A mi manera
Fábula: El pavo real y el halcón
Un día el pavo real estaba merodeando por las calles de su
pueblo. Él era muy conocido por los piropos que recibía por la calle debido a
su gran plumaje de colores y su elegancia al caminar. De pronto vio a todo el
pueblo agrupado en un círculo gritando:
- ¡Feo, feo, feo…!
Cuando él se acercó al
círculo donde estaban reunidos, se hizo un gran pasillo entre la multitud para
que él pasara. Cuando entró en el círculo, vio en medio a un pequeño pájaro
negro llorando, el pavo real espantado por el terrible aspecto de aquel pajarraco,
empezó a incitar a la multitud para seguir diciendo ese tipo de cosas. De
pronto, llegó el rey águila y todos se callaron. Él entró en el círculo y dijo:
- ¿Qué está pasando aquí? Preguntó con enfado.
- Que este horrendo pajarraco quiere vivir en este pueblo.
Dijo el pavo real, mientras se ganaba las risas de la multitud.
El águila, enterándose poco a poco de lo que estaba pasando,
dijo enfadado:
- Pues que todos se enteren de que el pequeño pájaro de ahora
en adelante vivirá conmigo y tiene el mismo derecho que vosotros de vivir aquí.
Dijo el águila mientras levantaba al cuervo del suelo y le secaba las lágrimas.
El pájaro, desde ese entonces empezó a crecer y se convirtió
en un gran y magnífico halcón. Él no se separó del águila y se convirtieron en
mejores amigos, mientras el resto del pueblo le iba cogiendo respeto a ese gran
halcón. Un día, el pueblo se incendió, y a nadie le dio tiempo a reaccionar,
debido a que fue imprevisto. El águila y el halcón fueron los primeros en
salirse de las llamas, pero el resto del pueblo seguía dentro del incendio y el
águila le dijo al halcón:
- Salvemos al pueblo con nuestra gran habilidad para volar.
El cuervo asintió y comenzaron a rescatar al pueblo, ellos
sacaron a casi todo el pueblo del incendio. Ya fuera de peligro preguntaron al
pueblo quién falta y todos gritaron:
- ¡El pavo real!
Entonces el águila y el cuervo se miraron y el águila le
preguntó:
- ¿Quieres salvarlo?
- ¡Claro!, aunque me haya hecho la vida imposible desde que
llegué a este pueblo, no todos debemos ser iguales.
El águila estaba orgullosa de la amabilidad de su amigo.
Comenzaron a volar y encontraron al pavo real llorando acorralado entre las
llamas. El gran halcón cogió al pavo real con sus grandes garras y empezó a
volar hasta poner al pavo real fuera de peligro. Cuando el pavo real se miró,
vio que su magnífica cola y sus coloridas plumas se habían quemado. Desde ese
día todos, en vez de burlarse del gran halcón como era costumbre, empezaron a
burlarse del pavo real, ya que ahora era feo. El pavo real ahora está viviendo
la misma situación por la que él hizo pasar al pobre halcón y ahora, cuando ya
es tarde, se arrepiente de sus palabras.
Moraleja: No es de sabios juzgar a los demás por su apariencia.
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