Suspiros de España
No hablo ni pretendo hacerlo
de un “suspiro” pesimista. No deseo
reflexionar sobre un mensaje de fatalismo, ni siquiera sembrar desesperanza,
“pero esto es la pura realidad”
Toda España continua
suspirando ante tal situación, ante tanta injusticia, ante tanto paro, ante
tanto creer o no creer… Ese comentario va de boca en boca y como explicación
final del pesimismo que transmitimos: el poder de gobernar de unos y otros.
Intentamos hacer una
búsqueda del líder que nos libere de las actuales dificultades. Esta situación, a pesar de los pasos dados,
agiganta el clima de preocupación.
¿Qué nos sigue pasando?
¿Puede resolverse algo tan complejo desde una sola voluntad personal por
poderosa que sea ésta? ¿Podemos resolver
la productividad del trabajo, al que todos estamos obligados, desde la eficacia
personal de un individuo por grande que sea su aportación?
Parece que estamos anclados
en la desesperanza, instalados en la dejadez y paralizados por el engaño y la
desilusión. Hoy más que nunca, la esperanza debe ser protagonista. Hoy más que
nunca, querer debe suponer poder. Hoy más que nunca, el que “puede debe poder”.
No estamos ante nada que no
tenga solución. La actual situación de la que tanto hablamos, es el resultado
del abandono, derroches, locuras… Desconcierto sanitario, abusos de empresas y
empresarios favoreciendo la economía ilegal, salarios sin compensación,
ausencias injustificadas, trabajadores que han perdido al orgullo de ser
protagonistas del trabajo bien hecho, administraciones ineficaces… Desempleados
instalados en la ayuda estatal, convertidos en la plenitud de sus vidas en
pensionistas anticipados. Jóvenes desesperados por falta de proyecto en sus
vidas, consumiendo las energías de su juventud en aburrimiento del fracaso o
desilusión… ¿Quién nos sacará de tan temida situación? “Todo ello nos hace suspirar”
Hay que salir de la sociedad
del subsidio. Hay que crear la sociedad del esfuerzo, el apoyo de todos, de la
solución que cada uno puede dar. Hay que crear un clima de ilusión, de
seguridad, de lo que lo vamos a conseguir; aunque no todo será igual.
Nos están sobrando los
empresarios ambiciosos que se aprovechan de la mano de obra obrera, robándole
los derechos que le corresponden. Nos están sobrando los que ante tal situación
utilizan sus medios sólo para el
enriquecimiento personal. Nos sobran los que exigen la solución de un problema
y no apoyan la solución del problema del otro. Nos siguen sobrando los que todo
se lo merecen cuando se les da y nadie merece nada cuando ellos tienen que dar.
Toda España suspira ante tal
situación; quizá porque los “Suspiros de España” del compositor Antonio Álvarez
Alonso, eran el fruto de ilusiones que se deseaban y por ello se suspiraba; y
los de hoy, el fruto de la imposibilidad ante
una actitud poco valiente, fruto del desengaño y la incapacidad para
afrontar tal situación.
Suspirar, sólo merece la pena cuando el suspiro es el alivio de lo conseguido o casi conseguido.
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