La Parroquia de Ntra. Sra.
de la Asunción y Ángeles
Primera parte
A partir de hoy nos vamos a centrar en resaltar la belleza y arquitectura de nuestro templo mayor y nos ocuparemos de su antigüedad, de sus antiquísimas imágenes, sus cofradías y sus bienhechores. Hoy toca la: PARROQUIA DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN Y ÁNGELES
Por el año de 1240, en que fue conquistada Cabra, existía una mezquita dentro de los muros de la Alcazaba, hoy la Villa Vieja.
San Fernando hizo que el obispo D. Lope de Fitero la consagrase, poniéndola bajo la advocación de Ntra. Sra. De la Asunción y Ángeles, en memoria de haber sido tomada la ciudad a los árabes en dicho día.
En tiempos posteriores, los caballeros de la Orden de Calatrava, a la cual perteneció la villa, destruyeron la mezquita, y según antigua tradición, edificaron en el mismo sitio un templo de orden gótico y de mayor extensión que la mezquita, sirviéndose del antiguo minarete de ésta, para torre de las campanas, y es de suponer que este templo continuara hasta 1682, de cuya fecha data la construcción del templo que hoy existe.
La Iglesia Parroquial Mayor
con advocación de la Asunción de María Santísima Nuestra Señora que llaman de
los Ángeles, se encuentra asentada sobre el solar de la antigua mezquita
egabrense, pero nada queda del estado primitivo, su aspecto actual es el
resultado de varias modificaciones.
En el siglo XVI trabajaron en ella Hernán Ruiz II, que replanteó parte del edificio a partir de septiembre de 1563; y Hernán Ruiz III. En estas obras se emplearon 464 cargas de arena, 250 cahices de cal, 687 varas de piedra y 100 carretadas de piedra jabaluna.
En octubre de 1570 hallamos tres disposiciones del Visitador General del Obispado, D. Sebastián Peñarredonda, que ilustran las remodelaciones efectuadas entre 1571 y 1575. Por la primera se manda hacer una tribuna “en lo alto donde está agora el coro sobre las bazas de los mármoles”; vaciar ciertos arcos cegados, quizás provisionalmente y colocar columnas en lugar de los pilares; es la segunda disposición. Y la tercera, hacer una torre sobre la puerta de la villa “que es donde es cárcel de los caballeros”. Estas obras introducen en el cuerpo de la iglesia 10 columnas más con sus bazas y capiteles.
En el XVII las reformas se
inician bajo la dirección del maestro mayor Blas de Masavel, quien dio la traza
de la sacristía junto al muro sur conservada hoy con ciertas reformas del siglo
siguiente. El citado maestro mayor visita Cabra con dicho fin en 1620
Una segunda iniciativa se centra en el egabrense José Granados de la Barrera, maestro mayor de la Catedral de Granada, hasta obtener la definitiva fisonomía en el siglo XVIII bajo la dirección del arquitecto Benito Jiménez, que realizó obras entre 1747 y 1752 respetando la cabecera hasta el crucero y las capillas.
Otra importante reforma fue la de 1973, eliminándose las capillas de la nave izquierda y añadiéndose la solería de mármol de color rojo y blanco.
La portada principal es del más puro estilo barroco. Fue construida entre 1741 y 1743 por el cantero Juan Antonio del Pino
El 3 de octubre de 1741, EL Vicario de la Villa trasladó la portada principal de estilo renacentista, a la puerta del lado del convento de Capuchinos, y en su lugar se colocó esta nueva del más puro estilo barroco en la que se conjugan la columna salomónica y el estípite. La portada dentro de su monumentalidad resulta achaparrada ya que hubiera exigido una mayor altura en razón de la anchura dada. Se concluyeron los trabajos el 8 de junio de 1743.
El 12 de octubre del mismo año Antonio Chacón certifica haber trasladado y labrado “la portada que cae al llanete de Padres Capuchinos con las piedras que sobraron de la portada grande y renovar el arco que se quitó de dicha portada con su tiara en la clave de jaspes encarnados”.
De finales de dicho siglo (1684) es la esbelta torre barroca proyectada por el maestro mayor José Granados de la Barrera y que Melchor de Aguirre y Baltasar Pérez Capote, la construyeron para reemplazar otra más antigua arruinada en el terremoto que sacudió a Andalucía en 1680. El cimiento o zócalo es de sillería y lo demás de ladrillo. Tiene unos 37 metros de altura y unos 4 de ancho, acabando en una cúpula con pirámides de piedra y bolas en las extremidades. Sustenta nueve campanas de buen tamaño y hermoso temple. Cuenta con dos pisos; en cada uno hay cuatro campanas, en el primer piso, una campana que es la gorda, que, por su tipo, timbre y rumbo, es una alhaja; la campana de agonía, parece en el sonido de oro, y lo mismo las otras.
El segundo piso cuenta con otras cuatro campanas y en el centro hay un campanillo: de modo que en los repiques generales van sonar nueve campanas.
Se señaló como fecha de comienzo de ésta el mes de mayo de 1685, en 1697 se habían levantado ya diecisiete varas y se habían colocado las campanas. En el primer cuerpo de la torre; por debajo de la primera ventana, hay una piedra que hoy está borrosa, conservándose solo el zócalo que tiene alrededor y que tuvo la inscripción siguiente: “Esta torre se hizo siendo Obispo de Córdoba el Excmo. Sr. Cardenal Salazar; Duque de Sessa el Excmo. Sr. D. Félix Fernández de Córdoba; Vicario y Comisario del Santo Oficio el licenciado D. Francisco de Alcántara y Leiva, y Mayordomo de su fábrica el licenciado D. Juan de Robles, presbítero, en el año 1688”.
A la vez que se levantaba la
torre se construyó la sacristía adosada a ella. Las obras quedaron detenidas
por ajuste de precios reanudándose en 1717 bajo la dirección del maestro mayor
José Ximénez de Valenzuela, concluyéndose en 1724 por Benito Ximénez Blanco,
maestro mayor de Lucena.
Coincidiendo con la anchura de la torre y con el mecenazgo de don Juan de Porras y Atienza, Obispo de Coria (1684-1704) y natural de Cabra, se contrata en 1691 con Melchor de Aguirre la factura de los dos retablos que flanquean el central.
Cubierta por amplio tejado a
dos aguas perforado por lucernarios, la Iglesia de planta basilical, llamada la
Mezquita del Barroco, es de figura rectangular, no guardando su altura
proporción con su largo y ancho; tiene cinco naves, algo más ancha la central
que las laterales, organizadas por andanadas de arcos muy peraltados sobre 44
columnas dóricas de mármol rojo de Cabra y cubiertas por bóvedas de cañón con
lunetas y fajones que apean en cartones recortados, que sostienen 42 arcos de
forma casi elíptica, sobre los que descansa todo el techo, que es embovedado,
con linternas rectangulares que dan paso a la luz. La abundancia de jaspes
rojos y blancos da enorme suntuosidad a este interior. El tramo transversal
correspondiente a las puertas se cubre con una bóveda oval y dos circulares y
hace las veces de crucero. De aquí hacia el testero constituye la obra
realizada 1672, por el arquitecto del Duque de Sessa, José Granados, cuya
huella es visible en la bóveda oval que cubre el presbiterio.
CONTINUARÁ ……….
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