Don José Valera y Viaña
El padre de don Juan Valera
El 6 de julio de 1814 pasó
arrestado al navío San Pablo instruyéndosele “Causa de Estado” por adicto al
sistema constitucional”, por un año preso en el Castillo gaditano de San
Sebastián, donde fue compañero de prisión del marino de guerra D. Dionisio
Capaz, antiguo conocido del viaje al Mediterráneo Oriental. Tenemos que
rectificar a Azaña cuando nos dice que don José estuvo preso por su republicanismo,
ello no es cierto, don José fue procesado por ser “adicto al sistema
constitucional” y la Constitución de Cádiz, establecía, en su artículo 15, a la
monarquía hereditaria como forma de gobierno. El 11 de junio de 1815 “una vez
cumplido el tiempo de arresto fue puesto en libertad”, obteniendo Real permiso
para navegar en buques de la Compañía de Filipinas. Luchó contra los
insurgentes chilenos y participó en la defensa del Callao. El 21 de octubre de
1819, Fernando VI “atendiendo a lo bien que me ha servido y a que continuará
con el mismo celo” lo asciende a Teniente de Navío. El 22 de marzo de 1821
volvió a España desembarcando en Cádiz con licencia a Cabra, retirándose del
servicio con el grado de Capitán de Fragata el 30 de abril de 1822.
Su futura esposa doña Dolores
Alcalá-Galiano Marquesa de la Paniega, una vez viuda se retiró a Écija y
después a Cabra acompañada de su prima doña María del Carmen Escalera y Pareja,
aquí comenzó a tratar y relacionarse con su primo tercero do José Valera y
Viaña, como consecuencia de la intimidad de las relaciones quedó embaraza la
Marquesa, por lo que en febrero de 1823 los futuros esposos preparaban su boda.
En este año se produce la restauración absolutista provocada por la
intervención extranjera de los llamados “Cien mil hijos de San Luís”, por ello
la Corte y el Gobierno al comienzo de la primavera se traslada a Sevilla, en
estos momentos es secretario de estado y del despacho universal de Marina do
Dionisio Capaz, antiguo amigo de
Don José, este en un acto de
compañerismo y de coherencia con su ideología liberal se incorpora a la Corte
en el Camino de Sevilla, le acompaña la Marquesa de la Paniega y su citada
prima. Por Real Orden de 18 de abril firmada en Sevilla, D. José se incorpora a
la Armada en clase de Capitán de Fragata, agregándosele a la Secretaría del
Despacho de Marina, el 30 de abril solicita Real Permiso para casarse con la
Marquesa de la Paniega, y obtiene el mismo.
Trasladada la Corte a Cádiz el 26
de junio, D. José es nombrado “primer ayudante de la mayoría general de las
fuerzas sutiles”, la Marquesa con su prima permanece en Sevilla, el 18 de julio
nace el hijo que esperaba, ese mismo día es bautizado en la Parroquia de San
Martín, expresándose que la neófita D.ª Maria de los Dolores Valera y
Alcalá-Galiano es hija legítima de D. José, se quería ocultar su origen en
consideración a su próxima legitimación, también es muy probable que los padres
se considerasen en su fuero interno marido y mujer..
El parentesco de los progenitores
determinó la necesidad de dispensa pontificia para el matrimonio, que lo
retrasó hasta su envío a Sevilla.
Por Real Orden de 27 de
septiembre, D. José obtuvo el retiro como marino, volviendo a Sevilla. La
dispensa de Roma llegó a Sevilla en octubre de 1823, el día 14 se inició el
expediente matrimonial, solicitando D. José que el matrimonio con la Marquesa
no sea público “porque siendo ambos de distinguidas y dilatadas familias se
originarían gastos y etiquetas que siendo secreto se evitarían”, se añade y
confirma por el párroco de San Román que “por ciertas y razonables causas que
mueven sus ánimos desean casarse”, estas no son otras que el nacimiento de D.ª
María de los Dolores , hermana desconocida de D. Juan que debió morir párvula,
pues de ella no existen más noticias.
No obstante el Real Decreto de 1
de octubre de 1823 por el que Fernando VII restaurado en su soberanía absoluta
dispuso la nulidad de los actos verificados durante el trienio constitucional,
y por tanto era nulo el Real Permiso para casarse, el matrimonio se verificó el
31 de octubre de 1823 en la iglesia sevillana de San Román, habiendo confesado
y comulgado los contrayentes; la pareja se trasladó a Cabra, instalándose en
unas casas de la calle San Martín donde nació el 18 de octubre de 1824 D. Juan
Valera y Alcalá-Galiano.
