diciembre 01, 2024

Francisco Asís Granados Mellado (Paco Granados)




 RELATOS: LA HORA DEL MIEDO






Hospital

Era tarde y debía de hacer todo con más rapidez de lo habitual. Hoy tengo cita con el especialista en el hospital y ya sabéis lo que pasa, lo de siempre si te retrasas un poquito se te pasa la vez…  Y por el contrario si llegas temprano la mayoría de las veces van con retraso. Así que prefiero estar pronto para evitar quedarme el último y tener que pasar allí toda la mañana.

Acabo de llegar, hay bastante gente y se concentra un calor insoportable. Como venía siendo habitual la instalación del aire no funcionaba. Me dejé caer en la pared ya que los asientos estaban todos ocupados. De pronto entre todo ese barullo de gente escuché un grito fuerte y estremecedor; me asusté y di un gran salto. No me esperaba aquello. Un señor se acercó hacia mí, pues le debió asombrar el semblante que se me quedó. 

- “¿Se encuentra bien?”

- “Sii, muchas gracias, estoy bien. Me sorprendí porque no me esperaba aquellos gritos”

- “¡Grito! ¿Qué grito?”

- “¿Usted no lo escuchó?”

- “En absoluto, yo no escuché nada”

El hombre se marchó y yo me quedé un poco extrañado, aún así se me pasó por la cabeza que estuviera mal de los oídos, pues era imposible que no lo hubiese oído. Los gritos fueron ensordecedores. A mí alrededor la gente estaba tranquila, nadie se había sobresaltado.

- ¡Qué raro es todo esto! mejor voy a tomar el aire un poco.

 Me dirigí a la calle por aquel inmenso pasillo. Una brisa muy agradable había en el exterior y me apetecía disfrutar un rato. Dentro hacia un calor insoportable. Un hombre se acerca a mí con unos andares muy pausados. Parece que le cuesta trabajo andar, tiene mal semblante. Casi a mi altura se queda mirándome.

- “Pronto vendrás con nosotros”

Impactado, no supe articular palabra alguna. Ese hombre no lo había visto en mi vida… Probablemente me habría confundido con algún conocido suyo. Me dirigí hacia el interior, a ver si ya me tocaba entrar. Recorriendo aquel largo pasillo me encontré a una familia llorando. Saliendo de una de las consultas vi salir a un médico con una camilla y un cuerpo sobre ella. Me acerqué para darle el pésame a la familia, aunque no los conocía de nada. Al mirarla…

- “Pero Dios mío, si era el mismo hombre que vi en la puerta…”

Alrededor de él había varios familiares… De dónde había salido ese hombre si iba solo… Me dirigí a la consulta. Cada vez queda menos para que entre. Decidí sentarme, al lado se encontraba un señor. De nuevo otra vez vuelvo a escuchar aquellas palabras...

- “Pronto vendrás con nosotros”

Me giré y miré al señor que tenía a mí lado. No daba crédito... Me quedé inmóvil sin poder articular palabra… Todo mi cuerpo temblaba. Aquel señor era el que estaba en la camilla muerto… 

- “No puede ser, ese hombre lo acabo de ver en una camilla y estaba muerto. ¿Qué me está pasando?”

Un médico que pasaba por allí salió corriendo para ver como me encontraba. Ya que me puse demasiado nervioso.

- “¿Se encuentra bien?

Ya más calmado le comenté al médico que aquel señor estaba muerto.

- “¿Qué señor?”

- “El Señor que está aquí a mi lado”

- “Pero si aquí no se encuentra nadie señor”

Yo había entrado en un ataque de pánico, y  no entendía lo qué pasaba… Todo esto es un tanto extraño. Quise escapar de allí. Mientras iba corriendo por aquel inmenso pasillo, aparecían personas de la nada que decían.

- “Pronto vendrás con nosotros”

- “Tengo que salir de aquí”

Me encontraba a punto de cruzar la puerta de salida y un fuerte dolor de cabeza ha hecho que me pare en seco. Es insoportable y cada vez duele más. Caigo al suelo de un plumazo.

 De pronto todo el dolor se desvaneció, ya no siento nada. En ese momento allí estaban todas esas personas. Una de ellas se acercó a mí. Intenté seguir corriendo, 

- “No sigas, ya eres de los nuestros”

Yo haciendo caso omiso me volví para poder irme de aquel lugar. Al bajar la vista al suelo vi que mí cuerpo estaba postrado en el suelo, rodeado de médicos. Pude verme a mí mismo.

- “No entiendo nada”

Mientras se acercaban a mí decían todos al unísono.

- “Ven con nosotros, nunca más podrás salir de aquí”



No hay comentarios:

Publicar un comentario