HISN QABRA
El término “Hisn“ en árabe significa castillo o
fortaleza indicativo que la
ciudad tenía un carácter defensivo clave. Qabra probablemente deriva del nombre
de un asentamiento romano previo llamado Egabro, mencionado por historiadores
como Plinio el Viejo.
Los musulmanes reaprovecharon este enclave romano y
visigodo, dada su ubicación estratégica en las sierras subbéticas. Durante el
periodo califal (siglos IX al XI). Hisn Qabra formó parte de la red defensiva
del Califato de Córdoba.
Situada entre los ríos Cabra y Lucena, protegía rutas
comerciales y militares esenciales hacia el sur y el levante peninsular.
La región era conocida por su riqueza agrícola,
especialmente en olivares, viñedos y cereales, lo que sostenía tanto a la
población como a las tropas estacionadas en la fortaleza.
Hins Qabra fue un escenario clave durante la revuelta muladí
encabezada por Umar Ibn Hafsín a finales del siglo IX y principios del X.
Este líder se opuso al emirato Omeya y logró capturar varias fortalezas en la región, incluyendo Cabra, aunque fue recuperad posteriormente por las tropas califales.
Tras la caída del Califato de Córdoba y el surgimiento de los Reinos de Taifas, Qabra perdió parte de su relevancia estratégica. Sin embargo, durante el avance cristiano hacia el sur. En el contexto de la expansión del Reino de Castilla, Fernando III tomó la fortaleza y la incorporó al dominio cristiano.
Este evento marcó el fin del periodo musulmán en la ciudad. Tras la conquista, se promovió la repoblación con cristianos, especialmente del Norte de la península y se reconstruyeron iglesias sobre antiguas mezquitas. Aunque gran parte de la arquitectura islámica se perdió tras la Reconquista, aún quedan huellas de ese periodo en la ciudad. El Castillo de los Duques de Sessa, levantado sobre las ruinas de la fortaleza islámica, es uno de los principales vestigios de la época medieval.
Aunque su aspecto
actual refleja transformaciones cristianas, los cimientos y parte de las
murallas tienen origen islámico. El barrio del Cerro, núcleo más antiguo de
Cabra, conserva características típicas de los asentamientos musulmanes, como calles
estrechas y empinadas que favorecían la defensa.
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