Mimosa oscuridad
Mujer, mujeres, han dado mucho que hablar durante la
historia. Y podría comenzar la que voy a contar mencionando a las numerosas
mujeres que han sido valientes, pioneras, luchadoras, y a las que le debemos
muchos derechos que hoy en día tenemos que valorar. Pero, aunque no lo vaya a
hacer, quiero dar las gracias empezando por Cleopatra y no terminando por
Benazir Bhutto, porque en este mismo momento que estás pasando leyendo, hay una
mujer sumándose a esa lista.
La historia que vengo a contar con el cosquilleo en los
labios, se remonta en la Antigüedad del mundo griego. Una diosa que pasa de ser
hija de Titanes a una madre de brujas. Si con esta pista, no sabes todavía de
quien te hablo, yo te lo aclaro. Su nombre es Hécate. Una diosa, que luchaba
con antorchas en sus manos en plena batalla ayudando tanto a dioses como a
humanos.
Hécate era tan honrada por los demás dioses que se le
permitió poder andar entre el mundo de los vivos y los muertos, asociándola así
con el mundo tenebroso y la muerte, una guía de almas. Como resultado se le
atribuyeron símbolos, como las antorchas, perros, la serpiente y finalmente la
llave, por su conexión entre los mundos y como medio de acceso a su sabiduría y
poder.
Ésta diosa llena de múltiples complejidades sobresale de lo
convencional para los dioses del mundo clásico, convirtiéndose a mi parecer en
una de las más impresionantes. Con el tiempo pasó a ser un pilar para la
hechicería y un símbolo del empoderamiento femenino, pasando a ser representada
como tres mujeres; una niña, una madre y una anciana, las tres etapas de la
vida de una mujer. Las tres caras de Hecate fueron representadas a través de la
rueda, simbolizando transformación, cambio y evolución.
Ahora bien, si ya me conocéis, sabéis que después de una
historia, vienen flores. Así que vamos a ello. En Hécate ya hemos visto un
símbolo de empoderamiento, así que vengo a traeros otro. Las Mimosas, y aunque
creo que más de uno/a se sentiría más valiente después de tomar zumo de naranja
mezclado con cava, no me refiero a esta bebida servida en copas alargadas. Si
no a unas flores aparentemente delicadas, frágiles y amarillas.
Sí, aunque no lo parezcan a simple vista está relacionada con
la feminidad, simbolizando resiliencia, porque a pesar de ser una flor delicada
puede sobrevivir en condiciones tan extremas como al fuego, siendo capaz de
sobrevivir a incendios forestales. La mimosa florece en primavera, estación que
simboliza renacimiento, convirtiéndose también en la representación de la
esperanza y de la continua lucha por la igualdad de género. Su color amarillo
representa la energía femenina y el poder interior de las mujeres, cómo así
puede ser la vitalidad, la pasión y la creatividad.
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Relieve en mármol de Hécate |
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