diciembre 01, 2024

Antonio Fernández Álvarez (Escribidor de sueños)

 


EL AJEDREZ UN JUEGO MILENARIO





El origen del juego del ajedrez sigue siendo un misterio, la versión  más aceptada sugiere que fue inventado en la India, con el nombre de “chaturanga”. Si bien investigaciones recientes indican posiblemente un origen chino y que podrían remontar hasta el siglo III a. C.

En el “Libro de los reyes” aparece por primera vez en un fragmento del poema épico persa Shahnameh la primera mención conocida del origen del ajedrez. Según su autor, el poeta Fedrousí, el juego se había originado en el siglo VI a raíz de una disputa por el trono de Hind (India) entre los hermanos Gav y Talhand: el segundo había muerto en la batalla y su madre, disgustada, recriminó a Gav que hubiera matado a su hermano. Este negó haberlo hecho y para probar su inocencia, recreó la batalla usando piezas de marfil que representaban las cuatro unidades de combate del ejército: la infantería, la caballería, los elefantes y los carros.

El juego se hizo popular entre los califas en el siglo IX  siendo ampliamente aceptado y difundido en el mundo árabe, es llevado al norte de África, Sicilia y la península Ibérica. A finales del siglo XI su popularidad alcanzó a todo el continente europeo.

La práctica del ajedrez fue discutida entre teólogos católicos. Hasta aproximadamente el siglo XIV, siendo  prohibida, en varias ocasiones y en diferentes países (Francia, Rusia, Inglaterra y Alemania) y religiones (Iglesia ortodoxa, judaísmo y catolicismo).

Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio fue el traductor y adaptador de las normas árabes descritas en diversos tratados que nos dictaban como se jugaba al ajedrez, decía que la figura más importante del juego era la Alferza. Como curiosidad las figuras más antiguas del ajedrez están en España.

Trebejos de un ajedrez medieval


Las normas que rigen el reglamento del ajedrez han sufrido sucesivas modificaciones a los largo del tiempo, pero es a finales del siglo XV cuando el juego sufrió la principal alteración en su historia, las piezas se van reconfigurando: del elefante al alfil; del carro o buque a la torre; de la Alferza a la Dama o la reina. Así pues es a partir de aquí cuando las piezas adoptan la forma que tienen en la actualidad y se juega con las reglas que se modificaron en este tiempo y se elaboraron en España. Un manuscrito de 1474 que se conservaba en un monasterio y que fue expoliado por los franceses cuando nos invadieron. Contiene las reglas del juego tal como hoy le conocemos, siendo el origen moderno del ajedrez.

Poco a poco, el juego comenzó a ser aceptado por la nobleza siendo considerado entretenimiento adecuado para caballeros, soldados cruzados y ministriles. También se le permitía a un hombre que visitase la habitación de una dama con la intención de jugar al ajedrez. Siendo utilizado muchas veces como excusa para el cortejo. En las cortes de Europa, los reyes y nobles lo transforman en el principal pasatiempo.

Hasta el siglo XV el ajedrez había sido básicamente un pasatiempo para las clases altas; además, los juegos tendían a ser muy largos puesto que la alferza y el alfil poseían movimientos limitados a pocos cuadros. El cambio de estas piezas convirtió el ajedrez en algo mucho más complejo y estratégico, una auténtica competición intelectual. 

La gran movilidad de estas nuevas piezas volvió obsoleto todo el conocimiento adquirido previamente sobre la teoría de aperturas y finales y el juego fue ampliamente difundido en Europa.

Viejas crónicas dicen que el Rey Felipe II organizó el primer campeonato de ajedrez del mundo. Aunque no es hasta 1834 cuando se emprendieron torneos y se disputó el primer campeonato internacional conocido entre el británico Alexander McDonnel y el francés Louis-Charles de la Bourdonnais, que se erigió en el primer campeón del mundo de ajedrez, aunque fuera todavía un título no oficial.

Le sucedió el británico Howard Staunton, que tuvo un papel muy importante a la hora de estandarizar las piezas y reglas del juego y promocionar el ajedrez a nivel internacional. Staunton tomó la decisión de adoptar el diseño registrado una década antes por un diseñador llamado Nathaniel Cooke, con las figuras que hoy representan las distintas piezas. Todo ello ayudó a homogeneizar el juego y a dar un carácter oficial los campeonatos y federaciones de ajedrez en la segunda mitad del siglo XIX.

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