octubre 01, 2024

Antonio Fernández Álvarez (Escribidor de sueños)

 



Charlas con don Juan Valera




Conmemoración CC aniversario de su nacimiento. 
Preguntas y opiniones.

-Buenos días don Juan.

Ahora si, en este mes de octubre, el día dieciocho conmemoramos el doscientos aniversario de su nacimiento, acaecido allá por el año 1824. Y no puedo si no imaginarme a usted rodeado de Pepita Jiménez, el padre Enrique, don Luis, doña Luz, el doctor Faustino, Juan Fresco, Antoñona, Elisa la Malagueña, Juanita la Larga y todos aquellos personajes de sus obras que creara y diera vida en sus magníficas novelas. Permítame unirme a esos personajes y, junto con los colaboradores de la revista Cabra, culta y poética trasladarle no solo unas preguntas que estos me han sugerido para saber algo más de usted, y también hacerle llegar unas opiniones de ilustres personalidades literarias sobre el gran novelista que fue. No sin antes congratularnos por su nacimiento y por la suerte de haberlo hecho en nuestra ciudad: Cabra.

-Buenos días joven, le veo muy entusiasmado.

-Y no es para menos don Juan llevo diez meses elaborando unas charlas con usted con la única pretensión de honrar su memoria. No sé si he estado a la altura que merece un insigne egabrense como lo es usted, pero tenga la seguridad que he puesto todo mi empeño en ello.

-Joven, eso le honra y lo importante no es si gusta o no su trabajo, si no con la sinceridad que haya puesto en realizarlo. Estoy convencido que ha dado lo mejor que ha podido y ha sabido hacerlo para el objetivo que se había marcado. Ni yo voy a calificarle, ni a usted debiera importarle, me consta eso sí que ha sido feliz mientras charlábamos. Y la felicidad es el mayor tesoro que tenemos en la vida.

-Permítame don Juan que comience por las preguntas y deje las opiniones sobre usted para el final.

-Adelante joven.

-Don Juan: ¿Es cierto que la nostalgia por su tierra natal se acrecentó con los años?

-Joven, aunque en alguna ocasión hemos hablado de esto, juzgue usted por cómo me expresaba en una carta del 13 de marzo de 1900 a Moreno Güeto: Bien quisiera yo ir a Doña Mencía y a Cabra, pero la cuestión está en lo muy averiado e incapaz que me siento y en el terror que moverme me causa. En fin, ya veremos. Como estoy tan ciego carecería yo de la consolación de ver las frondosas y lindas huertas de Cabra, y como estoy tan flojo de piernas no podría ir de paseo a la Fuente del Río, a la Presa, ni siquiera a la Cruz del Atajadero.

-Don Juan, ¿por qué se le otorgó a usted la Cruz de Carlos III?

-Verá Joven, a comienzos de 1882 siendo Ministro Plenipotenciario en Lisboa, se me encomendó la organización de una visita que iba a realizar Alfonso XII a Portugal, con motivo de la inauguración de la Exposición de Arte ornamental de Lisboa. Una vez concluida la vista la verdad es que me sentí muy satisfecho de mi trabajo realizado. El Gobierno y propio Rey así lo reconocieron, otorgándome el 7 de enero de 1883 la Cruz de Carlos III en atención a la excelente organización de la visita real a Portugal.

-Don Juan ¿es cierto que para usted su destino en Washington supuso un sacrificio que, si no hubiese sido por su paupérrima economía, por su edad no hubiera aceptado?

-Ay joven, las “trampas” que tenía me tenían ahogado. En una carta que le dirigí a mi mujer desde Washington cuando tenía 59 años le decía: Algunas voy pagando; pero debo mucho aún, y yo no quisiera morirme sin dejar pagadas todas mis deudas, y, si fuere posible, con el Alamillo libre, por si alguno de mis hijos quería cuidarle. Estando a la mira, y cuidando mejor, sin tomar dinero prestado a un interés alto, como se toma en aquellos pueblos, el Alamillo podría producir para vivir en Cabra una familia, con desahogo, durante seis meses al año. Yo, por mi parte, no tendría el menor inconveniente en irme a vivir a Cabra durante cinco o seis meses cada año, en los cuales gastaría la mitad o la tercera parte que en Madrid […] En Lisboa aún debo a Vaz 8.000 reales de vellón”.

