enero 01, 2025

Antonio Fernández Álvarez (Escribidor de sueños)

 


RELATO CORTO






Su vida por el periodismo 

El cabreo que tenía el padre era mayúsculo, su hijo no quería hacer la carrera de Derecho y seguir los pasos de él, o los de su abuelo y su  bisabuelo. Tenían un despacho de abogados consolidado con un nombre y una importante cartera de clientes, lo que aseguraba que de conseguir la licenciatura, su hijo tenía un futuro que solo tendría que seguir.

La discusión aunque se llevaba a cabo en una habitación de la casa que además de despacho era una notable biblioteca, se elevó de tono y rápidamente la tensión se dejó sentir en toda la casa.

-A ver hijo, ¿por qué no quieres estudiar Derecho?

-Papá, me atrae más la carrera de Periodismo y estoy seguro que no te defraudaré, seguro que algún día te sentirás orgullo de mí.

-¿Eres imbécil o qué? No te das cuenta de que el periodismo al día de hoy está embarrado por la política, la prensa, los medios se decantan según sean subvencionados por uno u otro partido político. Acaso no te das cuenta de que según qué periódico leas o que emisora de radio o programa de televisión te pintan un panorama que poco tiene que ver con la realidad en la que vivimos. Eso por no hablar de determinados programas mal llamados prensa del corazón que solo tiene un calificativo: basura.

-Tienes razón papá, mucho de lo que se hace hoy no es periodismo, algunos medios se han dejado comprar, el dinero lo corrompe todo, y la política o mejor dicho los partidos cuando llegan al poder saben esto y compran medios para que les sean afines, pero también hay medios independientes y periodistas que se rigen por principios éticos que guían su trabajo en el principio fundamental de ejercer una labor informativa de manera responsable. La Verdad, la verificación de lo que se cuenta, teniendo en cuenta la relevancia, la proporcionalidad, la exhaustividad y el criterio son conceptos que un buen periodista ha de tener en cuenta, además de ser crucial que sepa diferenciar entre información, opinión y publicidad.

Por unos segundos el padre quedó callado ante el razonamiento de su hijo, el cual parecía tener la cabeza bien amueblada y tener claro en qué sentido quería encauzar su vida.

-Pero hijo ¿te estás escuchando?, ¿te das cuenta a todo lo que te vas a enfrentar?, ¿acaso crees que tú vas a cambiar el camino que ha tomado esa profesión?

-Papá, precisamente la abogacía no es un ejemplo de nada, acaso no muchos abogados, también se compran ¿y qué me dices de las tragaderas que hay que tener para defender a algunos sujetos cuyos hechos son tan evidentes, que repugnan sus actos?, cierto es que la Ley les ampara en el Derecho a tener una defensa pero estoy seguro que yo no los defendería ni con una venda en los ojos ni la nariz tapada, lo que me haría durar en esta profesión el tiempo que se tarda en  quitarse una la toga.

El padre volvía a quedarse  asombrado del razonamiento de su hijo que con tan solo diecisiete años parecía tener muy claro su camino en la vida y que al parecer ya contaba con todos los obstáculos que de ahora en adelante se iba a encontrar en él.

-Está bien hijo, creo que te había subestimado, sé por tu buenas notas desde tu etapa de la EPO que tendrías de seguir así un brillante futuro, tu puntuación de la EBAU, ha sido la más alta de la provincia, pero hoy me has sorprendido con tus planteamientos. ¡Estoy seguro que serías un buen abogado!

-¡Papá!

-Me has convencido hijo, permitiré que estudies periodismo, pero con una condición, que siempre recuerdes que la verificación y la búsqueda de la verdad son los pilares fundamente de esa profesión. Tú mismo lo has dicho antes. No te vendas ni te corrompas jamás. Aunque eso te aleje de trabajar en medios relevantes, la libertad y la independencia deberán ser tu bandera.

-Ni lo dudes papá, también la imparcialidad, tengo claro que un periodista es un intermediario entre la sociedad y el poder, por lo tanto la labor esencial es fomentar la transparencia y el ejercicio de la libertad de expresión, y mantener a la sociedad informada y protegida la manipulación.

El padre abrazó a su hijo y dio por zanjada la discusión, pero no pudo evitar que la tristeza y alegría le invadieran al mismo tiempo. Él mismo había querido ser periodista, y una discusión parecida a ésta mantuvo con su padre muchos años atrás, sólo que éste no transigió y ahora se veía como un buen abogado que lo era, pero con una vida insulsa por no haber realizado su sueño, pero eso podría cambiar, ¿por qué no matricularse también él periodismo?

Treinta años más tarde, mientras el padre que había abandonado la abogacía, ingresaba en la Real Academia de Bellas Artes y le nombraban cronista oficial de su ciudad, recordaría a su hijo que había sido asesinado hacía tan solo un año, tras destapar un escándalo mayúsculo de corrupción política a escala nacional e internacional, y al cual habían otorgado en la categoría de mejor investigación periodística y mejor trayectoria profesional, el Premio Ortega y Gasset de periodismo a título póstumo.


FIN

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