Charlas con
Don Juan Valera
Ciento cincuenta
años de la publicación de su primera novela
“Pepita Jiménez”
-Buenos días don Juan.
-Buenos días joven.
-Don
Juan, pensé que mis charlas con usted que pretendo que se prolonguen hasta
octubre, serían un reto de difícil cumplimiento, pero ciertamente cuanto más
leo sobre usted, para mi alegría más me sorprendo, no hay mes de año que no
celebre usted un aniversario. Y mire por donde estamos en mayo un mes de la
primavera que se caracteriza por el florecimiento de la naturaleza, no hay nada
más que darse una vuelta por este parque, con los árboles llenos de hojas y los
jardines con tantas y variadas flores. Sin olvidar nuestros campos de olivos
con la floración, todo un deleite para nuestros sentidos. Y precisamente este
mes de mayo me ha alegrado el ánimo, pues en este mes y este año se cumplen
ciento cincuenta años de la publicación de su primera novela Pepita Jiménez,
que se publicó en 1874.
-Joven, le veo muy sensible, yo diría
que hasta muy novelesco, va a ser cierto que mayo, más que cualquier otro mes
del año nos hace sentir “vivos”, la naturaleza en su esplendor, la primavera,
la ilusión la alegría y sobre todo la belleza de las flores con esa explosión
de colores que convierten cualquier espacio natural en un paraíso inolvidable.
Pero sin duda para que estas charlas perduren ha de tener en cuenta que la
diferencia entre el triunfo y la derrota consiste en la persistencia.
-¡Qué razón tiene don Juan! Dígame
¿tenía entonces usted cincuenta años cuando publicó su primera novela?, y es a
partir de aquí cuando de un modo casi prácticamente exclusivo se dedica a
escribir sobre filosofía, política, religión y, desde luego, literatura. Aunque
no solo su obra literaria fueron novelas, también, poesía, teatro y cuentos.
-Ciertamente joven, hasta pasado medio
siglo de mi vida, no escribí mi primera novela, pero mi primer libro publicado
fue en 1844, se trataba de un libro de poesía titulado Ensayos poéticos, aunque
ya antes había publicado algunos poemas en revistas literarias: El Guadalhorce
de Málaga, La Alhambra, La Tarántula, y el Pasatiempo de Granada.
Posteriormente publiqué otros dos volúmenes de poemas uno el titulado
simplemente Poesías que se publicó en 1858, y Canciones, romances y poemas que
se publicó en 1885 con prólogo de Menéndez Pelayo.
-Don Juan, sin embargo, su poesía fue
poco estimada en su época y la opinión sobre ella no ha variado demasiado con
el transcurso del tiempo. ¿A qué cree usted que es debido?
-Joven, considerando que está escrita
en momentos de auge del romanticismo y post-romanticismo, hay quienes opinan
que más parece la de un escritor neoclásico, ya que es una poesía racional en
la que la imaginación solo tiene un lugar secundario. Como ve joven, todo es
susceptible de ser opinable.
-Don Juan, volviendo a su primera
novela Pepita Jiménez, creo recordar haber leído que en el año 1861 publicó el
comienzo de Mariquita y Antonio que apareció en el folletín de El
Contemporáneo, y Lulú princesa de Zabulistián en 1870 en la Revista de España.
¿Entonces cómo se considera ésta su primera novela?
-Tienes razón joven, pero estas
novelas no llegaron a publicarse en volumen independiente, como así ocurrió con
Pepita Jiménez que apareció por primera vez en la Revista de España de marzo a
mayo de 1874, e inmediatamente se publicó. De ahí que tenga la consideración de
la primera novela publicada. Por cierto joven, ¿la ha leído?
