Memoria y Umbral
En el mes anterior ya hablamos de que la luz del día se
estaba comenzando a apagar poco a poco. Pues bien, ahora en Noviembre, la luz
ya ha dejado de reinar. Pero tampoco ha muerto, simplemente podríamos decir que
se encuentra en un estado de reposo.
Diría que estamos ante el umbral del invierno. Pero no sólo
podría referirme al umbral de esta estación, sino a otros que nos conducirían a
compartir silencio con nuestros ancestros. Así que con este comienzo, os deseo
Feliz día de Todos Los Santos.
Recuerdo que el año anterior os hablé de cómo se celebraba
este día en México. Así que si os parece bien, ya que recientemente me he
mudado a Edimburgo, creo que resultaría curioso que os hablara un poco de aquí.
Además, no hay nada como las leyendas y el folclore escocés.
Antes de continuar, quiero mencionar que seguimos con las
proposiciones de los participantes que he estado comentando en las dos últimas
publicaciones de la revista. El participante ha propuesto tanto animal como
flor; el caballo y la amapola.
Bien, comienza la parte divertida de relacionarlos. Y sí,
parecerá imposible, pero te prometo que todo tendrá coherencia. Si no ahora
mismo, te estaría hablando de otro tema.
Si tuviera que definir Escocia, diría simplemente que es un
paisaje con alma. Donde la niebla cobra vida y la tierra guarda memoria.
Batallas, sacrificio y orgullo encontramos históricamente por sus tierras. Se
dice, que la amapola surge de las lágrimas de los hombres caídos en la batalla
y que su color rojo es un símbolo de recuerdo. Por eso, esta flor se convirtió
en un símbolo, sobre todo después de la Primera Guerra Mundial. Así que en
Escocia y también en el resto del Reino Unido, cada Noviembre se cubre de
amapolas (Remembrance Poppies) para recordar a los soldados que no volvieron.
Hablando de batallas, dime en cuál no encontrabas a un
caballo entre ellas. Un animal que es aliado del pueblo, soporte y
supervivencia. Aunque quizás, para los escoceses era algo más. En su folclore
lo encontramos como la figura del Kelpie.
El Kelpie es un espíritu de agua con forma de caballo que vive tanto en lagos como en ríos, y puede adoptar forma humana para engañar a los que se le acercan. Tradicionalmente se le considera un ser peligroso porque especialmente suele atraer a niños o viajeros, ofreciéndoles montarlos. Una vez que estos entran en contacto con su piel, quedan atrapados, como si se quedaran pegados a ésta. Entonces es cuando el Kelpie galopa adentrándose al agua con su víctima.
Aunque en otros mitos hay que decir que no lo encontramos
representado como el villano que hemos mencionado en el párrafo anterior. Si no
más bien como un guardián o un espíritu del umbral. Por eso este puede aparecer
en momentos de transición, cuando el velo entre mundos se vuelve más fino, como
sucede en Noviembre.
En definitiva, diría que los dos pertenecen perfectamente a
este mes. Una flor y un animal que custodian; la amapola la memoria de los
caídos y el Kelpie la transición al otro lado. En su conjunto representan lo
que se fue y lo que permanece, la memoria y el tránsito.


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