-¿A quién pertenecía El Alamillo?

-A mi padre, que él heredó de su madre, mi abuela Josefa Viaña. La casería del Alamillo (Baena) con su lagar y bodega. Y de él la heredamos “pro indiviso”, a su fallecimiento acaecido en 1859, mis hermanos y yo. Aparte de olivos, escuché a mi abuela muchas veces decir que ahí criaban lentejas pues se daban muy bien.

-La muerte de su hijo le pilla a usted cuando estaba en Washington. ¿Cómo le afectó ese terrible acontecimiento?

-No solo el sufrimiento inmenso que la muerte de un hijo supone sino también el  dolor de que me enterase dos días más tarde de su fallecimiento. El día 16 de junio de 1885 había recibido carta que me enviara mi esposa desde Madrid en la cual no me dice nada de su enfermedad, como si estuviera bien. El día 20 murió mi pobre hijo Carlitos, tan bueno, tan guapo, tan amable y cariñoso. El día 22 supe la desgracia por telégrafo.

A pesar de mi carácter reposado y de mi inclinación a buscar en todo el lado mejor, crea usted que no hallé consuelo. Es horrible, fue muy cruel, perderle y en la flor de la vida…

-Perdóneme don Juan no quería afligirle pasemos a conmemorar su aniversario, concédame unos minutos para leerle estas Opiniones de ilustres personalidades literarias recogidas del Boletín informativo Municipal que se publicó en 1974 con motivo del ciento cincuenta aniversario de su nacimiento. Y cuyas entrevistas fueron realizadas por don Francisco Carmona Roldán, locutor de Radio Atalaya-La Voz de Córdoba

-José María Pemán: He dicho mil veces que soy un entusiasta máximo de Don Juan Valera y de su luminosa creación, de una prosa equilibrada entre lo clásico y lo popular. Así como la poesía recibió y su examen analítico y retórico que llega hasta el romanticismo, la prosa se sentía como incluida a la fuerza en los mismos casilleros de la poesía: culteranismo, conceptismo, exotismo. Hasta la prosa de Castelar llega el tratamiento barroco de la prosa como llegaba el de la poesía. Pero don Juan Valera es el primero que zafándose de esas cuadriculaciones, crea la prosa de la sencillez y la sabiduría que vienen dictadas, antecediendo a Azorín, que va a ser la sencillez coloquial del castellano. Creo también que al honor de don Juan Valera debe recibir por esta función literaria tan importante, se une la gracia del pensamiento a medias humanístico y a medias liberal. Don Juan escribe perfectamente porque piensa con claridad, con independencia y con luz como la mejor Andalucía.

-Camilo José Cela: Entiendo que don Juan Valera, con Larra, es uno de los dos grandes españoles del siglo diecinueve y con Galdós uno de los dos grandes novelistas de aquel periodo. Su obra es hoy menos conocida de lo que se debiera, y sus comentaristas, en general no han sido demasiado sagaces en su interpretación. En su epistolario, que es quizás donde se guarece el Valera más personal y auténtico, nuestro hombre que era un bien pensante, muy curtido por Europa y no poco escéptico, se no muestra adornado de muy curiosos matices casi quevedescos, que muchos no han querido ver o, traicionando su espíritu, han preferido ocultarlo. Don Juan Valera era un “dandy” culto y como tal satirizó la sociedad de su tiempo. Su obra amén de sus indudables valores literarios, está cargada de un muy sutil entendimiento de la historia que le tocó vivir.

