agosto 01, 2024

Antonio Fernández Álvarez (escribidor de sueños)

 


Charlas con don Juan Valera




¿Señorito andaluz?

-Buenos días don Juan

-Buenos días joven, ¿qué lacónico le veo?, ¿le ocurre algo?

Caricatura de don Juan Valera

-No, nada don Juan, es que cuanto más aprendo sobre usted, más me confunde todo. Es como aquello que decía Sócrates, solo sé que no sé nada.

-Joven, es lo que tiene el aprendizaje que cuanto más sabes más preguntas, y surgen más dudas que certezas. ¿A ver, cuál es el problema?

-Verá don Juan hace unos días escuché una conferencia de un profesor, y aseveraba que usted se dedicó más a vivir que a escribir. Afirmando que usted decía que realmente lo que quería era disfrutar de la vida, e incluso le llamó señorito andaluz, eso sí, no lo hacía en tono peyorativo, se refería más a su íntimo afán de refinamiento. También para señalar su ironía que se le supone a todo señorito andaluz, y este punto no estoy muy seguro de que esto sea así.

-Joven, diría muchas más cosas a lo largo de su conferencia, no crea que estos comentarios puedan ya ni    importarme    a    mí,    ni necesariamente son dichos con ánimo de empañar la imagen de mi persona como literato si la conferencia iba en ese sentido o como político si lo era en este otro.

-Don Juan, era una conferencia literaria. En realidad también habló de su innata elegancia, por ser una persona elegante que frecuentaba los ambientes selectos por su amplia cultura de buen gusto.

Llegándole a llamar el aristócrata de la literatura del momento, por su técnica y estilo que repudiaba los excesos románticos, pero por formación intelectual le molestaba la literatura de tesis, afirmando que usted no pretendía dar doctrina, sino belleza tratando a la realidad con una leve estilización embellecedora.

-Ciertamente yo era un enemigo acérrimo de las estridencias, liberal, nada de dogmatismos ni de tipo religioso ni de tipo político. No estaba convencido de tanta doctrina, se puede decir que era escéptico. Y en verdad la ironía la usaba de manera velada para ironizar de las posturas de la sociedad que me rodeaba. Pero eso sí, siempre fui tolerante.

-Don Juan, aun cuando su obra novelística es escasa, dado que son muy pocas novelas las que nos ha dejado, pues según este profesor no hacen falta muchas más, pues usted se impone como el mejor estilista, redacta como los mismos ángeles y su prosa correcta y pulida es un verdadero modelo de armonía. Siendo en su obra, su faceta predominante el análisis de la psicología de los personajes, considerándole a usted un psicólogo.

-Como ves joven en general, no salgo más parado de la conferencia de este profesor. Le daré la razón en que quizás haya patinado en la licencia que se ha permitido al decir “que la ironía que se le supone a todo señorito andaluz”, ya que no necesariamente hay que ser señorito andaluz para ser irónico.

Joven yo mismo que escribí mucha crítica, y como cuentas, hace una apreciación que habrá quien no esté de acuerdo, en realidad, una conferencia no tiene por qué ser un halago de virtudes de quien el conferenciante se pronuncie, y las opiniones tienen que ser diversas, pero lo importante es que siempre es que se expongan las ideas y las opiniones hay que sustentarlas con todo lo que se haya investigado del personaje, obviamente siempre cabrá la opinión subjetiva de quien las expone.

-Don Juan, su obra inconclusa también han sido objeto de análisis en esta conferencia. Al parecer son tres novelas, que añado a mi lista de lecturas pendientes, las que quedaron sin acabar. Elisa la malagueña. Don Lorenzo Tostado y Mariquita y Antonio. También un libro sobre la educación humana, titulado Meditaciones utópicas sobre la educación humana.

-Sabe joven, con Elisa la Malagueña me sentía muy satisfecho, en esta novela había puesto mis cinco sentidos, pero se acabó mi tiempo. El libro sobre la educación humana, fue otra historia distinta, esta obra estaba adelantadísima; la editaba un impresor de Vigo, de nacionalidad alemana. Irían impresas unas 230 páginas cuando supe que dicho editor, el señor Krapf, se había suicidado y fue tal la impresión que me causó que dejé apartado el libro.

-Don Juan, sobre el libro, titulado: “Meditaciones utópicas sobre la educación humana” fechado en 1902 usted nos da una visión de sus ideas educativas maduradas a partir de su experiencia como Director General de Instrucción Pública. Aunque inconcluso como hemos comentado, consta de 16 capítulos.

-Joven, este era un largo trabajo, desde el principio me reafirmaba en la función social de la enseñanza. Considerando el saber cómo un bien, que la sociedad debe divulgarlo. El fin principal de la sociedad es el bienestar de cuantos individuos la componen, y nada es más eficaz para lograr este fin que el desenvolvimiento de nuestras facultades espirituales y físicas. La instrucción pues, debe considerarse como un deber social.

-Don Juan, volviendo a las novelas inconclusas, en Don Lorenzo Tostado, aunque inacabada, nos revela la maestría de usted en la creación de los personajes y atmósferas según he leído por la referencia que hacen a esa novela. Así como en Elisa la Malagueña dicen que no se dispone de detalles específicos sobre su trama y en Mariquita y Antonio cuentan que noveló las relaciones amorosas que mantuvo en Rusia con la actriz Lucía Palladi.

-Joven, como dice que ha tomado nota de estas novelas y las ha añadido a sus lecturas pendientes y dado su final abierto, una vez se haya adentrado en mi mente creativa y haya apreciado mi habilidad para tejer historias cautivadoras, atrévase con un final para las mismas.

-Don Juan, permítame que aquí me ponga serio. Me presupone usted una destreza literaria que ni mucho menos está a mi alcance y por mi exigüidad en esto de la escritura, este reto lo tomaré como una chanza que se ha permitido conmigo, y que de buen grado le admito, dado que es del todo imposible que yo pudiera añadir un solo párrafo. Eso sí, como mucho le prometo que las leeré y haré una reseña sobre las mismas.

-No se enoje joven, por lo que le voy conociendo, le falta autoestima, y aunque uno debe de conocer sus limitaciones, dejarse vencer por los miedos siempre conduce al fracaso.

-Don Juan pese a su buena intención, uno debe saber siempre donde debe parar para no “pasarse de listo”. Jajaja. Y aquí lo voy a dejar, ciertamente hoy no estoy muy locuaz, debe ser este calor que me deja agotado, me siento muy cansado, permítame que pase en otro momento.

-Pase cuando quiera joven, no me voy a mover de aquí. Ja,ja,ja.

CONTINUARÁ ..............

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