julio 01, 2024

Antonio Fernández Álvarez (escribidor de sueños)

 



Charlas con
Don Juan Valera







Su mayor orgullo, cuando le llamaban poeta

-Buenos días don Juan.

-Buenos día joven, ¡ha madrugado!

-Don Juan, con este calor que no se puede estar en la calle a partir de las horas centrales del día, es mejor ya irse a casa, por lo que he considerado que esta es una buena hora para visitarle. Cierto es que son las siete de la mañana, ideal porque hace una temperatura agradable y prácticamente conversamos casi en solitario. En la tarde noche el parque se llena de gente y si me ven dialogar con usted pensarán que no ando bien de la cabeza. No es algo que me importe pero recuerde usted lo que dijeron el pasado mes aquella pareja que pasaba por esta plazoleta donde se ubica su efigie, cuando me vieron aquí plantado parlamentando con usted. La chica no se cortó un pelo y hasta creo que rayó en la grosería cuando le comentó al chico que le acompañaba: otro viejo chocho que está "más para allá que para acá".

-Joven, ¿y a usted le preocupa lo que piensen?

-No, claro que no, pero la verdad, empiezo a cuestionarme que esto de conferenciar con una efigie no es de muy cuerdos.

-Ande, déjese de naderías y ahora que me ha ilusionado no se le ocurra dejarme al menos hasta que pase este año ya que como usted dice me está agasajando por el doscientos aniversario de mi nacimiento.

-La verdad es que no pienso hacerlo y deseo que mis charlas con usted se prolonguen hasta octubre, y no será por falta de materia, porque con usted hay mucha tela que cortar.

-Joven, ya ha dado un somero repaso de mi vida y algunas de mis novelas, ¿por dónde llevará hoy su plática?

-Don Juan, hoy traigo un pequeño tesoro que me han dejado, son seis libros de una colección de sus obras completas, compuestas por 35 tomos. La fecha de edición de estos libros comprende desde MCMV (1905) que es el primero de los tomos, con el título: “Discursos académicos”, a MCMXIII    (1913  tomo 35  “Estudios  críticos  sobre   Filosofía  y  religión”.   Una  joya  que  es  una verdadera pena que solo tenga los tomos I, VIII, XVII, XVIII, XIX, XXXV. Por cierto, estos libros son de la edición de las obras completas que su hija preparó y que publicó la Editorial Alemana. Ah, como curiosidad, el precio de cada tomo era de tres pesetas. ¡No eran baratos los libros en su época, como tampoco lo son en la actual! Sabe, tres pesetas de su época más menos podrían ser 23,10 euros actuales. 

Una verdadera joya,. Libros de la edición de 1905
-Cierto joven, tres pesetas en aquella época para gastar en un libro no estaba al alcance de cualquiera.

-Don Juan, hoy un libro recién publicado, según la editorial y la encuadernación que tenga puede oscilar entre diecisiete y veintidós euros de media. Cierto es que incluso con las nuevas tecnologías, un libro electrónico baja considerablemente el precio en torno a siete u ocho euros. Pero a los que disfrutamos con los libros, nos gusta el libro de papel.

-No me hable en la jerga de su actualidad, ya me contará en otro momento qué es un libro electrónico. Dígame joven esa edición de mis obras completas ¿que abarca?

-Permítame que le lea la relación que he copiado de sus obras completas de esta edición y que aparece en la contraportada de uno de los tomos de poesía que estoy leyendo.

