septiembre 01, 2023

Francisco de Asís Granados Mellado (Paco Granados)

Paco Granados
El niño
 

Hoy me quedé a cargo de mi hermano de tres años. Mis padres habían salido pues tenían una reunión de trabajo. Estuvimos jugando a la vídeo consola un buen rato, luego le di de cenar. Mientras esperábamos a mis padres viendo la tele en su dormitorio. La habitación de ellos era más amplia que la nuestra y nos gustaba ver allí la televisión. De repente la imagen del televisor comenzó a fallar… La emisión iba y venía. Mi hermano se asomó a la ventana y se quedó mirando. 

- “¿Qué estás mirando Nico?” 

 - “Hay un niño en el tejado moviendo la antena” 

La contestación de mi hermano me pareció surrealista y no le di la más mínima importancia. Estos niños de hoy en día tienen demasiada imaginación. Al asomarme a la ventana vi que la antena se estaba moviendo, pero no había ningún niño sobre el tejado. Decidí salir al patio para ver si en verdad había viento y podía ser el motivo de que la antena se moviera. Pero para mi asombro no corría ni una pizca de aire. La verdad es que aquello me extrañó, pero la versión de mi hermano pequeño para mí tenía menos sentido. Al volver a la habitación, vi a mi hermano mirando fijamente al techo y volví a preguntarle qué era lo que estaba mirando con tanta atención. Me contestó que en la habitación había un niño que le estaba pidiendo que jugara con él. Yo algo nervioso le pedí que dejara de decir tonterías, porque en lo habitación no se encontraba nadie. Cogí a mi hermano y lo bajé al salón. De nuevo allí se volvió a quedar mirando a la puerta fijamente. 

 - “Míralo, ahí está. Quiere jugar” 

- “Nico, por favor. Deja de decir tonterías” 

El susto cada vez era mayor, pues se comenzaron a escuchar pasos por el tejado. En ese momento Nico me insistió en que el niño se encontraba corriendo por la habitación. Yo pensé que podría ser algún gato que se hubiera colado por la ventana. Cogí a mí hermano en brazos y crucé el largo pasillo que me llevaría al salón. Antes de entrar mi hermano tocó mi hombro y mirándome me fijamente me dijo… 

- “Ahora se encuentra detrás de nosotros”

El miedo se había apoderado de mí y al girarme vi como había una sombra que había formado la figura de un niño de la misma altura que mi hermano pequeño. El rostro es lo único que no pude ver. Aquella figura comenzó a correr tras nosotros. En ese momento nos alcanzó y pudo atravesar nuestros cuerpos desapareciendo entre las paredes del salón. 

Al llegar mis padres les conté lo sucedido y como imaginé, no se creían lo que les estaba relatando. Yo comencé a investigar y me puse a buscar quiénes habían sido los antiguos propietarios de la casa. Por fin pude dar con ellos, y fui a verlos. Les comenté que si en algún momento cuando vivieron allí habían escuchado o visto algo extraño. Ellos me dijeron que no… Insistieron el saber por qué les hacía esa pregunta, pero yo preferí no contestar. Cuando ya me iba observé que en uno de los muebles había un retrato que llamó mi atención. 

 - “¿Quién era este niño?” 

- “Era nuestro hijo, pero por desgracia ya no se encuentra entre nosotros. Dentro de poco hubiera cumplido 30 años” 

- ¿Qué le sucedió?” 

La madre entre lágrimas me comentó que en la casa que nosotros vivíamos, cuando ellos residían allí, un buen día su hijo salió por la ventana para subirse al tejado. Allí resbaló cayendo al vacío y muriendo en el acto.


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