Los escenarios servidos
Reseña
sobre la novela histórica DUEÑOS DEL MUNDO
De José
Calvo Poyato
"En ‘Dueños del mundo’, la historia no solo se cuenta: se vive, se
investiga y se desvela. Intrigas, poder y alquimia en un siglo XVI donde todo
está servido para el lector que busca más que datos."
Abres un libro de historia que nos cuente la batalla de Alcazarquivir,
donde se enfrentaron las fuerzas portuguesas a las de los pretendientes al
trono de la dinastía Saadí y si es un buen libro, bien ensayo o sencillamente
un libro de texto de determinado nivel académico, conoceremos fechas, número de
combatientes, en su caso, quizá el desarrollo de la batalla y nos empaparemos
de historia con riesgo de olvidarla, precisamente por eso, por la profusión de
datos y números. Pasará, al menos para mí, a engrosar los volúmenes donde
consultar eso, datos, fechas, etc.
Dicho esto, que tenía yo mucha gana de expresarlo en mis reseñas, pues
he aquí por qué me encantan las novelas históricas y si son, como es el caso de
mi paisano, Pepe Calvo, porque no solo aprenderé historia sin riesgo de pronto
olvido, sino que disfrutaré de las pesquisas en las que inmiscuye a sus
personajes, los ficticios mayormente, a lo largo de las páginas de las novelas.
Siempre hay algo que encontrar: un asesino si hubo asesinato, un libro, un
testamento, una piedra, la filosofal … Y es que como te implicas en la búsqueda
junto a los personajes y de soslayo contemplas los aconteceres históricos,
visitando los mentideros, las tabernas y demás antros pero también los
castillos y palacios que hubiere que visitar, no solo descubriremos al asesino,
al ladrón o hallaremos el testamento oculto, si lo hubiere, sino que
participaremos junto a los ciudadanos de la época de las conquistas de los
reyes, de las batallas, de los amoríos (bueno de esto no diré nada, por no
incurrir en cotilleo), de los éxitos y de los fracasos de los protagonistas de
las novelas.
En fechas recientes leí la última novela histórica de don José Calvo Poyato, DUEÑOS DEL MUNDO, donde sitúa la acción en 1580, reinando Felipe II el imperio español que habrá de incrementarse con su proclamación como rey de Portugal tras la batalla de Alcántara en tierras lusitanas. A partir de este momento en los dominios del rey denominado el Prudente por su carácter mesurado, reflexivo y cauteloso en la toma de decisiones y su habilidad para anticipar y prevenir posibles problemas o conflictos, no se pondría el sol y podría decirse que el mundo le pertenecía.
Si bien comienza la acción con el hallazgo de un cadáver en el madrileño río Guadarrama, el de un boticario con vínculos con la alquimia, —la intriga está servida—, pronto sabremos que nos encontramos en una época muy importante en el reinado de Felipe II, pues tras la muerte sin descendencia del rey Sebastián allá en la batalla y lugar más arriba mencionada, en Alcazarquivir, el trono de Portugal en breve quedará vacante ya que su sucesor, su tío el Cardenal don Enrique I, pronto feneció, obviamente también sin dejar descendiente en el trono: la crisis sucesoria está servida. Y el prudente, culto y humanista de nuestro español rey tomará cartas en el asunto. Vaya si las tomará. Si bien la duquesa de Braganza, Catalina de Avís, tenía por correspondencia paterna las mejores cartas o al menos encabezaba la lista por esta razón de derechos, pero era mujer, las cartas que jugaría Felipe II eran las de derechos que provenían de su madre (la emperatriz Isabel de Portugal), ah, ¡pero era varón! El debate jurídico está servido. En Salamanca, huelga argüir las razones, se decantan por Felipe; para los juristas de Coimbra imperan las razones de que la vía masculina de Catalina era anterior a la de Felipe II. Como quiera que, más pronto que tarde, Catalina decidió o “la hicieron decidir” su retirada de la partida con el abandono de sus acreditadas cartas, Felipe sería el nuevo rey de Portugal.