-Don Juan, hace tanto tiempo, que
estoy planteándome tras estas charlas, releer aquellas obras de usted, que en
el pasado leí más bien por imposición de mis profesores de literatura de mi
época de estudiante, pero que ahora conociéndole más en profundidad, considero que
debo refrescar mi memoria releyendo, Pepita Jiménez, Las ilusiones del doctor
Faustino, El Comendador Mendoza, Pasarse de listo y Doña Luz, al menos éstas ya
las he anotado para su lectura este año correspondiendo estas obras a su primer
periodo, considerando que usted escribió sus novelas en dos periodos muy
concretos de su vida, éstas citadas entre 1874 y 1879 podría clasificarlas en
un primer grupo y el segundo grupo en el periodo de 1895 a 1899, se incluirían
novelas como Juanita la Larga, Genio y Figura y Morsamor.
-Joven, aunque solo sea a grandes
rasgos atrévase reseñar Pepita Jiménez, dado que ciento cincuenta años es una
fecha importante para homenajear una obra que como en otra ocasión hemos
comentado se tradujo a diez lenguas. Y hasta Isaac Albéniz escribió una ópera
en 1895 basada en mi obra.
-Por supuesto don Juan, aunque sin
duda requeriré algo de su ayuda. Narra la historia de Luis de Vargas, un joven
seminarista que regresa a su pueblo natal para pasar las vacaciones de verano y
se enamora de Pepita Jiménez, una hermosa y joven viuda de veinte años con la
que su padre de éste pretende en matrimonio. El seminarista a lo largo de la
novela, lucha contra sus sentimientos y su vocación religiosa mientras Pepita
intenta seducirlo. Luis, que acompaña a Pepita en sus paseos por el campo,
asiste a reuniones en su casa y, sin darse cuenta, cede poco a poco a una
pasión que él considera pecaminosa, pero que se hace más fuerte que su vocación
y que su amor por su padre, en el que ve secretamente un rival. Todo esto
empieza a ser sospechado por el Deán al que el seminarista escribe sus cartas
contándole sus incidencias. Luis se quiere marchar, pero Pepita, que le ama y
ha hecho todo lo posible por enamorarle, se finge enferma y le convence de que
reconozca su amor y se lo comunique a su padre.
-Permítame joven un inciso, para hacer
un boceto de los personajes. Por un lado, Luis mantiene una lucha interna entre
la fe y los deseos terrenales, al tener que elegir entre su amor por Pepita y
su compromiso con la iglesia, y por otro, ahora que está tan en boga el
empoderamiento de la mujer, Pepita Jiménez es vista como un personaje inmoral y
seductor, pero también como una mujer empoderada que no se rige por las normas
sociales.
-Ciertamente don Juan, la obra es en
realidad una novela psicológica en que abunda una suave ironía. Es una novela
de tesis en que defiende la primacía de lo natural y lo vital sobre lo
artificial y lo afectado.
-Joven, a pesar del tiempo que dice
haber leído esta novela, no ha salido malparado en su reseña, de todos modos,
si le es posible reléala. La prosa utilizada en esta obra es de un estilo
elegante y detallado, su lectura es amena a pesar de la complejidad de los
temas tratados. Y observe la utilización de la figura retórica de la ironía
para criticar la hipocresía de la sociedad de la época.
-Don Juan para acabar esta charla por
hoy, dicen los biógrafos de usted que esta obra está ideada tras una estancia
suya en Cabra y Doña Mencía, e inspirada, en un hecho real ocurrido en su familia,
su célebre personaje Pepita Jiménez está inspirado en su tía Dolores Valera
Viaña. ¿Qué hay de cierto?
-Joven, como ya hemos comentado en
alguna otra ocasión en cuanto a la descripción de los lugares como son los que
mejor conozco los tomo para bordar sobre ellos lo que se me antoja producto de
mi fantasía, pero los personajes y los caracteres de los mismos son siempre
creación mía.
-Está bien don Juan, aquí le voy a
dejar. Usted tiene tiempo de esperarme, permítame que pase en otro momento.
-Como quiera, joven. Pase cuando
quiera, no me voy a mover de aquí. Y mucho menos ahora con el parque en todo su
esplendor por belleza de las flores con esa explosión de colores. Jajaja
Portadas
de distintas ediciones de la novela,
Pepita
Jiménez