En virtud del aludido Decreto
también eran nulos los dos retiros obtenidos por D. José Valera, así como su
ascenso a Capitán de Fragata, por ello descendió a Teniente de Navío,
reiterando D. José la solicitud del retiro exponiendo “que en las largas y
penosas navegaciones que tiene hechas, ha tenido la desgracia de haber
contraído una enfermedad hepática de que no ha podido restablecerse a pesar de
haber empleado los medios más eficaces para su curación, y que una experiencia
repetida le ha demostrado bien a su pesar que el servicio activo de la mar y
los trabajos y privaciones que le son anexos, se le agravan sus males hasta el
caso de inutilizarle para navegar por lo que solicita el retiro de Ordenanza en
clase de disperso en la villa de Cabra”
Ante esta petición se pidió un informe detenido “de la conducta de este oficial durante el régimen constitucional”. El Director General de la Armada D. Juan de Villavicencio, pariente de la mujer de D. Dionisio Alcalá-Galiano, expuso entre otras consideraciones: “ignoro cual fue su manejo, el tiempo que permaneció el gobierno en la citada plaza de Cádiz si con exaltación o con ella por el sistema constitucional, al cual fue siempre adicto por notoriedad pública… lo vi en el Puerto de Santa María llegar de Parlamentario –en mi inteligencia el mismo día en que se le acordó el retiro- y según me hizo el honor de indicarme S.A.R. el Señor Duque de Angulema no en comisión de Paz”, finalmente el 24 de enero de 1824 D. José Obtuvo su retiro como Teniente de Navío.
Con arreglo a los Decretos de 9 de agosto y de 19 de
septiembre de 1824, D. José Valera, como todos los marinos y militares, se
sometió a purificación “para examinar la conducta política y militar observada
durante el gobierno revolucionario”. El 25 de octubre la Junta formada en la
Capitanía General del Departamento de Marina de Cádiz, lo declaró purificado
“habiendo merecido ser aprobado por el Rey Nuestro Señor dicha purificación.
Presidida la Junta de Purificación el marino D. Juan Topete de Fuentes, hermano
de un cuñado de la madre de D. José.
El 23 de marzo de 1834, cambiaba la orientación política del gobierno, alegando sus servicios solicitó revalidación del retiro como Capitán de Fragata, grado que había perdido. Por Real Orden de 15 de mayo 1834 resolvió Su Majestad que “esta clase de revalidaciones ha de ser objeto de expediente general por los muchos que están en caso semejante”.
Esto es una prueba elocuente del liberalismo de la Armada y del Ejército español a principios del siglo XIX, Fernando VII desconfió constantemente de su ejército ante el temor que se pronunciara, una vez fallecido la mayoría del Ejercito se inclinó por Isabel II, siendo escasa la oficialidad adherida al Carlismo.
Restaurado el régimen liberal, por Real Orden de 11 de abril de 1836, D. José Valera, se incorpora al servicio activo como Capitán de Navío, siendo nombrado Comandante del Tercio Naval de Málaga, en 1838 es Director del Colegio Naval de San Telmo de Málaga, ciudad en la que reside y estudia su hijo D. Juan con visitas periódicas a Cabra y Doña Mencía. En Málaga se relacionó con personas de la importante burguesía mercantil como los Kirpatrick, de donde saldrá una Condesa consorte de Montijo y los Heredia. En 1847 es nombrado Comandante de la provincia de Puerto Rico, cargo que no ejerce por su “mal estado”. En 1850 por real Orden se le declara exento de todo servicio en atención a los achaques que ha contraído en su dilatada carrera” continuando su residencia en Málaga, donde vivían los Freüller, hijos del primera matrimonio de la Marquesa.
En 1856 se retira a Doña Mencía, y en 1858 pasa a Madrid. D. José falleció en la Capital del Reino el 14 de abril de 1859 a las tres y media de la tarde de enfermedad natural, según comunicaba al día siguiente la Marquesa de la Paniega en escrito dirigido al Ministerio de Marina.
Hombre amantísimo de su mujer e hijos se empleó a fondo en
mejorar los bienes de su esposa. En 1843 obtuvo la cruz pensionada de Isabel la
Católica. D. Juan Valera nos dice que su padre “era uno de los marinos que más
han navegado en estos tiempos, era hombre de entendimiento clarísimo, aunque
poco cultivado, salvo en cosas de su profesión que las sabía muy bien. Tenía
además alguna lectura de Filosofía e Historia”. En 1859 viuda la Marquesa de la
Paniega del Brigadier D. José Valera, solicitaba copia de los documentos
administrativos de éste, pues los que
tenía juntos con otros de interés “le habían sido robados”.
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