septiembre 01, 2024

José Fernández Álvarez (JotaEfeA)

 


¿UN HIMNO PARA CABRA?








Cabra, la Licabrum íbera, la Igabrum romana, la Wacita Melihah árabe, la que fuera Cora o Sede episcopal, con todos sus obispos, la cuna de la poesía árabe con el invento de la Mujasawas por el ciego Cabrí Muccaddam, la del Mitra de la Fuente de las Piedras y del Dionisos o Baco, la ciudad reconquistada por el Santo Rey Fernando, la patria de los mártires mozárabes Arcesindo, Witesindo, Argimiro y San Rodrigo, el Patrón, la de la Ceca romano-cristiana del siglo VII, la de la Sima que citara Cervantes en el Quijote, la del Señorío de Doña Leonor de Guzmán, la de los Condes; Cabra, el Balcón de Andalucía, la Puerta de la Subbética con la Camorra, Jarcas, la Fuente de las Piedras, La Atalaya, el Cerro San Cristóbal, Los Joyones, La Alquiría o La Nava; Cabra de los Conventos y Hospitales de ahora y de antes; Cabra, donde vinieron a nacer muchos que brillaron por su valor y su ciencia como Vega y Murillo, Dionisio Alcalá-Galiano, Juan Ulloa, José de la Peña y Aguayo, Juan Valera y Martín Belda, entre otros, junto a los que en tiempos más cercanos descuellan sin olvidar su cuna; Cabra, la sempiterna ciudad del agua, la que ostenta la Declaración de varias Fiestas de Interés Turístico y que goza de un rico Patrimonio Artístico Religioso-Cofrade y Civil; Cabra la de las Mudanzas y de la Virgen de la Sierra Coronada: NO TIENE UN HIMNO.

Y no es porque los músicos locales de antes o de ahora hayan olvidado su tierra. Imposible. Quien nace en Cabra y bebe del agua de la Fuente del Río, llevará siempre en sus venas ese mineral de amor que emana del manantial egabrense. Hay hasta quien no habiendo nacido aquí ejerce de egabrense de igual manera. Y es que pasear nuestras calles, conocer nuestra historia, mezclarse con nuestra idiosincrasia, hace del foráneo un buen embajador de la ciudad.

Así, en 1940, don Juan López Gil de quien poco sabemos, pero no nos consta su filiación egabrense en lo que al Registro Civil se refiere, escribe en la Prisión Provincial de Cádiz, donde cumple condena política, un pasodoble con el título “¡Viva Cabra!” que dedica al Cuadro Artístico del Centro Filarmónico Egabrense. La partitura, escrita para piano, comienza en re menor para posteriormente modular a Re Mayor, aún cuando toda ella goza fuerza propia y alegría vital. Sin duda la inspiración del autor era el recuerdo de alegres experiencias vividas en nuestra ciudad. Llama además la atención el dibujo a plumilla de la portada de la partitura que firmada por un tal GUIVERMAS, plasma con verdadero arte la Plaza Vieja de aquellos años.

En 1961 el pianista y Director de la Coral Lucentina, don Antonio Villa Álvarez de Sotomayor escribe la obra “En la Fuente del Río”, fruto de las cordiales relaciones entre el autor y lo filarmónicos egabrenses. Obra colorista y alegre que el músico lucentino dedica de alguna manera a nuestra ciudad inspirado en aquel bello paraje.

El músico granadino, de Cúllar-Baza, pero cordobés de adopción don Luis Bedmar Encinas también escribe con inspiración egabrense. En 1979 celebraba la desaparecida Radio Atalaya su XV Aniversario y el por entonces Director Paco Carmona pide a Bedmar una obra musical para su conmemoración. Solicita el autor que se le envíe música popular de Cabra. Así nacería el Capricho “La Fuente del Río” donde se entremezclan las notas más íntimas de nuestro folclore religioso. Melodías de Los Hermanos de la Aurora, La Salve y las Coplas de la Virgen de la Sierra. Un tratamiento orquestal muy digno y ciertamente caprichoso que transporta al oyente a los más bellos parajes de la geografía egabrense y en particular a su Fuente del Río. 

Y ahora los autores egabrenses.

