EL MISTERIOSO REGALO
En un pequeño pueblo rodeado de
montañas, vivían dos hermanitas muy especiales: Valeria, con su curiosidad
infinita y Mia, con su risa contagiosa que iluminaba cualquier rincón. Ambas
esperaban ansiosas la llegada de la noche mágica de los Reyes. En la víspera
del 6 de Enero, las dos colocaron sus zapatos junto a la ventana y dejaron un
plato con galletas y leche para los Reyes, junto con un cubo de agua para los
camellos.
Antes de dormir, Valeria le
susurró ha Mia:
- ¿Crees que los Reyes sabrán lo que deseamos, aunque no lo hayamos escrito? Mia sonrió mientras abrazaba a su hermana.
- Ellos lo saben todo, Valeria.
¡Son mágicos!
Esa noche, las niñas soñaron con
un cielo lleno de estrellas que brillaban como nunca antes lo habían hecho. En
su sueño, una estrella fugaz se detuvo frente a ellas, transformándose en una
puerta dorada. Al cruzarla, se encontraron en un desierto iluminado por la luz
de la luna. Frente a ellas estaban, Melchor, Gaspar y Baltasar, vestidos con
sus majestuosos ropajes y montados en camellos grandiosos.
- Valeria, Mia, hemos venido a
daros algo más valioso que cualquier juguete- dijo Melchor con una sonrisa.
Gaspar extendió sus manos y de
ellas surgió un polvo brillante que se elevó al cielo, creando una constelación
en forma de corazón.- Esta es la constelación de las hermanas. Cada vez que la
veáis, recordad que el amor que os une es el mayor regalo de todos.
Baltasar les entregó una pequeña
caja de madera adornada con piedras preciosas.- Dentro de esta caja hay polvo
de estrellas. Siempre que enfrentéis un desafío, abran la caja y confíen en su
luz.
Al despertar, Valeria y Mia se
miraron con ojos brillantes. Junto a sus zapatos, además de algunos juguetes,
estaba la pequeña caja de madera. La abrieron juntas y encontraron un brillo
cálido en su interior.
- Es real, Mia – dijo Valeria
abrazando a su hermana.
-Lo es, Valeria. Siempre lo será.
Desde ese día, las dos miraban al
cielo cada noche, buscando su constelación y recordaban que el mayor regalo no
era lo que los Reyes les habían dejado, sino el AMOR y la magia que compartían
como hermanas.
FIN
Este cuento está escrito con todo mi cariño y dedicado a mis dos pequeñas
princesas, mis sobrinas nietas VALERIA Y MIA.
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