abril 01, 2024

Relatos de Cabra

Poetas Egabrenses: D. Vicente Toscano y Quesada
Por Antonio Fernández Álvarez

Comenzaré diciendo de este escritor que nació en Cabra, que fue tan infortunado como la mayoría de los hombres que se dedican al cultivo de la literatura, y que contaba con poco más de treinta años cuando elevó su alma a Dios, el 18 de diciembre de 1906.

Si bien, no he podido averiguar su fecha de nacimiento, si al menos que motivó a D. Vicente Toscano y Quesada a demostrar su aficiones poéticas y no fue otra causa que las lecciones de D. Luis Herrera, quienes le convirtieron en un enamorado de los clásicos, y la lectura de las obras de sus paisano D. Juan Valera le depuraron el gusto. Los versos de D. Vicente llamaron la atención por su galanura, por su atildamiento, por su corrección irreprochable.

El periódico titulado El Semanario de Cabra publicó los primero frutos de su inspiración, y en las reuniones de la original sociedad egabrense LeKanaklub leyó inspiradas composiciones poéticas, que fueron muy elogiadas por los notables literatos que figuraban en dicha Asociación. Entre otros notables podemos citar al insigne don Juan Valera y el sabio Menéndez y Pelayo.

Los pocos datos que he podido recabar de este poeta egabrense, para mí desconocido hasta ahora, me han llevado no solo a conocer que las mieles del triunfo las saboreó por primera vez en los primeros juegos florales celebrados en Córdoba, obteniendo el premio de honor, sino que además fue varias veces laureado en juegos florales, y en certámenes.

También ensayó la literatura dramática, escribiendo una comedia en tres actos y en verso, titulada Los pergaminos de marras, obra escrita con extraordinaria corrección, en versos fáciles y sonoros, que fue representada en con buen éxito en el Gran Teatro de Córdoba por la compañía del Sr. Espejo.

Cuando las exigencias de la vida le obligaron a escribir para el periódico, varió algo de rumbo, comenzando a cultivar el género festivo y la sátira, siempre con ingenio, pero con menos fortuna que la poesía elevada y seria.

En las redacciones de los periódicos a las que pertenecía buscaba, para trabajar, un sitio donde estuviese aislado de sus compañeros y allí pasaba hora tras hora escribiendo versos.

En cierta ocasión tardó en escribir una de sus composiciones para la Prensa cinco o seis días y procuró, durante ese tiempo, que nadie viera las cuartillas, cuando de costumbre apenas concluía cada estrofa se la enseñaba a sus compañeros. Cuando terminó la obra muy satisfecho la mostró, había escrito una primorosa poesía, con versos muy armónicos, empleando tan ingeniosa combinación métrica que la composición presentaba la forma de una copa perfectamente dibujada.

Convencido D. Vicente Toscano que la literatura no iba a proporcionarle medios de vida, en un momento en que le faltó toda clase de recursos en Córdoba, se vio obligado a regresar a su pueblo natal en busca de los auxilios y los consuelos de la familia.

En Cabra los dolores morales y físicos le rindieron, tras una interminable y desesperada lucha con el infortunio y un buen día para él, joven muy joven dejó este mundo. Quizás pensando en aquella frase que se le atribuye:

“En este mundo el hombre que rebuzna tiene más suerte que el que habla”.

Y aquí lo voy a dejar, con un breve poema de don Vicente Toscano y Quesada, no sin antes añadir que en el libro Egabro: un milenio de poesía de don Antonio Roldán García, que me han regado después de haber realizado este escrito, la fecha de nacimiento que este autor nos indica de don Vicente Toscano, es el año 1875, sin más datos del día o del mes.

 Todo aquel que lengua tiene
            dicen que hasta Roma va;
            yo tengo lengua, y, no obstante,
            nunca he podido encontrar
            el camino que conduce
            al Amor y a la Amistad.

NOTA: Bibliografía obtenida del libro Historia de la “Ciudad de Cabra”, de Nicolás Albornoz y
              Portocarrero   (1909).   Y   del   libro   “Notas   Cordobesas”,   de   Ricardo  de   Montis   

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