Sin datación conocida por ahora, aunque estamos en ello, el eminente músico egabrense don Francisco Moral León quien fuera Director de la Banda de Música y fundador y primer Director y Presidente del Centro Filarmónico Egabrense compuso un pasodoble también con la denominación de “Viva Cabra”. Una partitura sin excesivas pretensiones, pero alegre y de clásica concepción en sus formas, inspirada quizá en las plazas y calles del pueblo y en la idiosincrasia de sus gentes. Comienza con un preámbulo que prepara el tono de Do Mayor con el que continúa su desarrollo. El canto final es igualmente preparado en esta ocasión para la tonalidad de Fa Mayor. 

El músico local don Juan López Caballero, autor de numerosísimas obras, religiosas en su mayoría, algunas publicadas en editoriales de la época, compone en 1947 un pasodoble con canto, que titula: “¡¡Cabra, querida!!” y que dedica a su gran amigo Juan Moreno Rosa. La partitura, está escrita para piano y voz. Aun cuando su tonalidad es menor, en do, no es ni menor en el género ni en su concepción como pasodoble que quiere realzar con su letra las excelencias del pueblo del que habla, pues la letra dice:

   En Cabra rodó mi cuna
                en Cabra yo me crié
                por eso patria querida
                yo nunca te olvidaré.  
                ¡Patria querida! donde nací
                toda mi vida la debo a ti.
               Tus aires, tu cielo y luz
                Tienen un hechizo tal
                que quien te ha visto una vez
                ya no te puede olvidar.
                Por eso pueblo querido
                yo no te cambio por nada;
                cada pedazo de tierra
                es un pedazo del alma.
                ¡Patria querida! donde nací
                toda mi vida la debo a ti.

Quizás, y sin quizás, el músico local más prolífico en su producción en general y en particular dedicada a Cabra y a sus tradiciones fue el añorado Mtro. don José Rodríguez López. De entre sus más de 43 obras catalogadas de las que una docena de ellas se encuentran registradas en la SGAE., hemos de destacar dos dedicadas a Cabra como ciudad. Una es “El Balcón de Andalucía”, nombre que indiscutiblemente hace alusión al “picacho”. Sus primeras notas son las que resuenan entre los miradores y el patio del santuario porque son las mismas notas iniciales, dispuestas de igual manera que las de las Coplas de la Virgen de la Sierra. Más adelante el pasodoble desarrolla un dulce “cantable” de connotaciones totalmente diferentes. La segunda obra es el pasacalle-marcha titulado “¡Viva mi pueblo!” de 1968. Esta obra dedicada “A la ciudad de Cabra” como reza en la portada de la partitura, la escribe para que la Banda de Música la interprete acompañando a las autoridades civiles a recibir a Ntra. Sra. de la Sierra en los Arcos de la calle Baena. Su factura musical es de lo más parecido a un himno por lo marcial de su concepción. Tras una introducción de metal a modo de llamada, canta la madera desde un mezzoforte hasta un forte donde de nuevo el metal recoge el testigo desarrollándose en adelante un diálogo entre ambas familias instrumentales que lógicamente terminan de acuerdo, esto es, al unísono desencadenando en un cantable, pero con solución de continuidad donde se pasa de Do Mayor a la Dominante, esto es, Fa Mayor. En este cantable posiblemente se conjuguen los elementos que pudieran posibilitar al poeta la concepción de una letra dedicada a Cabra: Notas largas, iguales, sin adornos.                                                                                                                                    

Sin duda, otros músicos locales y de allende nuestras fronteras han compuesto con inspiración egabrense. Incluso músicos de nuestros tiempos a quienes les reconozco valía y capacidad para ello, lo han hecho o pueden hacerlo dedicando su obra a nuestra ciudad. Estos autores y estas obras es lo que yo conozco. Pero falta un HIMNO PARA CABRA. Una letra y una música exclusivamente escritas con este propósito. Cabra tiene donde inspirarse: su cultura, su arte, su historia, sus grandes personajes, sus monumentos, sus parajes, … sus mujeres. Cabra, bien merece un HIMNO.

Si “por un casual” las autoridades locales tuvieran a bien recoger esta iniciativa, que tan solo pretende evidenciar una carencia no exclusiva de nuestra ciudad, yo reivindicaría que como mínimos incluyeran las notas de las Coplas de la Virgen de la Sierra, como en las del reloj del Ayuntamiento y las de aquella canción de Romería, tan nuestra, tan propia y singular que dice: Al pasar por la Viñuela……  



¿Hay algo más cabreño?


No hay comentarios:

Publicar un comentario