marzo 01, 2025

Vicente Palomar Arroyo

 


Suspiros de España





No hablo ni pretendo hacerlo de un  “suspiro” pesimista. No deseo reflexionar sobre un mensaje de fatalismo, ni siquiera sembrar desesperanza, “pero esto es la pura realidad”

Toda España continua suspirando ante tal situación, ante tanta injusticia, ante tanto paro, ante tanto creer o no creer… Ese comentario va de boca en boca y como explicación final del pesimismo que transmitimos: el poder de gobernar de unos y otros.

Intentamos hacer una búsqueda del líder que nos libere de las actuales dificultades. Esta  situación, a pesar de los pasos dados, agiganta el clima de preocupación.

¿Qué nos sigue pasando? ¿Puede resolverse algo tan complejo desde una sola voluntad personal por poderosa que  sea ésta? ¿Podemos resolver la productividad del trabajo, al que todos estamos obligados, desde la eficacia personal de un individuo por grande que sea su aportación?

Parece que estamos anclados en la desesperanza, instalados en la dejadez y paralizados por el engaño y la desilusión. Hoy más que nunca, la esperanza debe ser protagonista. Hoy más que nunca, querer debe suponer poder. Hoy más que nunca, el que  “puede debe poder”.

No estamos ante nada que no tenga solución. La actual situación de la que tanto hablamos, es el resultado del abandono, derroches, locuras… Desconcierto sanitario, abusos de empresas y empresarios favoreciendo la economía ilegal, salarios sin compensación, ausencias injustificadas, trabajadores que han perdido al orgullo de ser protagonistas del trabajo bien hecho, administraciones ineficaces… Desempleados instalados en la ayuda estatal, convertidos en la plenitud de sus vidas en pensionistas anticipados. Jóvenes desesperados por falta de proyecto en sus vidas, consumiendo las energías de su juventud en aburrimiento del fracaso o desilusión… ¿Quién nos sacará de tan temida situación?  “Todo ello nos hace suspirar”

Hay que salir de la sociedad del subsidio. Hay que crear la sociedad del esfuerzo, el apoyo de todos, de la solución que cada uno puede dar. Hay que crear un clima de ilusión, de seguridad, de lo que lo vamos a conseguir; aunque no todo será igual.

Nos están sobrando los empresarios ambiciosos que se aprovechan de la mano de obra obrera, robándole los derechos que le corresponden. Nos están sobrando los que ante tal situación utilizan sus  medios sólo para el enriquecimiento personal. Nos sobran los que exigen la solución de un problema y no apoyan la solución del problema del otro. Nos siguen sobrando los que todo se lo merecen cuando se les da y nadie merece nada cuando ellos tienen que dar.

Toda España suspira ante tal situación; quizá porque los “Suspiros de España” del compositor Antonio Álvarez Alonso, eran el fruto de ilusiones que se deseaban y por ello se suspiraba; y los de hoy, el fruto de la imposibilidad ante  una actitud poco valiente, fruto del desengaño y la incapacidad para afrontar tal situación.

Suspirar, sólo merece la pena cuando el suspiro es el alivio de lo conseguido o casi conseguido. 

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