mayo 01, 2025

Vicente Palomar Arroyo

 


ASOCIACIONISMO EGABRENSE




En los tiempos que corren, en nuestro pueblo, como en otros pueblos de la geografía  española, estamos asistiendo a una etapa en la que el asociacionismo se encuentra en un momento de auge y expansión. 

Tenemos asociaciones muy diversas y variopintas (teatro, ecología, filatelia, literarias, cazadores, empresarios, pintura, fotografía, deportes…), es raro encontrar ya un colectivo en Cabra que no tenga su asociación y es muy fácil encontrar a muchas personas que pertenecen a la vez a varios grupos.

En los primeros años, desde el Ayuntamiento se abogaba por el asociacionismo, invitando a que se formara parte de asociaciones de cualquier tipo y que se participara de forma activa en la vida municipal. 

A lo largo de los años, muchas asociaciones nacidas en nuestra ciudad, en momentos favorables y precedidas de gran euforia, fueron debilitándose hasta acabar disolviéndose o seguir en escaso o nula actividad con mera presencia testimonial en momentos muy puntuales. Las causas se podrían buscar en dos razones fundamentales, una la falta de apoyo institucional, pues muchas de estas asociaciones no pudieron desarrollar sus programas por el escaso apoyo económico recibido y por no disponer siquiera de una pequeña sede donde reunirse. La otra razón podría buscarse en la propia particularidad egabrense, pues en nuestro pueblo somos muy dados a las críticas más feroces, pero a la hora de arrimar el hombro, se suele escurrir el hombro y son muy pocas y casi siempre las mismas personas que  tiran del carro, con lo que acaban hartándose y el proyecto que comenzó con gran ilusión termina diluyéndose.

Ahora que todas las asociaciones han proliferado en todos los campos de la sociedad, puede ser un buen momento para plantearse su continuidad y su futuro. Por un lado se facilitan  las sedes que aglutinen y den cabida a las asociaciones culturales y deportivas. También pueden contar con un apoyo económico estando legalmente constituidas. El Ayuntamiento tiene un buen campo donde trabajar, pues se puede desarrollar un extensísimo programa a través de las múltiples asociaciones que existen actualmente.

Tal vez algunos de estos grupos necesiten algún espaldarazo para continuar en la brecha, pues también conviene recordar que la mayaría tiene un carácter no lucrativo y en los tiempos actuales, donde todo está tan materializado, es digno del mayor elogio comprobar que existe gente capaz de desarrollar una actividad de forma altruista.

No basta con darles una subvención en un momento puntual, necesitan otro tipo de apoyos, como bien pudiera ser logístico o la necesidad de contar con una información y orientación adecuada, que en definitiva les permitiese alcanzar los fines para los que fueron creados.

Pero no todo se reduce a recibir apoyo, pues para mantener una asociación viva, tienen que ser los propios asociados, los que se comprometan activamente con su causa y que todos trabajen unidos en pro de los mismos objetivos asumiendo cada cual su responsabilidad, sin buscar una postura cómoda dentro del grupo.

Es también muy importante que todas las asociaciones vayan incorporando savia nueva a los grupos, pues tan importante es la continuidad de las mismas como su renovación.

En definitiva, si se consigue que nuestros jóvenes entren en las asociaciones culturales, deportivas o de cualquier índole, se cumplirá el doble objetivo de garantizar la continuidad de los grupos a la vez que en cierta medida ocuparemos su tiempo de ocio en beneficio de la sociedad y de ellos mismos.

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