julio 01, 2025

José Fernández Álvarez

 



¡Curioso, cuanto menos!




(Con la novela histórica no solo se aprende historia, también, entre otras materias, geografía)

Recién leí la última novela histórica, LAS ARMAS DE LA LUZ del extremeño Jesús Sánchez Adalid y además de recomendarla, junto con toda su producción literaria, especialmente EL MOZÁRABE y LOS BAÑOS DEL POZO AZUL, que completan la trilogía mozárabe según el propio autor, hete aquí que me he encontrado con un hecho que desconocía.

Tras completar su lectura, 784 páginas, 153 capítulos, el autor nos ofrece una NOTA HISTÓRICA (muchos autores lo hacen para, tratándose de novela histórica, fijar los hechos ciertos y algunas veces los ficticios), en un segundo apartado de la misma informa que “el conde Borrel II, tras concertar vasallaje con el pacífico califa Alhaquén II … fue posible mantener una estabilidad en las fronteras de los condados catalanes lo que facilitó una cierta repoblación cristiana hasta las orillas del río Gayá, y después de Montmell, Miralles, Santa Coloma de Queralt, Pontils, Montbuy, Cabra, etc.”

¿Y qué? Pues que “me quedé a cuadros” como suele decirse, o sea sorprendido y perplejo. Y me preguntaba: ¿y que hace Cabra aquí? ¿se trata de una errata? 

Y no. Para eso está internet, me dije. Y navegué, busqué, rebusqué y hallé.

Por eso, por mi perplejidad, por mi natural curiosidad me encontré con el hecho que ahora paso a exponer y es que existe (confieso mi incultura geográfica catalana) una localidad en Tarragona que se denomina Cabra de Camp (Cabra hasta 1916). 

Cabra del Camp es un municipio de Cataluña, España. Forma parte de la provincia de Tarragona y está localizado en la comarca del Alto Campo, concretamente al norte de la misma en el imite con la de la Cuenta de Barberá. Es un pueblo milenario. Se tiene constancia de su existencia desde el año 980, cuando Borell II, conde de Barcelona, dio el Castillo de Cabra y su término a Ervigio, su mujer Almentruda y su hijo Guifré. De aquel castillo, el más antiguo de la comarca, no queda absolutamente nada, fue destruidojunto con el poblado medieval durante las razias sarracenas del final del siglo X. En el siglo X el término fue adquirido por el monasterio genovés de San Martino de Albenga. En 1160 pasó en parte al conde de Barcelona y pronto se formó nuevamente un núcleo de población que estuvo amurallado. En 1194, el rey Alfonso I impulsó un cambio de ubicación del pueblo y le otorgó carta de población. El traslado dio origen al actual núcleo de población. Sus dos monumentos más destacados son su iglesia barroca de Santa María y la bodega cooperativa modernista, obra de César Martinell, artífice de la mayoría de la obra civil modernista en tierras de Tarragona. El entorno de Cabra es montañoso y desde el municipio salen varios itinerarios para descubrir una gran cantidad de fuentes, entre ellas las de Sant Crist, la de Cabarrà, la de la Salut, la de la Creu del Gall, la de Conill y la de Fontscaldetes, y para subir a las cimas de la Voltorera, el Puig de Cabdells, Els Jordans o El Cogulló y disfrutar de espléndidas vistas. 

Así pues, todo encaja. No se trata de una errata. Con la novela histórica, constato, no solo se aprende historia, aunque algunos nieguen la mayor. Se aprende también geografía.

Ah, un detalle y con ello explico mi perplejidad. Soy egabrense, natural de Cabra de la Subbética cordobesa. Ellos, los de Cabra del Camp son cabrenses.

 

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