diciembre 01, 2025

Relatos de historia

 Enrique de Castilla y de Sousa
Por: Antonio Fernández Álvarez


En la revista del mes de septiembre del 2024 les hablaba de si pudo haber nacido en nuestro castillo Enrique II, en ese artículo les hablé de que teníamos la certeza de que quien había nacido era Enrique de Castilla, hijo ilegítimo de Enrique II con Juana de Sousa, pero nos surgía una duda a la par que escribíamos sobre Enrique II y su hijo en relación al condado de Cabra, si Enrique de Castilla fue Conde como unos historiadores afirman o Duque de Cabra como nos planteaba el historiador Manuel Nieto Cumplido en relación a lo que aparecía escrito en el Cancionero de Baena. Sin duda el tema es complejo pero les dejo algunas notas para que puedan seguir investigando quienes puedan estar interesados. Así mismo les amplío más información de:

Enrique de Castilla y de Sousa, conocido también como Enrique Enríquez, nació en el Castillo de Cabra el 14 de septiembre de 1377. Hijo ilegítimo de Enrique II de Castilla (El Trastámara) y de la dama cordobesa Juan de Sousa.

Para unos historiadores fue el Primer Conde de Cabra y Duque de Medina Sidonia y señor de Morón, Alcalá de Gazules, entre otros títulos nobiliarios.

De porqué nació en él, algunos historiadores dicen que es posible que el rey Enrique II pasara allí su «luna de miel» con Juana de Sousa y se trasladara aquí para mantenerla lejos de su familia, como ya había hecho su padre, Alfonso XI, con su amante Leonor de Guzmán, en el mismo lugar. Ya que está documentado que entre 1373 y 1377 las visitas de Enrique II a Juana eran especialmente prolongadas.

Enrique de Castilla falleció muy joven, sin descendencia. Tenía 27 años, corría el mes de noviembre de 1404. El hecho de que muriera sin descendencia, hizo que la historiografía le prestara muy escasa atención, ya que aunque hijo bastardo, de la familia real castellana pues por parte paterna era nieto de rey Alfonso XI de Castilla y de la dama Leonor de Guzmán, y por parte materna lo era de Vasco Alfonso de Sousa, que fue señor del Castillo Anzur y de Almenara y también alcalde mayor y justicia de Córdoba, y de María García Carrillo, sin duda había formado parte de la más elevada Grandeza de España.

Murió en Córdoba en su palacio del Duque de Medina Sidonia en la calle Rey Heredia de la ciudad, al haber fallecido sin dejar herederos todos sus señoríos volvieron a pertenecer a la corona.

Pero vayamos al tema que nos ocupa. El historiador Manuel Nieto Cumplido en base al poema 530 del Cancionero de Baena, afirma que en realidad el título ostentado por Enrique de Castilla fue el de duque de Cabra.

 

Les pongo el fragmento de dicho poema que pueden hallar en la página 594 del referido cancionero:

¿El duque de Cabra é el Almirante
 E otros muy grandes asás de Castilla,
Agora Ruy Dies que puso mansilla
Su muerte á las gentes en tal estante
Que la su grant fama fasta en Levante
Sonava en proesa é en toda bondat,
Que en esta grant corte lusie por verdat
Su noble meneo é gentil senblante?
 

Sin embargo en la página 699 de este cancionero perteneciente al apartado de Notas del mismo leemos:

“Pág. 594, oct. 1.a, verso 1.0

El Duque de Cabra é el Almirante.

No ha habido que sepamos ningún duque de Cabra. En la casa de Córdoba hubo un condado de este nombre, creado por el rey D. Enrique IV en 1455, en la persona de Don Diego Fernández de Córdoba. (Véase á Alonso López de Haro, Nobiliario de los Reyes y Títulos de España, t. 1, pág. 357.) En cuanto al Almirante, no puede ser otro que D. Alonso Enríquez, que murió en 1429, o su hijo Don Fadrique, sucesor suyo en dicho cargo”.

Tenemos quienes afirman que el monarca  creó en 1380 el condado de Cabra y lo cedió a su hijo bastardo , nacido en el, adquiriendo el título de primer conde. Y sabemos que tras su fallecimiento sin descendencia en 1404, el condado de Cabra y el ducado de Medina Sidonia, que también poseía volverían la Corona castellana.

Enrique IV medio siglo después resurgió por segunda vez el condado de Cabra (2 de noviembre de 1455) dándole el primer título de conde de Cabra  a Diego Fernández de Córdoba y Montemayor, quien era señor de Cabra desde 1439 y había ayudado al monarca en la contienda contra el Reino nazarí de Granada. 

Titular                                        Periodo

Primera creación por Enrique II de Castilla

I                       Enrique de Castilla                                                               1380-1404

Segunda creación por Enrique IV de Castilla

I                       Diego Fernández de Córdoba y Montemayor                    1455-1481 

Las villas de Cabra, Lucena y Aguilar de la Frontera le  habían pertenecido a Leonor de Guzmán, que fue la amante del rey Alfonso XI de Castilla y la abuela materna del duque Enrique. Y en el testamento que Enrique II de Castilla otorgó el día 29 de mayo de 1374, el monarca cedía el señorío de Medina-Sidonia, ​ que había pertenecido anteriormente a, a su hijo, que llegaría a ser, pero posteriormente el monarca modificó sus últimas voluntades y lo entregó a Enrique de Castilla, que era el hijo que había tenido con Juana de Sousa. ​ Y existen además múltiples documentos que prueban irrefutablemente que Enrique de Castilla ostentó el título de duque de Medina Sidonia.

Igualmente habría pasado con el título de Duque de Medina Sidonia que resurgió Juan II de Castilla y que otorgó a Juan Alonso Pérez de Guzmán III conde de Niebla, el 17 de febrero de 1445, como premio a los servicios a la corona de su linaje, que había fundado Guzmán el Bueno.

Titular                                        Periodo

Primera creación por Enrique II de Castilla

I                       Enrique de Castilla                                                               1394-1404

Segunda creación por Juan II de Castilla

I                       Juan Alonso Pérez de Guzmán                                            1455-1481 

Indiscutiblemente llegamos al mismo dilema, unos historiadores se decantarán por una u otra versión de los hechos. Yo aquí solo les muestro lo que voy conociendo por mis lecturas, porque sin duda leyendo, aprendemos, viajamos sin movernos, vivimos otras vidas, nos hacemos amigos de desconocidos, y a mí personalmente me satisface más que cualquier otra cosa.

Y aquí lo voy a dejar, no sin antes darles las gracias a todos aquellos que me siguen y leen esta o cualesquiera sección de nuestra revista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario