la segunda a de un niño de Priego, la tercera a un hombre de Montilla, la antepenúltima a una señora de Montalbán y la última a un hombre de Alcalá la Real (Jaén).  Por ser muy extensas quien esté interesado en tenerlas todas, puede contactar a nuestro Email: cabracultaypoetica@gmail.com. y se las haremos llegar. De la lectura de todas ellas se desprende el fervor que a la Virgen de la Sierra le tienen los vecinos de otras poblaciones.

DÉCIMAS
 
Fue Catalina Muñoz,
de Iznájar donde vivía,
enferma de perlesía,
mal riguroso y atroz,
impedida de la voz
y un brazo sin movimiento,
más por vos cobró al momento,
sin más diferirle el plazo,
salud ella, vida al brazo,
y su lúgubre voz y aliento.
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De Priego un niño trajeron
que una gran piedra tenía,
y aunque le abrieron la vía,
sacársela no pudieron,
los que le curaron dieron,
por imposible la cura,
deteniéndola en vos segura,
los que al niño os presentaron
pues al instante lo hallaron
sin piedra y sin rotura.
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Fue Pedro López Bautista,
desde Montilla quebrado,
por los lomos, mal pesado
sin cura que le resista,
y apenas puso la vista
en vuestra imagen con fe,
cuando sin lesión se ve
comenzando a pasearse,
al que nunca enderezarse
pudo, ni tenerse en pie.
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Tullida, de Montalbán
visitó Mayor Fernández,
la sierra, con ansias grandes
ya de enfermos, piedra imán.
Vuelven a si mártires van
de vuestro amor confesores,
y ella, si a tantos dolores,
llevó las fuerzas sujetas,
volvió después sin muletas
Mayor con fuerzas mayores.
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Fue de Alcalá la Real
tullido de pies y manos
Rodrigo Alonso, inhumanos
efectos del ser mortal,
pidió con afecto igual
a su dolencia y disgusto,
la salud que tuvo al justo
pues volvió de vuestra sierra
sin muletas a su tierra
gallardo, fuerte y robusto.
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Como cierre a este artículo permítanme que incluya esta poesía mía a la virgen de la Sierra.

A la Virgen de la Sierra

¡Qué bonita está la Virgen!
cuando baja entre olivos,
¡qué bonita está la Virgen!          
cuando en la Salve es mecida
por hombros femeninos,
que portan a la Señora
con fervor y cariño.
¡Qué bonita está!
cuando le cantan por sevillanas
a la Virgen Serrana,
emotivas coplas
que emocionan el alma.
¡Qué bonita está la Virgen!
cuando una voz grita:
-Virgen de la Sieeeeeeeeeerra-
y al unísono responden:
¡guapa, guapa y bonita y bonita y ole y ole!
Yo siempre he querido vitorearla
y mi voz se me apaga
y gritar no puedo,
por eso desde estos versos
quiero decir: -gritar pueblo entero-
¡Viva la Virgen de la Sierra!
¡Viva nuestra Madre!
¡Viva la Reina del Cielo!
¡Viva la Paloma Blanca!
¡Viva nuestro Divino Consuelo!



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