febrero 01, 2025

Marcos Osuna Guzmán

 


A mi manera






Fábula: El pavo real y el halcón

Un día el pavo real estaba merodeando por las calles de su pueblo. Él era muy conocido por los piropos que recibía por la calle debido a su gran plumaje de colores y su elegancia al caminar. De pronto vio a todo el pueblo agrupado en un círculo gritando:

- ¡Feo, feo, feo…!

 Cuando él se acercó al círculo donde estaban reunidos, se hizo un gran pasillo entre la multitud para que él pasara. Cuando entró en el círculo, vio en medio a un pequeño pájaro negro llorando, el pavo real espantado por el terrible aspecto de aquel pajarraco, empezó a incitar a la multitud para seguir diciendo ese tipo de cosas. De pronto, llegó el rey águila y todos se callaron. Él entró en el círculo y dijo:

- ¿Qué está pasando aquí? Preguntó con enfado.

- Que este horrendo pajarraco quiere vivir en este pueblo. Dijo el pavo real, mientras se ganaba las risas de la multitud.

El águila, enterándose poco a poco de lo que estaba pasando, dijo enfadado:

- Pues que todos se enteren de que el pequeño pájaro de ahora en adelante vivirá conmigo y tiene el mismo derecho que vosotros de vivir aquí. Dijo el águila mientras levantaba al cuervo del suelo y le secaba las lágrimas.

El pájaro, desde ese entonces empezó a crecer y se convirtió en un gran y magnífico halcón. Él no se separó del águila y se convirtieron en mejores amigos, mientras el resto del pueblo le iba cogiendo respeto a ese gran halcón. Un día, el pueblo se incendió, y a nadie le dio tiempo a reaccionar, debido a que fue imprevisto. El águila y el halcón fueron los primeros en salirse de las llamas, pero el resto del pueblo seguía dentro del incendio y el águila le dijo al halcón:

- Salvemos al pueblo con nuestra gran habilidad para volar.

El cuervo asintió y comenzaron a rescatar al pueblo, ellos sacaron a casi todo el pueblo del incendio. Ya fuera de peligro preguntaron al pueblo quién falta y todos gritaron:

- ¡El pavo real!

Entonces el águila y el cuervo se miraron y el águila le preguntó:

- ¿Quieres salvarlo?

- ¡Claro!, aunque me haya hecho la vida imposible desde que llegué a este pueblo, no todos debemos ser iguales.

El águila estaba orgullosa de la amabilidad de su amigo. Comenzaron a volar y encontraron al pavo real llorando acorralado entre las llamas. El gran halcón cogió al pavo real con sus grandes garras y empezó a volar hasta poner al pavo real fuera de peligro. Cuando el pavo real se miró, vio que su magnífica cola y sus coloridas plumas se habían quemado. Desde ese día todos, en vez de burlarse del gran halcón como era costumbre, empezaron a burlarse del pavo real, ya que ahora era feo. El pavo real ahora está viviendo la misma situación por la que él hizo pasar al pobre halcón y ahora, cuando ya es tarde, se arrepiente de sus palabras.

Moraleja: No es de sabios juzgar a los demás por su apariencia.

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