noviembre 01, 2025

Francisco Salamanca Moreno

 




RETABLO DE SAN JUAN DE LETRÁN (4)








Los protocolos notariales del escribano Diego Fernández de Córdoba que se conservan van de 1558 a 1579.

Por otra parte, los autores del segundo tomo del Catálogo Artístico dan el año 1558 la primera fecha documentada del pintor Baltasar del Águila. Al atribuirle la autoría del retablo de Cabra, enjuiciando la tabla del Bautismo, escriben: 

“No obstante, tanto esta pintura como las de los donantes, parecen tener concomitancias con la pintura flamenca, mientras que las otras son bastante romanistas, lo que pudiera obedecer a distintas manos o a vacilaciones entre distintas influencias propias de un pintor poco maduro”. 

La escritura habla de un retablo similar en el convento de Santa Clara de Montilla, hoy desaparecido, que sería en cierto modo el modelo del de Cabra y anterior, por tanto, en fecha de ejecución. 

El comienzo de la actividad del escribano, la opinión de los técnicos en cuanto al estilo y el hecho de que Diego Fernández de Córdoba pase a ser Alcalde Mayor de Cabra en 1560, nos permiten afirmar que la fecha del contrato y la realización del retablo han de situarse entre 1558 y 1560. Particularmente no inclinamos por la primera de las dos fechas. 

El día 29 de noviembre de 1562 el mismo Diego Fernández de Córdoba, de nuevo con el cargo de regidor de Cabra, ausente de la misma reclama al “mastre” Arnao, ensamblador flamenco y el “mastre” Levi, vecinos de Baena, un retablo que les había encargado con anterioridad y por el que había pagado veinte ducados. En este documento, el mastre Arnao reconoce haber recibido el dinero, más otros cuatro ducados que cobra en ese momento, comprometiéndose a entregar el retablo al cabo de veinte días.

El retablo, de menor importancia si comparamos con el precio pagado por el de Baltasar de Águila, iba destinado también a la capilla de San Juan de Letrán. Seguramente a algún lateral de la misma.

No hemos encontrado la escritura de compromiso con el mastre de Leví, que indica había realizado ante el escribano público de Cabra, Martín Fernández. Tampoco hay constancia de la fecha de la misma.

En la escritura de 1562 firman Blas Gutiérrez Franco, como fiador del mastre Arnao, el propio Arnao y el escribano Diego Fernández de Córdoba, Son testigos: “Bartolomé de Comarcada e Alonso (ilegible), hijo de Alfonso zapatero y Luís Jurado, vecinos desta villa de Cabra”. 

Suponemos que la entrega se llevaría a efecto, pero no tenemos noticias de la existencia del mismo. 

García Montero habla de un retablo con pinturas en el altar de la Benditas Animas del Purgatorio, en la misma iglesia, pero no hay ningún otro dato que nos permita su localización.

La identificación de la dama que aparece en la parte izquierda de la predela no es tarea fácil.

Suponemos que se trata de la esposa del fundador de la capilla, Diego Fernández de Córdoba. 

Su nombre pudo ser Francisca de Aranda, si tenemos en cuenta los datos que aparecen en la partida de bautismo de Juan de Cervantes. 

Al ser oriundos de Baena, dado el carácter semihereditario de los cargos y los enlaces entre familiares de cierta categoría, Dña. Francisca de Aranda pudo ser hermana de Diego de Aranda, Alguacil Mayor de la villa de Baena hacia 1550.

Hasta el momento no hemos podido encontrar ningún otro dato relativo a este matrimonio. 

Los retratos de la predela representan a personas de cierta edad, tal vez nacidas a principios del siglo XVI.

¿Quién pudo ser este Diego Fernández de Córdoba del que nos ocupamos?

Estos apellidos, procedentes de los sucesores del 2.º Sr. de Cañete, Fernando Alonso de Córdoba, se multiplicaron a lo largo de los siglos XIV, XV y XVI. Por vía de enlaces, entre parientes cercanos, así se mantenía en un mismo linaje la mayoría de los títulos de nobleza, cargos públicos y mayorazgos de nuestra región.

Sería muy aventurado dar una opinión sobre la identidad de este Diego Fernández de Córdoba.

Se sabe que uno de los hijos ilegítimos del 1. er Conde de Cabra, se llamaba Pedro y se estableció en Baena. Sus descendientes usaron el apellido Fernández de Córdoba.

En 1483 era Alcalde Mayor de Baena Pedro Fernández de Membrilla.

Volviendo a los relatos, no creemos que el paisaje tenga un significado especial, ya que no existe ningún punto claro de referencia geográfica.

Sin embargo, el cuadro de la derecha contiene un río muy caudaloso y unos edificios de cierta elevación, lo que no puede concordar con la ciudad de Baena, de donde se dice era oriundo Diego Fernández de Córdoba. Tal vez el pintor quiso representar a Córdoba, lugar de su propio origen.

Lo que si llama la atención es la presencia de animales típicos de la región. Aunque el pintor no respeta las dimensiones naturales, se pueden distinguir junto a la dama una perdiz, un caracol, un jilguero, y un nido. Junto al caballero, un lagarto y un pájaro que no acertamos a identificar.

 

Antonio Moreno Hurtado

 

Nota: Este artículo firmado por Antonio Moreno es recogido por nuestro colaborador para hacerlo llegar a ustedes.


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