septiembre 01, 2024

Francisco Salamanca Moreno

 

La Parroquia de Ntra. Sra.
de la Asunción y Ángles




Tercera parte

Los Ángeles lamperos son de mediados del XVII, del círculo del cordobés Gómez de Sandoval, o de la escuela granadina del siglo XVII. Son buenas esculturas, de lo mejor de su género. 

Sillones del Presbiterio: De mano de Francisco Javier Pedrajas, según confirma un recibo del mismo conservado en el archivo de la Asunción de Cabra, tuvieron un costo de 1.800 reales. Pese al hecho de conservar elementos típicamente españoles, como el fuerte travesaño superior, que une horizontalmente las dos patas delanteras, son en general, fruto de inspiración francesa, aunque con un sentido de gran simplicidad: los asientos y respaldos acolchados. De forma oval los segundos, carecen de copete, reduciéndose su decoración a las cuatro finas molduras que forman su marco y a dos pequeños adornos de hojarasca en sus hombros, Las patas, curvas, terminan en garras. Son, en resumen, piezas en las que campea la simetría y el predominio de la geometría.

El Sepulcro:

(Antes, según la tradición depositado en casa particular. Casa del Hermano Mayor de la Cofradía. Considero no es acertada la ubicación que se le ha buscado; quita brillantez al conjunto del altar mayor)

Plata en su color y plata dorada.

Sobre un basamento en forma de gran bocel con molduras, todo liso, se alza el sepulcro formado por cuatro arquerías, una a cada lado, de arcos de medio punto y columnas corintias de fuste liso, sobre zócalos con capiteles de bronce dorado a fuego. Cada costado tiene trece arcos y los lados menores, cinco. En los ángulos lleva pináculos en forma de pirámide, rematados por angelitos con atributos de la Pasión. La cubierta es de forma piramidal rematada en un templete, rodeado también por pináculos con angelitos, como los anteriores. El templete alberga una figura exenta de la Virgen de la Soledad y está coronado por la imagen de Cristo Resucitado. 

Las cuatro caras de la cubierta piramidal están formadas por chapas de plata caladas y cinceladas y constituyen la parte más artística del conjunto. Angelitos plañideros, hojarasca y cartelas con escenas de la Pasión, dentro de un fecundo estilo rococó invaden los campos. Las escenas representadas son: Piedad, Encuentro de Cristo con su Madre, Cristo con la Cruz a Cuestas, Prendimiento, Flagelación, Ecce Homo, Oración del Huerto y Elevación de la Cruz. Son relieves de muy buen arte.

Según el manuscrito de Carpio Montilla, hacia, 1668, donó a la cofradía de Jesús Nazareno, su hermano mayor D. Juan Fernández Tejeiro, un sepulcro de plata, cuyo peso era de 615 onzas y 10 adarmes. Con este sepulcro, con una trompeta de plata, con limosnas de los fieles y con cien pesos que dio D. Francisco de Paula Mazuelos Valenzuela y Fajardo, clérigo de órdenes menores, se hizo el sepulcro actual, en 1771. Fue construido por el maestro platero D. Bernabé de Oviedo que vivía en la calle Alonso Vélez. Este Bernabé de Oviedo fue nombrado por el Gremio veedor en Cabra en 1760, y es muy posible que sea el autor del estandarte de Santo Domingo.

Por un pleito con el Obispo, desde 1881, el sepulcro se guardaba en casa del hermano mayor para demostrar que es del pueblo y no de la Iglesia.

El estilo general de su arquitectura es desde luego obra del siglo XVII, bastante reformada y no de muy buen arte. Seguramente en sus líneas generales, se conserva el sepulcro de 1668, al que, en 1762, según Díaz Serrano, o en 1771, según Albornoz, se reformó a base de restaurarle y colocarle las chapas de plata cinceladas. Ambas partes, de estilo muy diferentes, corresponden a dichas fechas. La obra añadida en el siglo XVIII es bastante valiosa, sobre todo los relieves. El conjunto es sorprendente y constituye uno de los pocos ejemplos de sepulcro de plata existentes en España. No le hemos encontrado punzones.

La imagen del Cristo que actualmente lleva en su interior está hecha en pasta por el escultor granadino Cecilio Trujillo en 1773 y carece de mérito.

Alrededor de la iglesia se encontraban muchas capillas-entierro de algunos de los más ilustres linajes y más antiguos de esta ciudad, compartidas en debida proporción; y comenzando por la mano derecha del altar mayor, a que se sube por tres escalones de jaspe colorado natural del término de Cabra, estaba la capilla del Sagrario de talla dorada y hermosa fábrica, que hacía cabecera a la segunda nave de la mano derecha a quien estaba contigua en el mismo lado otra capilla, dedicada a Ntra. Sra. De la Antigua; sus nichos dorados, en el arco de ella por la parte de dentro, tenía un letrero que decía así: “Esta Capilla y entierro fundó Gonzalo Rodríguez de Cáceres, primero alguacil mayor que fue de esta villa, año de 1464”. En ella estaban sitas las capillanías de los Cáceres y Fernández de la Cruz, antiguos y nobles linajes, aunque en ella se ven las armas de los Herreras.

Prosiguiendo la misma acera de la nave tercera de este lado, está la capilla de San Sebastián y la de Nuestra Señora del Carmen (hoy San Rodrigo y Ntra. Sra. del Mayor Dolor) entierro de los mismos Fernández de la Cruz, el retablo es del XVIII, a su izquierda sigue el retablo de la Sagrada Familia, que es un marco de rocalla con dos estípites y pilastras que soportan un entablamento muy quebrado, sobre el que se alza un medio punto rematados por el escudo del Carmelo, de hacia 1770. La decoración, formada por tarjas y hojarasca, está trazada a gran escala. La hornacina cobijaba las imágenes de vestir de Santa María, San José y el Niño, con la paloma del Espíritu Santo, de escaso valor artístico, de la misma fecha, (hoy en la Iglesia de San Juan de Dios).

La Imagen de San Rodrigo, Patrón de Cabra, realizado en madera estofada y policromada por Miguel Arjona Navarro en 1985.

CONTINUARÁ ..............

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