Pero hete aquí que los portugueses seguían sin estar conformes. Vamos,
que no querían un rey castellano. Venían de lejos las razones. La resistencia está servida. La novela toma cuerpo. La
causa se la inventaron. Había que agarrarse a cualquier clavo, aunque este
estuviera ardiendo o fuere un fantasma. El “sebastianismo”. Y ¿qué es eso del
sebastianismo? Pues que los portugueses interesados, hicieron correr la voz de
que el rey Sebastián no murió en aquella batalla más arriba mencionada, la del
libro de historia o el ensayo. No, no murió. Estaba vivo, no de parranda, pero
sí recuperándose y se le esperaba. Una fantasmada está servida para justificar la oposición.
A esto que se acredita en la acción, aparece en la novela, otro sí
digo. Y es el advenedizo, —por lo de nuevo elemento en discordia, no por
extranjero—, Prior de Crato que, aunque suena grandilocuente no es sino un
bastardo, última carta que el pueblo llano presenta en la partida planteada. Y
pese a ser un bastardo se dispuso a disputarle el trono a Felipe II. Eso sí,
nunca se le vio en la batalla. Y más tarde nunca se le vio donde se dijo que
estaba. Había huido con anterioridad.
Lo cierto es que la guerra política y militar está servida y como quiera que Felipe II contaba con el mejor
general que ha dado esta hispana tierra que no es otro que el III Duque de
Alba, don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, y que lo puso al frente de los
Tercios Españoles, mal que le pesare —esas son otras historias—, a la par que
dispuso que el marqués de Santa Cruz, Álvaro de Bazán y Guzmán, su mejor
almirante, capitaneara la fuerza naval, la armada española, la victoria está servida y el trono en manos de
Felipe I de Portugal, segundo de nuestros Felipes.
Y con el muerto boticario, bueno, mejor dicho, boticario primero y muerto después, ¿qué pasó?, se preguntarán. Pues la respuesta está servida, pero eso es algo que no contaré pero que ciertamente, acompañando los pasos del antiguo capitán de los tercios, el por esta época alguacil de la villa y corte de Madrid don Diego de Paz y Lastres, el lector va a descubrir. Quizá alcancemos a comprender por qué los asesinos se ensañaron de la manera en que lo hicieron, con evidente tortura, con aquel pobre hombre, que en la rebotica ejercía de alquimista de altos vuelos pues dedicaba sus estudios y ensayos a intentar la transmutación del plomo en plata. Esta trama propuesta por el autor encaja a la perfección con las intrigas y desarrollo de los acontecimientos de la villa hasta el punto de que nuestro acompañado alguacil se topará con determinados personajes de elevado puesto incluso en la corte a los que alcance alguna responsabilidad en el asesinato de Rodrigo, el boticario, otrora llamado Samuel Levi. Por cierto que el propio Felipe II era una persona que creía a pies juntillas o en cualquier caso querría creerlo porque le vendría muy bien para sus intereses, que se podría obtener oro o plata a partir de viles metales tratados químicamente. Y digo que le vendría muy bien para sus intereses pues muchas eran las cuitas de nuestro Felipe que, además de las muchas tropas que costear y gastos en todos los continentes, se ha propuesto la conmemoración de la gran batalla contra los franceses, la llamada de San Quintín, nada más y nada menos que con la construcción de un monasterio, pero no un monasterio pequeñito sino El Escorial. Así pues, la cuestión de la perentoria necesidad económica está servida.
Caminando o moviéndonos junto a nuestro ya amigo Diego de Paz vamos a
conocer mesones, posadas, caminos, distancias, la vestimenta de la época, la
manera de divertirse de las gentes de los pueblos, cómo se buscaban la vida los
menos pudientes, lo que viene a significar que la novela nos refleja muy a las
claras y con extraordinaria narrativa la vida de aquellos finales años del
siglo XVI. La ambientación está servida.
Pero no solo la vida del pueblo, pues nuestro alguacil, antes capitán de los
tercios, está muy bien relacionado y también visita castillos y palacios a los
que nos desplazamos con él. En fin, un rigor histórico del que hace gala Pepe
Calvo junto con una envolvente narrativa que hace que el lector no solo aprenda
historia, sino que grandemente disfrutará de la literatura: la diversión está servida.
DUEÑOS DEL MUNDO
Autor: José Calvo Poyato
Editorial: Harper Collins
Nº. Páginas:
574
Fecha lanzamiento: 26/2/2025
Género: narrativa histórica
Época de la novela: de 1576 a 1583
Localización de los hechos: Entre Madrid y Lisboa
Leída: del 7 al 16/3/2025
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