-Antonio Gala: Don Juan Valera siempre ha sido para mí, desde la época contemporánea, el cordobés más universal de todos, porque además lo fue casi por profesión por su calidad de diplomático, pero tenía todas las características más esenciales que en el cordobés se dan de una manera clarísima en la personalidad de Juan Valera y en su obra, pero sobre todo en la persona humana de don Juan Valera, en esa especie de habilidad y de perfección y de agudeza, se edifica todo él sobre dos características que me parece que son definitivas de todo buen cordobés: la austeridad y el desdén. Juan Valera era un gran desdeñoso de honores artificiales; él sabía que el éxito es una cosa que se cuelga uno al salir a la calle, pero que luego, cuando se queda uno sólo a crear tiene que quitárselo para trabajar más cómodamente; desdeñoso, además, para mantener su independencia interior y por otra parte, austero, austero, hasta en el idioma, porque no juega al acierto verbal, no juega a facilidad, sino que va directamente a la expresión. La austeridad en el idioma de Valera, que quizás sea un aspecto poco estudiado, tiene, precisamente por su gran preparación, por su enorme cultura, por su traducción de los clásicos, por su cultura como historiador, por su cultura como crítico de arte, es decir, que informó no sólo como creador él, sino como crítico de toda su época y de alguna forma la tiñó toda su época con su personalidad, por su amistad con otros escritores, por sus opiniones sobre los demás, por su opiniones sobre el gran público, sobre el auditorio, los espectadores, me parece una de las personas más influyentes del país y una de las mentes más claras de su momento.

-Carmen Llorca: He sido de siempre una admiradora de don Juan Valera, de tal manera que casi no puedo ser imparcial. Ha sido uno de los escritores que más he admirado, por su estilo, por su plasticismo, por su humor, por la belleza de expresión, la gran categoría intelectual que tenía, por sus conocimientos… siempre me ha entretenido muchísimo todo lo que él ha escrito y diré que las cartas suyas son un modelo, un auténtico modelo literario. Deberían estar en todas las antologías. Sus cartas desde Rusia, por ejemplo, son de una auténtica belleza.

-Carmen Bravo Villasante: A mí la obra de don Juan Valera me parece de una importancia extraordinaria y, como han dicho muchos críticos, le consideran como una “rara avis”, es un escritor excepcional en el siglo diecinueve y sobre todo es un adelantado del espíritu moderno. Su concepto de la novela es nuevo dentro del realismo exagerado y hasta de un naturalismo propio de corrientes del diecinueve; él se mantiene con un carácter exclusivo, individual, exquisito, refinado y por otra parte, también realista, y por ello me parece don Juan Valera un caso excepcional de finura, de penetración y de buen estilo dentro de la novela española.

-Un inciso joven, observo que estas personalidades literarias hablan sobre mí con verdadera pasión y simpatía, me emociona y simplemente solo puedo agradecerles con afecto y gratitud que hayan tenido a bien regalarme estas amables palabras.

-No podía ser menos don Juan, dado su prestigio literario. Hoy día tan especial, no le voy a cansar más, solo déjeme alzar esta copa aquí delante de su efigie. Copa de buen vino blanco de nuestra tierra y brindar por haber nacido en ella usted, nuestro tan ilustre paisano.

Efigie de don Juan Valera en el Parque Alcántara Romero (Cabra)    
Y con mi copa en la mano y alta voz digo: Don Juan ha sido un placer, conversar con usted. Un sueño, una fantasía quizás, una invención pero sin duda toda una emoción que he disfrutado enormemente, he aprendido tanto de usted, que espero haber aportado a mis lectores no solo un entretenimiento sino también haberles recordado de una manera muy simplista, su vida, su obra, nada que no se haya escrito, pero reconstruida con nuestras charlas que solo son una entelequia, pero como usted diría, lo que le debemos al juego de la imaginación es incalculable y solo por ella y con ella podemos vivir, ensoñar, fantasear, y en este caso particular coexistir usted y yo. FELICIDADES, DON JUAN POR EL DOSCIENTOS ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO.

Sin más, aquí lo voy a dejar no sin antes reiterarle que perdone mi atrevimiento por haberle gravado con estas charlas, sin duda de ahora en adelante al caminar junto a su efigie en este maravilloso Parque Alcántara Romero permítame que le siga saludando, porque no podré pasar sin sentir la necesidad de elogiarle.

-Gracias. Pase cuando quiera joven, no me voy a mover de aquí. Ja,ja,ja.

             FIN

BIBLIOGRAFÍA:

Don Juan Valera. Wikipedia, la ancias. Antonio Moreno Hurtado.
Don Juan Valera y su relación con las literaturas extranjeras. Antonio Moreno Hurtado.
Vida y obra de Juan Valera (1824-1905). José María Garrido Ortega.
Don Juan Valera. Bernardino de Pantorba.
CL aniversario del Nacimiento de don Juan Valera. Boletín Informativo Municipal Noviembre 1974.


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