 


TOMO I Discursos Académicos I
TOMO II              Discursos Académicos II
TOMO III             Doña Luz
TOMO IV            Pepita Jiménez
TOMO V              Las ilusiones del Doctor Faustino I
TOMO VI            Las ilusiones del Doctor Faustino II
TOMO VII           El Comendador Mendoza
TOMO VIII          Pasarse de listo
TOMO IX             Juanita la Larga
TOMO X              Genio y Figura
TOMO XI             Morsamor
TOMO XII           Dafnis y Cloe. Leyendas del antiguo Oriente
TOMO XIII          Mariquilla y Antonio. Elisa la Malagueña. Don Lorenzo Tostado.
TOMO XIV          CUENTOS.  Parsondes.  El pájaro verde. El Bermejino prehistórico. 
                                                 El espejo. El pescadorcito Urashima. El hechicero. La
                                                 muñequita. La buena fama
TOMO XV           CUENTOS.  El caballero del azor. El doble sacrificio. Los
                                                cordobeses en Creta. El Duende beso.  El último
                                                pecado. El San Vicente Ferrer de talla.
                                                El cautivo de Doña Mencía.  El maestro
                                                Riumundico.  Garuda o la cigüeña blanca.  Cuentos y
                                                chascarrillos andaluces.
 
TOMO XVI          TEATRO. La venganza de Atahualpa.  Asclepigenia.  Lo mejor del
                                             tesoro. Gopa. Los telefonemas de Manolita. Estragos
                                             amor y celos. Amor puesto a prueba.
 
TOMO XVII y TOMO XVIII.  POESÍAS.
 
TOMO XIX, XX, XXI, XXII, XXIII, XXIV, XXV, XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX, XXX, XXXI, XXXII, XXXIII, XXXIV y XXXV.  CRÍTICA LITERARIA.

Del romanticismo en España y Espronceda. Sobre los cantos de Leopardi. De la poesía del Brasil. Las escenas andaluzas de El Solitario. Obras poéticas de Campoamor. La Bola Nieve, de Don Manuel Tamayo y Baus. Consideración sobre el Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, de Don Felipe Monlan. Revista de Madrid.

-Verdaderamente recogen todo mi trabajo literario. La verdad es que cuando me retiré de la vida política y a medida que me iba haciendo viejo, más receloso estaba que me sorprendiera la muerte y todo lo que pensaba escribir se quedara en el tintero. Sentía que allá en el centro de mi espíritu había un almacén, revuelto y confuso de tela ya cortada, para coser y formar con ella no pocos escritos, que no quería que se me quedasen ocultos y embuchados en mí cuando me llevasen a la sepultura. Así que casi invidente, pero en plenitud de facultades me vuelco plenamente en mi producción literaria. Estaba terminando un discurso para la Real Academia Española para la conmemoración del tercer centenario del Quijote cuando una “congestión cerebral pasiva” acabó con mi vida, no cabe duda de que el hombre propone y Dios dispone. 

-Don Juan, le dije en una anterior conversación que he de releer aquellas novelas que leí en época de estudiante, y por supuesto su epistolario, pero ahora que tengo dos tomos de sus poesías, y dado que desconocía su obra poética me he puesto a leer sus poemas. ¿Sabe que en esta edición se publican poesías que usted omitió en la publicación de 1886, también figuran las de la edición de 1858 y un volumen inédito impreso en Granada en 1844 y que usted condenó al olvido y que calificó de “inocentadas de chiquillo”?

-Verá joven, cuando se publicaron por vez primera mis poemas, mi tío don Antonio Alcalá Galiano, que propendía dudar de todo, y que, a pesar del cariño que me profesó, dudaba también de mi mérito como poeta, dijo “que lo probable sería que alguna furiosa avenida del río del olvido se llevase para siempre mis copias, como otras mil insulsas composiciones de esta edad, sobrado parlera, y en qué tanta tontería se da a la estampa”, tal cual literalmente eso plasmó en un prólogo que me hizo.

-¡Ay don Juan!, el primer libro de poesías, que escribió, Ensayos poéticos publicado en Granada en su etapa como estudiante fue retirado a los pocos días porque no se vendía.

-Joven, este desengaño marcaría mi trayectoria, siempre me sentí frustrado por no ser considerado “un buen poeta” a pesar de reintentarlo en otras ocasiones, porque siempre me sentí poeta y ese sentimiento queda plasmado, quizás mejor que en los versos, en la construcción de mis novelas. Por cierto, toda la edición de este primer libro de poemas mío fue recogida por mí y confinada en un desván de la casa de mi padre en Doña Mencía.

