José Cobo Puerto
VIDA Y ANÉCDOTAS(Primera parte)
Nació en Cabra, en la calle Santa Ana número 4, el 26
de enero de 1936. Casado con Manolita Roldán Sánchez, fue padre de tres hijos y
un gozoso abuelo de varios nietos. Se crio en el conocido paraje de la Fuente
de las Piedras, del que tomó su nombre artístico.
Era respetuoso con los mayores, a quienes veneraba y
de los que recogía sus sabios consejos. Era atento con los demás y respetaba a
todos, no tenía un "no" para nadie. A nadie le negó su amistad ni su
apoyo, no existía distinción de clases entre sus amistades.
Su nombre estaba en boca de todos, tanto de chicos
como de grandes, para saludarle. No había persona que no tuviera un halago, un
saludo o una exclamación. Decían: "¡Cómo cantaste anoche, José!".
Empezó a cantar desde muy pequeño, pero a la edad de unos diez años (lo que se considera un "niño prodigio" hoy en día) fue cuando se le empezó a escuchar en la Fuente de las Piedras. Los hortelanos de los alrededores se paraban con la excusa de liar un cigarro, solo para escucharlo. Uno de ellos era Antonio Montilla, padre de "El Rubio Montilla", que lo llamaba y le pedía que le cantara algo. José no se hacía de rogar y le cantaba algo de su escaso repertorio.
El señor Montilla, como sabía que le gustaba tanto el
flamenco, empezó por hablarle de Cayetano Muriel, "El Niño de Cabra,"
de sus tiempos de juventud, dónde estaba trabajando, cantando y cómo cantaba.
Fue la primera vez que José escuchó hablar de Cayetano Muriel. Cuando se lo
contó a su padre, este le comentó que él también lo había escuchado cantar en
la esquina de la calle Palomas, donde hoy está la Casa de la Juventud.
Las personas mayores de su entorno que cantaban algo
le enseñaron algunos cantes. Todo lo aprendió por transmisión oral, porque en
aquellos tiempos no existían los medios que hay hoy para poder escuchar cante y
otras músicas. Él fue lo que se considera un autodidacta; dentro del cante, se hizo
a sí mismo. Aprendió escuchando a los cantaores mayores en los dichos, bodas,
caracolás, reuniones de amigos y familiares y, en Semana Santa, a los cantaores
de saetas. Como su afición era tan grande, siempre ponía sus cinco sentidos
para aprender.
Podemos decir que desde su juventud empezó a entender,
querer y respetar la figura de Cayetano Muriel "El Niño de Cabra".
Aprendió los cantes de él y los cantaba con mucha fiabilidad, ya que son
difíciles de cantar.
Ha formado parte de la Peña Flamenca Cayetano Muriel
"El Niño de Cabra", siendo presidente Manuel Camacho Aranda, donde se
le hizo el monumento y glorieta que tiene hoy en el Parque Alcántara Romero.
También participó en la remodelación de la tumba y en la creación del mausoleo
que tiene en Benamejí, donde se puso a trabajar como uno más.
Cantó las dos Misas Flamencas en las Romerías que se
hicieron en honor a Cayetano Muriel "El Niño de Cabra", y después de
tanto rogárselo, fue presidente de la Peña Cayetano Muriel "El Niño de
Cabra". En 1998, rescató el Concurso de Cayetano Muriel, aquel que se
inició en 1965, en el cual él tomó parte y se le concedió el Diploma como
cantaor revelación.
A los catorce años, cantó su primera saeta en público,
pero esta no fue a la Virgen de la Soledad, como hubiera sido natural dada su
devoción por ella. Fue al Señor de la Humildad y Paciencia (vulgo los
Panaderos), a petición de su Hermano Mayor, Zoilo González. Desde esa corta
edad, empezó a cantarle a todas las imágenes, pero la palma se la llevó siempre
su Virgen de la Soledad, a la que tuvo el honor de cantarle la primera saeta
todos los años desde el balcón de su casa en la calle Santa Ana.
Ha sido Hermano Mayor, de lo cual se sentía muy
orgulloso, para poder sacarla con el mayor esplendor posible. Organizaba rifas,
vendía lotería, organizaba festivales de flamenco y cuanto hizo falta para
sacarla resplandeciente como el Sol, como se merece esa novia bonita de Cabra.
Aprendió el oficio de mecánico y se dedicó a ser transportista con un camión de la empresa constructora de Manuel Maíz. Ya en ese tiempo, con mucho trabajo, compró un radiocasete para el camión, en el cual siempre iba escuchando cante flamenco.
Con su cante, hizo grandes amigos y también ayudó y
colaboró en cuantas necesidades tuvieron algunas personas necesitadas, poniendo
siempre su granito de arena. Estaba dispuesto, desinteresadamente, para cuantas
cosas necesarias hicieron falta.
También perteneció al ramo de la hostelería,
regentando con sus hermanos el Restaurante de la Fuente de la Piedras. Una
noche, se le presentaron nada más y nada menos que los grandes actores de cine
y teatro Ana Mariscal y Alfredo Mayo. Una vez en el restaurante, le pidieron
que les organizara una fiesta flamenca para todos los componentes que vinieron
para rodar la obra de don Juan Valera, "Juanita la Larga". Dicha
fiesta duró toda la noche y todos se marcharon muy satisfechos, enviándole
felicitaciones una vez que se marcharon de Cabra.
Otra vivencia de la que se sintió muy satisfecho fue
mientras hacía el servicio militar. En la fiesta de la patrona del Regimiento,
a la que asistió el Príncipe de España, posterior rey Juan Carlos I, le
pidieron que cantara flamenco en presencia de él para que el Príncipe lo
escuchara. Le cantó varios fandangos. El último fue haciendo alusiones a la
Fuente del Río y a la Virgen de la Sierra. José decía que no le permitió
saludarlo ni darle la mano; el Príncipe le dio un abrazo y le dijo que le
gustaba mucho el flamenco, y que cuando él iba de viaje, ponía sus cintas,
sobre todo las Colombinas del Perro de Paterna.
CONTINUARÁ…………
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