octubre 01, 2024

Francisco A. Granados Atalaya (Paco Granados)


 

Madre Magdalena







Marta y María eran dos limpiadoras de un Centro escolar de religiosas  que había en el pueblo. La escuela estaba ubicada en un antiguo castillo de la edad media. Probablemente aquel castillo guardaba en su interior miles de historias. Se disponían a dar su jornada de trabajo. Era un martes 10 de abril del año 2000. Marta y María no olvidarán jamás ese día. La tarde transcurría normal, como cualquier otra. Habían terminado de limpiar la iglesia y los pasillos del colegio; solo les quedaba una clase por limpiar. Entraron en la clase y se encontraron a una monja sentada en unos de los pupitres, parecía estar  rezando. Al verla allí postrada se asustaron, pues no la esperaban. María se acercó a la monja…

- “¿Qué hace usted aquí madre?” 

- “Hola hija, salí a caminar por la galería y entré a descansar un rato”

- “Pero usted no pertenece a este convento, pues no recuerdo haberla visto…”

- “No hija, vine solamente para unos días a visitar a la madre superiora, pero aún no pude verla”

- “La madre superiora viene mañana, pues está de viaje”

- “¡Gracias! ¿Podríais hacerme un favor?”

- “¡Por supuesto! Cuéntenos madre…”

- “Mirad, es que me hacía mucha ilusión entregarle esto a la madre superiora y al marchar mañana temprano no podré verla. ¿Podrías dárselo vosotras?”

- “No se preocupe, nosotras se lo entregaremos sin falta”  

La religiosa se quitó la cruz que llevaba colgada en el cuello y se la entregó a Marta y María.

- “Y de parte de quién le decimos que viene…”

- “Ella sabe quién soy. En cuanto le deis la cruz y la vea se dará cuenta”

- “La Madre se despidió de ellas y salió por la puerta desapareciendo por el fondo de aquel largo pasillo”

Al día siguiente Marta y María fueron a ver a la madre superiora para hacerle  entrega de la cruz. Ésta se encontraba en su despacho trabajando. 

- “Buenas tardes madre ¿Cómo se encuentra?”

- “¿Qué tal hijas, qué os trae por aquí?

- “Veníamos a hacerle entrega de esta cruz. Ayer nos lo entregó una religiosa que decía conocerla”

- “Para mí…  A ver”

La madre superiora al ver la cruz se quedó con cara de incredulidad…

- “Pero, imagino que es una broma...”

- “No, madre ¿por qué iba a serlo?”

- “¿Quién os la dio?”

La religiosa se empezó a enfurecer, pues no entendía nada…

- “Ya se lo dijimos… Fue una religiosa que decía conocerla”

- ¿Qué aspecto tenía?

Marta y María extrañadas y sin saber el porqué de su enfado, le describieron a aquella monja. 

- “No puede ser. No es posible”

- “Madre, es cierto. Ella misma nos la dio para que le hiciéramos entrega”

-"No puede ser verdad. Esta cruz es de la hermana Magdalena, yo misma se la coloqué en el cuello el día que la enterramos. Murió hace cinco años.


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