-Es indiscutible que su obra poética no fue bien comprendida, porque era “poesía sabia”, fruto de su erudición y del conocimiento reflexivo de los autores clásicos. Quizás también porque no es de la escuela romántica moderna ni de la clásica ordinaria, sin embargo, de lo poco que leído he de coincidir con aquellos que lo que más se aprecia en sus poemas es un ingenio agudo y claro y una instrucción en que compite lo vasto con lo profundo. 

-¡Gracias joven! Permítame comentarle que mis versos valen lo que vale mi prosa, ya que en ellos está en germen, en cifra, en lírico y conciso resumen, todo lo que he sentido, pensado y escrito en prosa, más tarde, con mayor amplitud. Y echando la modestia a un lado ¿por qué no declarar también que en algunos de estos versos, principalmente en El fuego divino, en el idilio del viejo rabadán y A Gláfira, la nitidez, la elegancia sencilla y la atinada limpieza de la forma son notables, lo cual de sobra se conoce que no se consigue sobando y limando, sino por dichosa inspiración? 

Añadiré todavía a mis versos ciertas buenas prendas de que la prosa carece: el candor, la lozanía y la frescura de la juventud, y propósitos más puros, porque los versos están hechos sin la vana y egoísta esperanza de ganar con ellos dinero, influjo o al menos fama inmediata, sino sólo por amor entrañable de la misma poesía y con anhelo cariñoso de vivir en lo futuro en algunas almas afines a la mía, donde despierte o suscite mi voz simpática resonancia, cuando ya no pueda mover con impulso material las ondas del aire.

-Como usted bien sabe don Juan, la composición más ligera, si está bien, es manifestación de la luz interior del alma, que ilumina al mundo del arte, como el sol al mundo real. Y toda obra enseña, sin que el autor aspire a enseñar. 

-Cierto joven, y si me lo permite y ya que hablamos de poemas déjeme declamar éste. De los ciento treinta poemas que según calculo habré dejado, y seguro hallará publicado en alguno de los dos tomos de poesías que me ha comentado que componen estas obras completas y que si no recuerdo mal publiqué en Granada allá por el año 1841 con el título:

                                                    Mi lira

                                        Las cuerdas de mi lira
                                        despiden bandos sones,
                                        de armónica dulzura
                                        henchidas y de amores.
                                        Mi garganta modula
                                        tiernísimas canciones
                                        y el sonido del harpa
                                        languidece de amores;
                                        los aromados céfiros
                                        sus alillas veloces
                                        no extiendan tan suaves
                                        sobre la gayas flores:
                                        ni tan dulces lamentan
                                        con arrullos acordes
                                        las palomas gemelas
                                        que se mueren de amores.
                                        Pero el genio sublime
                                        no inspira mis canciones,
                                        ni despliega sus alas
                                        sobre mi frente pobre.
                                        Sólo me inspiran ¡Cintia!
                                        tus ojos seductores,
                                        tus nudos cabellos
                                        más negros que la noche,
                                        de tu voz melodiosa
                                        los dúlcidos acordes
                                        y de blando sueño
                                        los inocentes goces.

-Muy bello don Juan, el sentimiento lírico aflora en todo su esplendor. Verdaderamente usted fue un poeta aunque haya sido más conocido por sus novelas.

-Joven, en 1886 en el prólogo a mi libro Canciones, romances y poemas escribí: Mi escritura no tendría perdón de Dios, ni yo mismo me perdonaría aunque soy indulgente para con todos y para conmigo, si yo fuese o si a menos no me creyese poeta.

-Gracias don Juan aquí terminaré esta agradable charla por hoy, el calor del verano hostiga ya tan de mañana, pasaré en otro momento.

-Pase cuando quiera joven, no me voy a mover de aquí a no ser que apriete tanto el “Lorenzo” que derrita esta piedra con la que mi efigie se ha hecho. Ja,ja,ja.

CONTINUARÁ …………

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