Poesías nacidas del corazón
La Paz del Alma
donde el tiempo se queda a soñar,
habita un cielo dorado,
donde el alma aprende a descansar.
ni sombras que vienen y van,
es la luz de una esencia tranquila,
un latido en la orilla del mar.
cuando el miedo te quiera atrapar,
cierra los ojos, respira sereno,
y deja el alma volar.
ni en los ecos de un viejo dolor,
es la flor que florece en el alma,
cuando riega su luz el amor.
quien su alma lleva serena,
quien no carga entre sus hombros
culpas que el viento condena.
ni sombras que le persigan,
porque su verdad camina
sin doblez ni hipocresía.
ni en engaños se adormece,
su conciencia es luz callada,
que en su pecho resplandece.
sin desvios ni recelos,
y aunque el mundo lo confunda,
sabe hallar su rumbo entero.
que el alba bese su frente,
quien en paz su vida lleva,
vive libre eternamente.
te atrapa en su lazo de sombra y veneno.
No vives, no sueñas, no sigues tu rumbo,
te ahoga el deseo de ver caer el mundo.
tu alma no siente, solo reclama.
El triunfo ajeno es tu castigo,
el éxito, un filo que corta tu abrigo.
que la envidia te vuelve cadena,
que mientras maldices la luz de otros,
te hundes en mares de pena.
rompe el espejo donde ves tu dolor.
Que el fuego que sientes no sea castigo,
sino el resplandor de tu propio camino.
susurras veneno con lengua precisa.
Inventas tormentas, te crees vencedor,
pero en tu reflejo solo hay un dolor.
te ahoga la rabia, la ira te exalta.
Mientras te afanas en hundir caminos,
tus pasos se pierden, quedan sin destino.
que el brillo ajeno se borra en maldades.
Pero la luz no se apaga con viento,
ni quiebra el alma con falso argumento.
te arrastras buscando lo que no has logrado.
Porque quien se afana en torcer la vida,
termina atrapado en su propia mentira.
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